Síguenos
Valbona reivindica su patrimonio hidráulico con unas jornadas culturales Valbona reivindica su patrimonio hidráulico con unas jornadas culturales
Azud de los Cesteros, donde puede verse el lapiaz calcáreo y el muro del azud. Museo de Etnografía de Valbona

Valbona reivindica su patrimonio hidráulico con unas jornadas culturales

La actividad recoge propuestas para poner en valor estos recursos
banner click 236 banner 236

Valbona acogió recientemente sus segundas jornadas sobre Patrimonio Hidráulico y Paisaje; este año dedicadas al patrimonio hidráulico, historia y entorno, tras el éxito de asistentes a las primeras, celebradas en el año pasado. La actividad organizada por el Museo de Historia natural y Etnografía de Valbona, con la colaboración de la asociación cultural La Carroncha y el Ayuntamiento de Valbona, se celebró en el salón de actos municipal del edificio Condesa de Marín.

Valbona cuenta con un enorme número de antiguos molinos, azudes y otros elementos, además de una rica historia ligada a sus dos ríos (Mijares y Valbona) que merece conocerse e investigarse. Debatir sobre como conservar estos elementos y ponerlos en valor fueron los objetivos principales de estas segundas jornadas que se irán repitiendo en el futuro, informó el Museo.

Se defendieron dos ponencias sobre el patrimonio hidráulico y la historia de Valbona, tras la inauguración realizada por el alcalde, Diego Edo. La primera charla, presentada por el profesor Antonio Monleón (Museo de Valbona y Universidad de Barcelona) versó sobre el importante patrimonio hidráulico que ha heredado Valbona, siendo el municipio de la comarca de Gúdar-Javalambre que mayor proporción de tierras irrigadas tuvo en la comarca de Gúdar-Javalambre (375 hectáreas, el 14,1 % de su superficie) alimentadas por 55 kilómetros de acequias. Durante la segunda mitad del siglo XV se crearon extensos regadíos, que favorecieron una gran expansión demográfica.

60 fuegos

En 1495 contaba con 60 fuegos, equivalentes a unos 300 habitantes, cifra sensiblemente superior a la actual. Durante la Edad Moderna se reforzó el sistema, correspondiendo a ese periodo algunas de las estructuras conservadas. Su sistema de riegos integra un amplio conjunto de estructuras como azudes, se conservan al menos catorce azudes, destacando el bajomedieval de Piquillos del siglo XVI-XVII, del molino de la Buitrera; también se documentan una decena de “acueductos” o pasos aéreos sobre barrancos.

Destaca el arco de la Tejería, con el que la acequia Mayor cruza el barranco de Loreto–Los Barranquillos, está realizado con sillería y en el que actualmente puede encontrarse también un sendero botánico señalizado y que se inicia en el Museo de Valbona. Por otro lado está la Balsa del Pueblo, una de las más importantes de toda la Comarca. Tiene planta ovalada, de 120 por 40 metros y 2,5 de profundidad, una superficie de 4.200 m2 y una capacidad de 8.000 a 10.000 m3, conserva restos de trincheras de la Guerra Civil Española. Asimismo, hay seis molinos, dos de ellos son de origen medieval: el molino de La Puebla, de cubo, alimentado por el azud de Piquillos; y el Molino Viejo, el más antiguo y singular, del que sólo se conserva visible el cubo. En los dos últimos años se ha re-localizado y se pretende su restauración y señalización.

También destaca el Batán de las Alcafas, recuerdo de la producción textil preindustrial, a la que ya hace referencia en su famosa obra Labaña (cartógrafo, matemático y geógrafo portugués al servicio de los reyes de España Felipe II y Felipe III; en 1610 recibió el encargo de la Diputación del Reino de Aragón de levantar un mapa del reino, en cuya toma de datos trabajó hasta abril de 1611 recorriendo la región).

Infraestructuras

Otras infraestructuras son el Pantano de Valbona y fuentes como la del Cura, del Conejo, de los Piquillos o del Rebollo. Se repasaron algunas de estas joyas y se dieron detalles de su estado de abandono, destacando especialmente el Molino Viejo y el Molino de la Luz, como ejes vertebradores de proyectos futuros que revivan el pueblo.

La segunda ponencia fue impartida por Gonzalo Sanz (Generalitat Valenciana) y versó sobre la historia de Valbona, especialmente su relación intrínseca con la villa de Mora de Rubielos desde el momento de su reconquista a los musulmanes durante la Edad Media. El territorio, que comprendía la parte oriental del valle de Valbona y de Mora, perteneció a cuatro linajes de señores feudales: Ladrón de Guevara, Casa de Jérica, Vizcondado de Cardona y Fernández de Heredia. Según diferentes fuentes estudiadas, Alfonso II en 1170 reconquista el territorio donde se ubica actualmente estas dos poblaciones. Para su defensa se construye un recinto amurallado a los pies de una fortaleza musulmana, que permite la constitución de la villa de Mora. En enero de 1198, el rey Pedro II de Aragón entregó a Pedro Ladrón el castillo de Mora.

Valbona no existía todavía como aldea y se citan dos puntos de referencia bien localizados en el río Valbona: la turrem de las Alcafes (Cabra de Mora, límite con Valbona) y viliarium de Pilas (Valbona) como límites orientales del territorio delimitado, lo que hizo que hasta 1924 la parte oriental de Valbona, el barrio de Mislata (o Caburrío) perteneciera a la Puebla de Valverde hasta su anexión a Valbona en 1924.

Otro hecho que se destacó fue el de Jaime I El Conquistador, que dona Mora de Rubielos y sus tierras asociadas y las incluye en la Baronía de Jérica, donándola en 1255 a su hijo bastardo Don Jaime de Jérica. Mora y Valbona sufrieron también la ocupación de las tropas castellanas durante la guerra de los dos Pedros (1.356 a 1.365) entre Pedro I El Cruel, rey de Castilla y Pedro IV El Ceremonioso, rey de Aragón, si bien, en 1364 volvió a manos aragonesas, comprometiéndose Pedro IV a no separar la villa de la Corona. Se indicó durante la ponencia el trabajo de investigación realizado en los diferentes archivos sobre la búsqueda de los pergaminos originales de la posesión/pertenencia de los territorios de Mora y Valbona y su compraventa o cesión entre los diferentes señores feudales (archivo de la Corona de Aragón de Barcelona, Archivo Histórico de Zaragoza y Archivo General de Cardona) que espera concluirse y en próximas fechas se espera poder exhibir estos descubrimientos pormenorizadamente en colaboración con la Fundación Agustín Alegre.

Mesa redonda

Al finalizar esta primera parte de las jornadas, se realizó una mesa redonda abierta sobre el patrimonio de Valbona e ideas para su conservación y puesta en valor con todos los asistentes. Durante se destacó que es muy interesante y vital para el pueblo y su comarca, se deben realizar acciones de este tipo para conocer el patrimonio, concienciar de su importancia y como modo de luchar contra la despoblación.

Se propuso la realización de un plan experiencial (PE), como manera de vehiculizar las ideas que se generaron en estas jornadas, donde se unan varios pueblos de la misma cuenca del río Valbona y/o Mijares para la cartelización, consolidación del patrimonio, arreglo de caminos o trazar rutas intermunicipales. Se planteó activar la colaboración entre pueblos de la Comarca de Gúdar-Javalambre para promover las diferentes ideas y optimizar recursos existentes y realizar una ruta turística por el patrimonio hidráulico de Valbona.

También se propusieron acciones con empresas y entidades privadas para la puesta en valor y conservación de este patrimonio y repetir anualmente estas acciones a través de la visita a los diferentes molinos, azudes, sistemas de riego, etc que atraen a la gente y permiten darlos a conocer y crear algún tipo de centro de interpretación, en el que se trabajará los próximos meses.

Por la tarde se realizó una excursión en la que participaron 30 personas a dos de los lugares más emblemáticos de Valbona, el molino de Pina y el Molino Viejo, uno de los más antiguos y emblemáticos de la comarca, con diferentes explicaciones y observaciones, como las marcas de cantero existentes en las ruedas del molino. La excursión finalizó en el Azud de los Cesteros, donde se hicieron apuntes sobre la geología de la zona, como la presencia de lapiaz de la formación Villar del Arzobispo (tránsito entre el Jurásico y el Cretácico). La organización agradeció a los propietarios del Molino de Pina, haber facilitado su visita y al arqueólogo Javier Ibáñez por su soporte, consejos y asesoramiento durante las jornadas.

El redactor recomienda