Alberto Herrero, Carlos Urrutia, Jordi Xifra e Isabel Zabal, en el escritorio de Narciso Ibáñez Serrador, hasta el 28 de agosto en el Centro Buñuel Calanda. CBC
Buñuel e Ibáñez Serrador confluyen en el 50 aniversario del ‘Un, Dos, Tres’
Calanda expone 'Historias para no olvidar' en honor al creador de Ruperta
Cincuenta años después del estreno en Televisión Española del mítico programa Un, Dos, Tres... responda otra vez, el Centro Buñuel Calanda (CBC) acoge este mes la exposición Historias para no olvidar, dedicada a la figura de Narciso Chicho Ibáñez Serrador. Esta muestra itinerante constituye un homenaje a la trayectoria personal y laboral de una de las figuras más emblemáticas y transformadoras en el ámbito de la comunicación audiovisual que ha tenido España en medio siglo.
La muestra, ideada por el hijo de Chicho, Alejandro Ibáñez, y comisariada por el actor Carlos Urrutia, ha contado con Diego Barrero como director de fotografía. En ella se reconocen algunos de los elementos más icónicos relacionados con el guionista y realizador, como la famosa calabaza Ruperta o el carismático despacho del creativo, en el que el público puede hacerse fotos.
“Todo es material original e incunable”, destacó el comisario de esta exposición, inaugurada en la tarde del pasado jueves y que permanecerá en el CBC hasta el 28 de agosto. “Yo había trabajado en Teruel, en el teatro de la capital, pero la exposición no la había traído nunca a la provincia y encima ha sido en Calanda, un paraíso cultural con presentaciones literarias y muchas actividades estos días, por lo que estoy muy contento”, destacó Urrutia.
“Me parece un acierto por parte de Jordi Xifra -director del CBC- y del Ayuntamiento, con su alcalde Alberto Herrero a la cabeza, juntar a dos genios como Luis Buñuel y Narciso Ibáñez Serrador en un mismo espacio. Tenía que ser en el 50 aniversario del Un, Dos, Tres cuando coincidieran en Teruel”, puso en valor el responsable de la exposición, que lleva desde 2019 en itinerancia. Salamanca, Murcia o Madrid son algunas ciudades por las que ha pasado, para recalar este verano por primera vez en Aragón.
Xifra explicó que la idea de desplazar la muestra a la villa natal del genial cineasta Luis Buñuel surgió en el Festival Internacional de Cine de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), que andaba preparando su desembarco “y pensamos que sería buena idea traerla a Calanda”.
La inauguración en la provincia se produce en puertas del estreno en abierto en los próximos días, en Televisión Española, de Historias para no dormir, una adaptación moderna en cuatro capítulos de la mítica serie de terror de Chicho Ibáñez Serrador.
El director del CBC destacó lo fetichista de la muestra, con el despacho de Chicho presidido por su mesa, “los puros con boquilla con su nombre, el cenicero, la grabadora... Tiene mucho de objetos personales”.
Junto con la Ruperta y otros elementos del programa que sentaban a familias enteras durante algunas horas enfrente del televisor con adicción, la muestra evoca “un viaje a cuando éramos un poquito más pequeños”, y “la marca se vuelve a revalorizar”.
El recorrido expositivo se divide en varios bloques. Uno de ellos está dedicado a la labor teatral y cinematográfica del guionista y realizador.
El segundo nos acerca a la persona, mostrando sus inicios en el arte de la interpretación y sus primeros guiones.
Historias para no olvidar ofrece un recorrido desde sus inicios en el teatro de la mano de su madre, Pepita Serrador, su primer texto original, Obsesión, recientemente encontrado y restaurado (se creía desaparecido), fotografías inéditas de su adolescencia, así como su primer carnet de actor profesional.
El material fotográfico inédito tiene un papel fundamental en la exposición. Vitrinas con fotos nunca vistas de su primera película, La Residencia (1969), programas de mano de la misma, así como figurines creados por Vitín Cortezo, uno de los mejores figurinistas de la historia del cine y del teatro español.
Quién puede matar a un niño, la segunda película de Chicho en 1976, también tiene un lugar de honor con su guión original que curiosamente no tiene el mismo título que la película.
Y así va llegando el espectador al concurso más importante de la historia de TVE. “Un, Dos, Tres... responda otra vez es el gran monstruo que impidió que Chicho hiciera más ficción”, destacó el comisario. El programa está unido no solo a la trayectoria de Chicho, sino a la de varias generaciones que descubrieron con él nuevos mundos, que se divirtieron con los humoristas, con actuaciones musicales nunca vistas y vibraban cuando los concursantes se llevaban el coche o el apartamento.
En la exposición se redescubre todo el merchandising de este emblemático concurso a lo largo de su historia, que empezó en 1972 y terminó en su décima etapa en 2004. Adjunta vestuarios originales de los 411 programas.
En una proyección en el CBC se emite “la cinta con la que Narciso Ibáñez Serrador se presentó a Televisión Española, El hombre que vendió su risa”, rodada en 1962 en Argentina. “Estaba desaparecida, la encontramos y la mandamos digitalizar a San Francisco para ponerla en valor y que la gente disfrutara junto a la exposición de este pedacito de historia”, subrayó Urrutia.
Nacido en Uruguay de padres artistas, Chicho Ibáñez Serrador se afincó en España para dedicarse a la dramaturgia y a la escritura. Realizó trabajos para la televisión, el cine y las revistas, con la premisa de que siempre quedaba mucho más por hacer.
A través de trabajos como Historias para no dormir trasladó a la televisión grandes obras de fantasía de autores como Edgar Allan Poe o Ray Bradbury, animando a una nueva generación de escritores en España: Buiza, Garci, Tébar y Plans.
Utilizó la televisión como una herramienta de experimentación, formación y diversión dando lugar a programas como Waku waku o Hablemos de sexo. Asimismo, desarrolló proyectos como El semáforo, que exploraba las posibilidades del show de talentos en vivo y
Un, Dos, Tres, que mezclaba suspense, entretenimiento y esperanza en su formato de concurso, comedia y musical.
La muestra, ideada por el hijo de Chicho, Alejandro Ibáñez, y comisariada por el actor Carlos Urrutia, ha contado con Diego Barrero como director de fotografía. En ella se reconocen algunos de los elementos más icónicos relacionados con el guionista y realizador, como la famosa calabaza Ruperta o el carismático despacho del creativo, en el que el público puede hacerse fotos.
“Todo es material original e incunable”, destacó el comisario de esta exposición, inaugurada en la tarde del pasado jueves y que permanecerá en el CBC hasta el 28 de agosto. “Yo había trabajado en Teruel, en el teatro de la capital, pero la exposición no la había traído nunca a la provincia y encima ha sido en Calanda, un paraíso cultural con presentaciones literarias y muchas actividades estos días, por lo que estoy muy contento”, destacó Urrutia.
“Me parece un acierto por parte de Jordi Xifra -director del CBC- y del Ayuntamiento, con su alcalde Alberto Herrero a la cabeza, juntar a dos genios como Luis Buñuel y Narciso Ibáñez Serrador en un mismo espacio. Tenía que ser en el 50 aniversario del Un, Dos, Tres cuando coincidieran en Teruel”, puso en valor el responsable de la exposición, que lleva desde 2019 en itinerancia. Salamanca, Murcia o Madrid son algunas ciudades por las que ha pasado, para recalar este verano por primera vez en Aragón.
Xifra explicó que la idea de desplazar la muestra a la villa natal del genial cineasta Luis Buñuel surgió en el Festival Internacional de Cine de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), que andaba preparando su desembarco “y pensamos que sería buena idea traerla a Calanda”.
La inauguración en la provincia se produce en puertas del estreno en abierto en los próximos días, en Televisión Española, de Historias para no dormir, una adaptación moderna en cuatro capítulos de la mítica serie de terror de Chicho Ibáñez Serrador.
El director del CBC destacó lo fetichista de la muestra, con el despacho de Chicho presidido por su mesa, “los puros con boquilla con su nombre, el cenicero, la grabadora... Tiene mucho de objetos personales”.
Junto con la Ruperta y otros elementos del programa que sentaban a familias enteras durante algunas horas enfrente del televisor con adicción, la muestra evoca “un viaje a cuando éramos un poquito más pequeños”, y “la marca se vuelve a revalorizar”.
Del teatro al concurso estrella
El recorrido expositivo se divide en varios bloques. Uno de ellos está dedicado a la labor teatral y cinematográfica del guionista y realizador.
El segundo nos acerca a la persona, mostrando sus inicios en el arte de la interpretación y sus primeros guiones.
Historias para no olvidar ofrece un recorrido desde sus inicios en el teatro de la mano de su madre, Pepita Serrador, su primer texto original, Obsesión, recientemente encontrado y restaurado (se creía desaparecido), fotografías inéditas de su adolescencia, así como su primer carnet de actor profesional.
El material fotográfico inédito tiene un papel fundamental en la exposición. Vitrinas con fotos nunca vistas de su primera película, La Residencia (1969), programas de mano de la misma, así como figurines creados por Vitín Cortezo, uno de los mejores figurinistas de la historia del cine y del teatro español.
Quién puede matar a un niño, la segunda película de Chicho en 1976, también tiene un lugar de honor con su guión original que curiosamente no tiene el mismo título que la película.
Y así va llegando el espectador al concurso más importante de la historia de TVE. “Un, Dos, Tres... responda otra vez es el gran monstruo que impidió que Chicho hiciera más ficción”, destacó el comisario. El programa está unido no solo a la trayectoria de Chicho, sino a la de varias generaciones que descubrieron con él nuevos mundos, que se divirtieron con los humoristas, con actuaciones musicales nunca vistas y vibraban cuando los concursantes se llevaban el coche o el apartamento.
En la exposición se redescubre todo el merchandising de este emblemático concurso a lo largo de su historia, que empezó en 1972 y terminó en su décima etapa en 2004. Adjunta vestuarios originales de los 411 programas.
En una proyección en el CBC se emite “la cinta con la que Narciso Ibáñez Serrador se presentó a Televisión Española, El hombre que vendió su risa”, rodada en 1962 en Argentina. “Estaba desaparecida, la encontramos y la mandamos digitalizar a San Francisco para ponerla en valor y que la gente disfrutara junto a la exposición de este pedacito de historia”, subrayó Urrutia.
La TV como experimentación
Nacido en Uruguay de padres artistas, Chicho Ibáñez Serrador se afincó en España para dedicarse a la dramaturgia y a la escritura. Realizó trabajos para la televisión, el cine y las revistas, con la premisa de que siempre quedaba mucho más por hacer.
A través de trabajos como Historias para no dormir trasladó a la televisión grandes obras de fantasía de autores como Edgar Allan Poe o Ray Bradbury, animando a una nueva generación de escritores en España: Buiza, Garci, Tébar y Plans.
Utilizó la televisión como una herramienta de experimentación, formación y diversión dando lugar a programas como Waku waku o Hablemos de sexo. Asimismo, desarrolló proyectos como El semáforo, que exploraba las posibilidades del show de talentos en vivo y
Un, Dos, Tres, que mezclaba suspense, entretenimiento y esperanza en su formato de concurso, comedia y musical.
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