El Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro acoge a dos nuevos artistas
Isabela Lleó acaba hoy su estancia y Rubén Vidal estará hasta Semana SantaRubén Vidal Leal, artista alcañizano afincado en Berlín, ha regresado a su patria chica para participar en un proyecto poco habitual que pretende buscar una nueva aplicación artística para el alabastro del Bajo Martín: el de soporte para pintura. Vidal se encuentra disfrutando de una residencia artística en el Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro (CIDA) en Albalate del Arzobispo, que comenzó la pasada semana y se prolongará hasta la Semana Santa. Además Isabela Lleó, de Palma de Mallorca, se encuentra también en el CIDA donde prepara una serie de exposiciones que itinerarán por todo el mundo durante este año.
Rubén Vidal lleva desde la pasada semana haciendo las primeras pruebas de pintura sobre alabastro, una técnica que no es inédita pero tampoco habitual, y que requiere unas condiciones especiales dada la porosidad, el veteado y la propia translucidez de la piedra. El objetivo es producir nueve obras pictóricas sobre tabla de alabastro, aprovechando las placas que se sustituyeron recientemente de la fachada de la Comarca de Bajo Martín. Se trata de tablas de 88x54 cm que se habían deteriorado por el paso del tiempo y su exposición a las inclemencias. Santiago Martínez, coordinador de las actividades del CIDA, explica que pensaron “en hacer acopio de esas tablas, que de otra forma sería material de desecho, y después de limpiarlas utilizarlas como soporte para obra pictórica”. Una vez creadas, las planchas regresarán a la sede de la Comarca del Bajo Martín, en Híjar, para ser expuestas. Es el motivo por el cual esta residencia artística la financia la institución comarcal, pese a que el programa de residencias habitualmente depende del Ayuntamiento de Albalate.
Aunque a lo largo de la historia también se ha pintado sobre alabastro, como sobre casi cualquier soporte, no es una técnica habitual y como tal “esta residencia tiene mucho de investigación pictórica”, afirma Martínez. Rubén Vidal Leal lleva algunos días probando diferentes técnicas y materiales para atacar las piezas, comprobando qué pigmentos asientan mejor y cómo puede sacarse partido artístico de las características de la piedra blanca turolense. “Es un diálogo entre la naturaleza y el pintor en el sentido estricto de la palabra”, recuerda Santiago Martínez. “El artista está haciendo ahora las primeras pruebas sobre un material cuya opacidad y veteado propio puede utilizarse a su favor con una función expresiva”.
Rubén Vidal es un artista de Alcañiz, afincado desde hace trece años en Berlín. Comenzó su formación artística en la Escuela de Artes de Zaragoza y en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Entre 1996 y 2010 alternó periodos en Florencia y España, donde continuó su formación y comenzó a realizar sus primeras exposiciones. Su obra ha podido verse en Italia, Francia o Alemania, además de por toda la geografía española. Recientemente, en abril del pasado año, expuso en Alcañiz una retrospectiva de los últimos 20 años, titulada 7.300 días, que repasaba la trayectoria pictórica del artista.
Isabela Lleó
Paralelamente a la residencia artística de Rubén Vidal, durante esta semana pasada se ha desarrollado una estancia de Isabela Lleó, una artista procedente de Palma de Mallorca. La diferencia entre una estancia y una residencia es que en el primer caso surge por iniciativa del propio artista para crear un proyecto personal
En el caso de Lleó, la artista está preparando un conjunto de seis piezas para una exposición de escultura que se verá en el País Vasco. Lleó concluye hoy su estancia en Albalate, que surgió a raiz de uno de los encuentros vinculados a Sculpture Network, una asociación internacional que reúne a profesionales del sector del arte y la escultura a la que pertenece el CIDA, que tuvo lugar en 2019 y que congrego a 20 expertos de toda España. “Ella nos conoció en ese encuentro y desde entonces buscaba una ocasión para venir y trabajar unos días”, explica Martínez, que matiza que la balear no solo destaca por su escultura, sino también por la pintura, el grabado o el videoarte.
Para el gerente del CIDA, esa es precisamente uno de los valores añadidos del centro radicado en Albalate. “Estas actividades hacen que artistas de muy diferentes procedencias coincidan en el CIDA, y aunque trabajen en distintos proyectos conversan, se enriquecen y surgen muchos proyectos conjuntos”. Esta misma semana pasada han convivido en el CIDA no solo Rubén Vidal e Isabel Lleó, sino también la artista Noemí Palacios, participante en el Simposio Internacional del Alabastro de Albalate 2021, y el artista turolense Dario Escriche, inmersos en una sesión fotográfica de las piezas que la catalana creó durante la residencia que tuvo en el CIDA en 2022.
Lienzo para pintura, una nueva vida para la piedra blanca
El alabastro no ha sido un soporte habitual para la creación pictórica, aunque a lo largo de la historia hay ejemplos, que recuerda Santiago Martínez, coordinador de las actividades del Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro de Albalate del Arzobispo: “Tenemos buenos ejemplos durante el Renacimiento, también en la italia del siglo XIX, y en España tenemos a Goya, que era un experimentador y un innovador nato, que también pintó sobre alabastro”. Según estudiosos como Luis Rodrigo Rodríguez Simón, durante muchas épocas históricas, desde las culturas clásicas al medievo, se policromaron piezas en alabastro, si bien la piedra es tan sensible a la humedad que habitualmente acababan perdiendo los pigmentos.
En un artículo publicado por Rodrigo Rodríguez en 2013, el profesor del Departamento de Pintura de la Universidad de Granada explica el proceso de creación de una de las pinturas sobre alabastro más conocidas de Goya, Maja y Celestina, que se dio a conocer en 2008 durante el Congreso Internacional de Patrimonio y Expresión Gráfica de Granada. En ese trabajo, que Goya realizó con temple graso y pigmento negro de carbono, negro de vid y partículas de pan de oro, el de Fuendetodos experimentó y puso de manifiesto su bagaje pintado sobre otras superficies exóticas, como el marfil, el cobre o la hojalata.
Rodrigo Rodríguez justifica que Goya pintara sobre alabastro por “su afán experimentador”, además de que la cercanía de las canteras de esta piedra en Albalate y Fuentes de Ebro a su Fuendetodos natal provocó que estuviera familiarizado con el material.
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