El pasacalles de The Shag Sharks en la calle San Juan de la capital. Javier Escriche
El jazz toma las calles de la capital turolense para mostrar sus encantos
Dos formaciones valencianas llenan de ritmo el Centro Histórico durante toda la jornada
El Festival Teruel a todo Jazz, organizado por el Ayuntamiento de la capital, culminóeste sábado con una intensa jornada en la que se realizaron cuatro vibrantes espectáculos, tres de ellos en la calle, para despertar el gusanillo por este género musical entre los turolenses de todas las edades y contribuir a recuperar la actividad cultural en el Centro Histórico.
El escenario de la plaza de la Marquesa acogió a un público familiar con muchos niños en la primera actuación de esta jornada musical, que comenzó a las 12.00 horas. El grupo valenciano Pool Jazz Minijam ofreció un concierto didáctico muy divertido.
Los asistentes se acercaron a la historia del jazz de una forma muy amena, empezado por hablar de los tres componentes de la música: el ritmo, la melodía y la armonía. Pequeños juegos musicales hicieron las delicias de los asistentes que participaron con muchas ganas y una sonrisa desde sus asientos. Sobre todo los más pequeños que demostraron su pasión por la música.
La tarde comenzó con una de las sesiones íntimas programadas en el Espacio Luvitien con otro grupo también de Valencia, The Shag Sharks, a las 16.30 horas.
La misma agrupación fue la encargada del marching band, un pasacalles que comenzó en la plaza Bolamar sobre las 18.00 horas y llegó por la calle San Juan y el Torico hasta la plaza de la Marquesa.
Estos músicos, absolutamente sorprendentes y versátiles, hicieron disfrutar a los turolenses con sus originales sonidos que combinan música popular de las décadas de los 30, 40 y 50 del siglo pasado con baile. El repertorio incluía desde jazz a las adaptaciones de temas modernos y muy conocidos en clave de swing, pasando por dixieland o ragtime.
Fue un espectáculo callejero lleno de ritmo que hizo bailar a más de uno en plena plaza del Torico y que demostró los encantos de un género a veces poco conocido.
Una vez en la plaza de la Marquesa, a las 19.30 horas, llegó el concierto final de esta edición con este grupo en formato de septeto.
Al frente de esta formación están Verónica Juan (ukelele y voz) y Guillermo Valero (trompeta y voz), que estuvieron acompañados por otros artistas como Vicent Almenar, a la batería, Pierfrancesco Caregioli, al piano, y Óscar López al contrabajo.
Tras el obligado paréntesis del año 2020 por la pandemia, el consistorio turolense ha querido retomar este certamen y apostar por la orientación que se inició en 2019 para revitalizar el festival. Tras los últimos años en los que los conciertos se hacían en espacios cerrados como el Casino o el Teatro Marín, con una público muy fiel pero reducido, los organizadores han decidido volver a los inicios de esta actividad con la música en la calle para que la gente que no esté familiarizada con este género lo conozca, disfrute y poco a poco se incremente el interés. En este etapa se han implicado la Escuela Municipal de Música y el Espacio Luvitien.
Las actuaciones comenzaron el pasado jueves por la tarde en la plaza de la Marquesa con Thomas Kretzschmar Quartet, encabezado por el violinista francés afincado en Zaragoza, acompañado por el pianista cubano Humberto Ríos, el batería zaragozano Fran Gazol y el contrabajista oscense Javier Callén.
El viernes hubo dos actuaciones de la formación turolense An Extraordinary Quintet, la primera sesión fue en el escenario al aire libre y la segunda, en el Espacio Luvitien, en formato más íntimo y abierto a la improvisación.
Ha sido una intensa edición del Festival de Jazz que ha dejado muy buen sabor de boca y con el público con ganas de más, para próximas ediciones.
El escenario de la plaza de la Marquesa acogió a un público familiar con muchos niños en la primera actuación de esta jornada musical, que comenzó a las 12.00 horas. El grupo valenciano Pool Jazz Minijam ofreció un concierto didáctico muy divertido.
Los asistentes se acercaron a la historia del jazz de una forma muy amena, empezado por hablar de los tres componentes de la música: el ritmo, la melodía y la armonía. Pequeños juegos musicales hicieron las delicias de los asistentes que participaron con muchas ganas y una sonrisa desde sus asientos. Sobre todo los más pequeños que demostraron su pasión por la música.
La tarde comenzó con una de las sesiones íntimas programadas en el Espacio Luvitien con otro grupo también de Valencia, The Shag Sharks, a las 16.30 horas.
Pasacalles
La misma agrupación fue la encargada del marching band, un pasacalles que comenzó en la plaza Bolamar sobre las 18.00 horas y llegó por la calle San Juan y el Torico hasta la plaza de la Marquesa.
Estos músicos, absolutamente sorprendentes y versátiles, hicieron disfrutar a los turolenses con sus originales sonidos que combinan música popular de las décadas de los 30, 40 y 50 del siglo pasado con baile. El repertorio incluía desde jazz a las adaptaciones de temas modernos y muy conocidos en clave de swing, pasando por dixieland o ragtime.
Fue un espectáculo callejero lleno de ritmo que hizo bailar a más de uno en plena plaza del Torico y que demostró los encantos de un género a veces poco conocido.
Una vez en la plaza de la Marquesa, a las 19.30 horas, llegó el concierto final de esta edición con este grupo en formato de septeto.
Al frente de esta formación están Verónica Juan (ukelele y voz) y Guillermo Valero (trompeta y voz), que estuvieron acompañados por otros artistas como Vicent Almenar, a la batería, Pierfrancesco Caregioli, al piano, y Óscar López al contrabajo.
Tras el obligado paréntesis del año 2020 por la pandemia, el consistorio turolense ha querido retomar este certamen y apostar por la orientación que se inició en 2019 para revitalizar el festival. Tras los últimos años en los que los conciertos se hacían en espacios cerrados como el Casino o el Teatro Marín, con una público muy fiel pero reducido, los organizadores han decidido volver a los inicios de esta actividad con la música en la calle para que la gente que no esté familiarizada con este género lo conozca, disfrute y poco a poco se incremente el interés. En este etapa se han implicado la Escuela Municipal de Música y el Espacio Luvitien.
Las actuaciones comenzaron el pasado jueves por la tarde en la plaza de la Marquesa con Thomas Kretzschmar Quartet, encabezado por el violinista francés afincado en Zaragoza, acompañado por el pianista cubano Humberto Ríos, el batería zaragozano Fran Gazol y el contrabajista oscense Javier Callén.
El viernes hubo dos actuaciones de la formación turolense An Extraordinary Quintet, la primera sesión fue en el escenario al aire libre y la segunda, en el Espacio Luvitien, en formato más íntimo y abierto a la improvisación.
Ha sido una intensa edición del Festival de Jazz que ha dejado muy buen sabor de boca y con el público con ganas de más, para próximas ediciones.
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