

José Antonio Satué: “Nuestro mundo necesita personas resucitadas” que con su compromiso “renueven este mundo”
El obispo de Teruel hace un llamamiento a celebrar la Pascua durante la última de las procesiones de 2025“Nuestro mundo necesita personas resucitadas, que a través de muchos pequeños compromisos renueven este mundo, que a veces parece abandonado a su suerte”. El obispo de Teruel, José Antonio Satué, hizo este Domingo un llamamiento a vivir la Pascua, antes de pedir que mueran los ataques destructivos para resucitar a la crítica constructiva, que muera el “todo vale” y resucite el respeto por la dignidad de todo ser humano, que muera la difusión de bulos para resucitar a la belleza de la verdad, que mueran al interés egoísta para resucitar al bien común que abarque a los más pobres, que mueran al “vamos de mal en peor”, para resucitar a una esperanza realista y comprometida.
Lo hizo tras recordar que el pregonero de esta Semana Santa, el escritor Javier Sierra, animaba a celebrar con más fuerza la Pascua, la resurrección de Jesús. “Tiene razón nuestro paisano: celebramos y procesionamos de muchos modos la pasión y muerte del Señor, pero bastante menos su resurrección. Por eso es tan significativa esta procesión del Resucitado”, afirmó.

Una procesión que se pudo realizar en toda su extensión, a diferencia de los que ocurrió el pasado año, que hubo que suprimir el recorrido por la lluvia. La de este Domingo de Pascua atrajo a cientos de personas que llenaron, primero la Catedral durante la misa, y después la plaza del Torico donde se produjo el encuentro entre los pasos de Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría.
Los dos pasos, que partieron de la iglesia de San Martín, lo hicieron en diferentes tiempos. Primero, el Cristo Resucitado, que fue trasladado a la Catedral por treinta peaneros de las ocho cofradías y hermandades turolenses, ya con la cara destapada.
Tras la misa de Pascua, la procesión se reanudó por el mismo recorrido de las procesiones de esta Semana Santa: la calle Santa Emerenciana, la plaza de la Marquesa, la calle Rubio y el Tozal por donde descendió el paso, precedido por la banda, primero las cornetas de las hermandades de Jesús Nazareno, La Esperanza y el Descendimiento. Esta última ha sido este año la encargada de organizar los actos y también de coordinar estas bandas de instrumentos de todas las hermandades. Lucía Hernández es una joven que marcaba los toques de los tambores y bombos. “Llevo doce años tocando el tambor”, contaba mientras organizaba a otros jóvenes como ella que acudieron con sus tambores y bombos. “Lo guay es que estemos todos juntos y mezclados”, consideró.

Entre los niños y niñas que salieron con su instrumento estaba la hija de Yeni. Esta cubana afincada en Teruel explicó que era la primera vez que salía. “Le animaron en la catequesis”, explicó mientras esperaba con su familia a verla pasar.
La procesión continuó hasta la plaza del Torico donde esperaban cientos de personas. Allí el paso del Resucitado esperó al de su madre que había partido desde San Martín, atravesó la calle Amantes y a la altura de los porches le tuvieron que abrir paso entre la multitud. Esta Virgen, que en 2024 no pudo salir, era diferente a la de años anteriores y era portada, como el Resucitado, por treinta peaneras de las ocho cofradías y hermandades.

Tras el Mensaje de Pascua del obispo de Teruel y Albarracín, se pudo escuchar el Aleluya de Haendel, momento en el que soltaron globos blancos y rojos y palomas blancas con la ayuda de un grupo de niños y niñas vestidos con sus hábitos.
Fue entonces cuando las dos imágenes procesionales se miraron cara a cara y bailaron con los toques de tambores y bombos. En ese momento el paso de la Virgen se agachó haciendo una reverencia a su hijo resucitado.
La procesión, precedida por los estandartes y la bandera de las cofradías y hermandades volvió a San Martín. En la plaza del Seminario, ambos paso se pusieron en paralelo para escuchar los últimos toques hasta 2026. Más de 200 personas participaron de forma activa en esta procesión y unos de 2.500 en toda la Semana Santa.
Balance positivo
Tras la finalización de los actos, el concejal de Turismo, Eduardo Suárez, hizo un balance positivo de la Semana Santa, Fiesta de Interés Turístico Nacional. Sin tener todavía los datos, apuntó que parecía que la ocupación había estado rozando la capacidad hotelera de la ciudad.
Destacó que las calles habían estado llenas y un ejemplo de ello fue en la procesión del Viernes Santo cuando había gente en todo el recorrido. “Desde la Junta de Hermandades se trabaja mucho, el factor humano está concienciado de que hay que estar en el top, aunque siempre hay margen de mejora”, destacó el concejal.
El presidente de la Junta de Hermandades, José Villarroya, también se mostró satisfecho de cómo había transcurrido la Semana Santa, en la que se habían podido hacer todos los actos a pesar de los chubascos. Destacó la incorporación de gente joven tanto en las peanas, con suficiente personal para sacar los pasos, como en las bandas de instrumentos.

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