El ciclo Conocer T enseñará las técnicas cinematográficas de Chomón y tres momentos clave en la historia de la Ingeniería
Organizado por el Instituto de Estudios Turolenses y la Escuela Universitaria Politécnicade Estudios Turolenses y directora de la Escuela Universitaria Politécnica de Teruel, y por Mariano Ubé, profesor de la Escuela Universitaria Politécnica de Teruel.
Conocer T incluye un taller orientado a mostrar a alumnado y profesorado las técnicas que el cineasta Segundo de Chomón utilizó para entender los efectos especiales
que se utilizan actualmente y una tarde de tres conferencias para descubrir tres épocas que marcaron la historia de la Ingeniería, abiertas al público en general.
El taller tecnológico se suma, además, a la reivindicación de la figura de Chomón en el 150 aniversario de su nacimiento. El taller tendrá lugar el miércoles 23 de marzo, a las 12:00 horas, en el aula de Grados de la Escuela Universitaria Politécnica de Teruel y las tres conferencias, el miércoles 06 de abril, a las 19:00 horas, en el Museo Provincial de Teruel.
Taller de Tecnología
En el taller Segundo de Chomón. Los orígenes de la tecnología en el cine, que se celebrará este miércoles, el productor y director cinematográfico José Ángel Guimerá dará a conocer a los alumnos y profesores de la Escuela Universitaria Politécnica de Teruel las diferentes técnicas utilizadas por el cineasta turolense para comprender
algunos de los efectos especiales que se siguen utilizando hoy.
En el año 2021, Guimerá dirigió el documental Más que magia, cine. Segundo de Chomón junto a la animadora audiovisual Cristina Vilches. La película dirigida por ambos zaragozanos forma parte de un proyecto transmedia que engloba tres disciplinas: música en directo, investigación y creación audiovisual, siendo Segundo de Chomón el nexo de todas ellas. Chomón vislumbró el futuro de las técnicas cinematográficas con elegancia en todos sus trabajos. Logró resultados memorables, recreó con éxito el universo onírico en muchas de las escenas que concibió para sus propios trabajos y dio una gran profundidad a las películas de otros. Sus trucajes, maquetas e innovaciones en la filmación (también en movimiento) han permitido viajar a la antigüedad clásica o a la Francia revolucionaria de finales del XVIII e inicios del XIX.
Chomón también revolucionó las técnicas del dibujo animado. Por ende, el cineasta también es decisivo para entender la evolución del cine fantástico y de animación. El ensayista Agustín Sánchez Vidal, en el monográfico de la revista cultural Turia que homenajea su figura, se refiere al genio del séptimo arte como: “(...) una enciclopedia viviente de recursos técnicos, con un nivel que ningún otro alcanzó en su tiempo. En contra de lo que aún suele decirse, muchos de ellos no eran invención suya, como sucede con el paso de manivela. (...) Lo que sucede es que él perfeccionó ésta y otras técnicas, otorgándoles diferente alcance y dimensión, al igual que sucedió con determinados movimientos de cámara, a los que añadió los travellings en interiores, las tomas cenitales, los caches para presentar figuras humanas de diferentes proporciones o el uso de las transparencias. Y sigue siendo una referencia imprescindible en el cine de animación, al que aportó los muñecos articulados, las sombras chinescas, las siluetas, el modelado en barro, con hielo, cuerdas, fotografías o papeles”.
Tres conferencias sobre tres visiones de la Ingeniería en la historia
Desde el ciclo Ciencia para conocer T, también se pretende abrir una ventana a otros tres momentos que marcaron el devenir de la historia a través de los avances tecnológicos; tres visiones de la extensa herencia de científicos, tecnólogos e ingenieros a los que también se pretende reconocer en este acto. Las tres conferencias se celebrarán la tarde del 06 de abril, a las 19:00 horas, en el Museo Provincial de Teruel.
Conferencias
Un marco de actuación. Ingenieros andalusíes es el título de la primera de las tres conferencias y correrá a cargo de Mariano Ubé Sanjuán, Doctor Ingeniero Industrial y profesor titular en la Escuela Universitaria Politécnica de Teruel Ubé aunará dos grandes ámbitos del conocimiento, la Ingeniería y la Historia, utilizando como hilo conductor las figuras de dos exponentes de la ciencia de Al-Andalus: Abbās Ibn Firnās (siglo IX) e Ibn Jalaf al-Murādī (siglo XI).
Ibn Jalaf al-Murādī diseñó máquinas aún hoy admirables, incluso autómatas: relojes movidos por agua; mecanismos para elevar agua de pozos, cuadrantes solares, máquinas de guerra... En su Libro de los secretos acerca de los resultados de los pensamientos, encontrado en la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia, recopiló todos sus trabajos. Abbās Ibn Firnās fue un “renacentista” anticipado: observó y midió el firmamento (impulsando la astronomía, ciencia crucial en la época); mejoró el proceso industrial del vidrio; midió el tiempo y fue capaz de surcar el cielo cordobés desde el barrio de la Arruzafa. De hecho, se considera uno de los exponentes de la aeronáutica.La traída de aguas y Pierres Vedel en el siglo XVI
La traída de aguas y Pierres Vedel en el siglo XVI bautiza la segunda ponencia que introducirá Javier Ibáñez González, doctor en Historia y arqueólogo, además de redactor del estudio asociado a la declaración como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, del acueducto turolense de Los Arcos. En 1558, gracias a la maestría de Pierres Vedel, el agua de la Peña del Macho llegaba a la fuente de la Plaza Mayor de Teruel. Es cierto que esta no fue la primera gran obra de ingeniería hidráulica de la provincia, como lo demuestra el acueducto romano de Albarracín a Cella; posiblemente el primer trasvase entre grandes cuencas hidráulicas de la península ibérica. También es verdad que Vedel no fue el primer ingeniero vanguardista que trabajó en el territorio, como queda patente en el torreón de Ambeles, de Remiro López, el principal ingeniero militar hispano en tiempos de los Reyes Católicos.
Pero el arquitecto e ingeniero francés consiguió resolver el problemático suministro de agua a la ciudad de Teruel durante casi cuatro siglos construyendo una de las obras de ingeniería del Renacimiento Español más significativas. El reto al que se enfrentó fue considerable. Con una tecnología y unos recursos muy limitados, consiguió tender una conducción de 4.450 metros de arcaduces (tuberías cerámicas por las que el agua discurría por gravedad) otorgándole una pendiente muy escasa.
Esta no fue la única obra de ingeniería del maestro galo, que desarrolló su actividad profesional conocida en el sur aragonés. Dejando a un lado su faceta de arquitecto, Vedel
logró evitar el colapso de la torre mudéjar de San Martín; construyó la Mina de Daroca y fue el responsable de la traída de aguas de Celadas.
El paso de la industria artesana a las fábricas en la provincia de Teruel
El paso de la industria artesana a las fábricas en la provincia de Teruel será la tercera y última de las tres conferencias previstas; un tema que recorrerá Sergio Fernández Monforte, ingeniero Industrial en ejercicio libre que ha realizado proyectos en instalaciones, energía y obra civil, así como la implantación de varias fábricas. Fernández también es profesor asociado en la Escuela Politécnica de Teruel y expondrá de forma muy divulgativa cómo a finales del siglo XVIII empezaron aparecer las fábricas, tal y como las conocemos, en la provincia turolense. Hasta ese momento, la producción era prácticamente artesanal, con pequeñas instalaciones industriales con una baja tecnología, como los molinos harineros. También había producciones semiindustrializadas, como los sombreros de Tronchón, en las que parte del trabajo lo hacían las familias en sus casas y luego llevaban los productos semiacabados a una zona de recogida en la que estaba la empresa.
Con la apertura de la fábrica de papel de Villarluengo en el siglo XIX, que empleaba una tecnología novedosa, comenzaron a usarse los recursos naturales en las fábricas igual que en la actualidad. La fábrica de papel se reconvirtió en fábrica textil, se amplió y aparecieron otras más pequeñas que harían de Teruel una potencia textil. La fabricación de papel se movió hacia el Matarraña para aprovechar sus aguas limpias. De la misma manera, la minería llevada a cabo de forma familiar, en pequeñas explotaciones con escasos trabajadores, se industrializó. El apogeo de las fábricas turolenses tradicionales se situó en la primera mitad del siglo XX con la llegada de la electricidad y el periodo de la autarquía.
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