Síguenos
José Antonio Satué, obispo de Teruel y Albarracín: José Antonio Satué, obispo de Teruel y Albarracín:

José Antonio Satué, obispo de Teruel y Albarracín: "Lo que tenga que hacer esta diócesis lo tenemos que decidir entre todos"

"Prestaré mi voz a los laicos comprometidos con la sociedad para que sus proyectos puedan ir adelante"
banner click 236 banner 236

El nuevo obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, José Antonio Satué Huerto, apenas quince días después de su ordenación, ya ha empezado su contacto con las parroquias y entidades vinculadas a la Iglesia. Apuesta por la participación de todos los que integran la Diócesis para mejorarla y por estar cerca de los que peor lo están pasando, no solo económicamente sino también anímicamente y por prestar su voz a las reivindicaciones y proyectos que le hagan los cristianos más comprometidos.

-En su ordenación destacó que quiere trabajar por la provincia y por los más desfavorecidos. ¿Qué acciones quiere desarrollar en este sentido?
-Todavía es muy pronto como para concretar. Hace dos días estuve visitando los programas de Cáritas y son programas en los que se está trabajando mucho con muchas personas desfavorecidas y que, además, sus responsables tienen clara la vocación de que no sea un servicio solo para la ciudad sino más bien para los pueblos. De hecho, hay un servicio que se ha abierto en Alcorisa y que está funcionando muy bien. Cáritas está atenta a todo ese tipo de necesidades de las personas con menos recursos. Después está el otro aspecto de dinamización, de responder a situaciones de pobreza y creo que ahí la voz cantante la tienen que tener los laicos de la Diócesis, los hombres y mujeres cristianos que están comprometidos en asociaciones, en política, en sindicatos, en asociaciones de madres y padres... A mí, como obispo, me tocará escucharlos, acompañarles y prestarles mi voz para que sus proyectos puedan ir adelante.

-La Diócesis de Teruel es parecida a la de Huesca. ¿Se empieza a sentir ya como en su casa?
-Lo cierto es que sí. Normalmente me acostumbro rápidamente a los sitios donde estoy. No me cansaré de repetir que la acogida ha sido tan buena, en la casa y también por la gente que me para por la calle. En Roma tenía un trabajo más bien de oficina y aquí tengo un trabajo pastoral: voy a pueblos, a parroquias de la ciudad, tengo que conocer proyectos de la Diócesis, también tengo la idea de ir participando en actos sociales y me siento muy en mi ajo. Me siento muy a gusto por la acogida y porque el tipo de actividad que tengo me encanta. Siempre he disfrutado mucho del contacto con la gente. Y ahora lo estoy haciendo desde el inicio del día hasta la noche.

-La despoblación es uno de los grandes problemas de la provincia de Teruel, ¿Volverán a sonar las campanas de las iglesias si es necesario para pedir un futuro mejor para el territorio, como en 2019?
-No conocía esta iniciativa pero, como le decía antes, aquello que los laicos más comprometidos de la Diócesis crean que es necesario, se hará. Tanto eso que es una acción más simbólica como otro tipo de iniciativas que ellos mismos puedan proponer.

-La despoblación y el envejecimiento también tienen sus efectos a la hora de organizar la Diócesis. ¿Tiene prevista alguna medida en este sentido?
-Aquí hay un programa en la Diócesis para intentar llegar a todos los pueblos a través de los sacerdotes que están en activo, también aquellos que están jubilados pero echan una mano y, por otra parte, contando con la ayuda tanto de seglares, hombres y mujeres, como de religiosos y religiosas. Vamos a intentar aprovechar esta situación para que la Iglesia sea más lo que tiene que ser, no un grupo de personas que escuchan y el sacerdote que viene de fuera habla y celebra, sino que en cada comunidad cada uno vaya viendo qué puede hacer para que su propia comunidad vaya bien. Intentar que todos los miembros del Pueblo de Dios no sean meros receptores de lo que la Iglesia hace, sino que cada uno, desde las capacidades que ha recibido, pueda aportar.

-¿Cómo se pueden promover nuevas vocaciones?
-No hay secretos. De lo que se trata es de que la vida cristiana crezca y sea más atrayente. El Papa Francisco dice que la Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción. Cuando se ve que hay una comunidad unida, abierta, solidaria... hay personas que se sienten atraídas por el estilo de vida. No me planteo muchas acciones específicas pero sí ayudar para que la vida cristiana de las diferentes comunidades que forman la Diócesis vaya creciendo y sea más atrayente por ser más evangélica.

La juventud

-¿Qué acciones quiere impulsar para acercarse a los más jóvenes?
-En primer lugar, aprovechar las posibilidades de encuentro que ya tiene la Iglesia a través de las catequesis de Confirmación, a través de las confirmaciones, a través de los centros de enseñanza católica y aquellos que abran la puerta a la Iglesia. Por otra parte, intentado que la Pastoral Juvenil sea una prioridad no solo en teoría sino en la práctica. Porque toda actividad humana importante requiere medios humanos y económicos y a veces la Pastoral Juvenil decimos que es muy importante en la teoría pero después no se le dedica los recursos que necesita. Intentaremos hacer un esfuerzo para que aquellos sacerdotes, laicos o religiosos o religiosas que tengan esa vocación más desarrollada a los jóvenes podamos liberarlos de otras cosas para que puedan dedicarse a ellos.

-¿Las nuevas tecnologías y las redes sociales pueden ser un buen canal para llegar a los jóvenes y al resto de la población?

-Es un buen canal para tomar contacto pero la transmisión de la fe se hace cara a cara, vis a vis. Se hace en el encuentro personal porque uno de los aspectos más importantes de la vida cristiana es la vida comunitaria. Los cristianos no solo creemos y rezamos a Dios sino que una de las características de nuestra naturaleza es la vida comunitaria. Es verdad que se puede paliar cuando no queda más remedio a través de las nuevas tecnologías pero el encuentro personal siempre es necesario.

-Ha participado en la redacción del itinerario de formación cristiana para adultos, promovido por la Conferencia Episcopal. ¿Qué planes tiene para este tipo de formación en Teruel? ¿Se va a potenciar el Instituto de Estudios Teológicos?
-Este tipo de actividad formativa no corresponde tanto con las materias que se imparten en el instituto teológico porque el instituto es una formación más académica. La que se ofrece en este caso es más integral. En esos temas se invita a reflexionar, a mirar la realidad social y personal, se invita a rezar, a compromisos concretos... Es una formación más práctica y es complementaria de la que se ofrece en el instituto teológico. Cuando me reúna con los grupos de apostolado seglar de la Diócesis, tanto con Acción Católica, como con las cofradías como con tantas asociaciones que forman parte de la Diócesis iremos viendo en qué medida este plan que se ofrece a todos puede servir.

Pandemia

-La pandemia sigue siendo una gran preocupación sanitaria y social. ¿Cómo se va a apoyar desde la Diócesis a aquellos que peor lo están pasando?
-Como he dicho antes, Cáritas tiene programas que pueden ser muy eficientes tanto para paliar situaciones de pobreza puntuales como para ayudar a aquellas familias que tienen más dificultades para entrar en un mundo de trabajo y por tanto un tipo de vida más digna. Aquí creo que un aspecto que tendremos que ir desarrollando, lo digo como intuición, ya veremos después cómo se concreta, es el acompañamiento no solo en el sufrimiento por no tener recursos sino en el sufrimiento por encontrarse solo, por no encontrarle sentido a la vida, por no tener a nadie con quien hablar. En estos diez o quince días esa intuición va creciendo en mí. Lo tengo que concretar con los colaboradores para ver cómo se le puede dar cauce pero creo que ahí tenemos algo que hacer porque para nosotros es muy importante el ámbito comunitario y el ámbito comunitario también es importante cuando uno sufre, cuando uno está solo. Los ejemplos de solidaridad que hemos visto en tiempo de pandemia: en los mismos bloques de las casas o en los pueblos que la compra se hacía común, pues hay que ir desde nuestras parroquias favoreciendo ese tejido humano que ayude a detectar esta situación porque la pandemia tiene una serie de consecuencias económicas, pero a estas alturas somos conscientes de que en muchas personas las secuelas que está dejando son de cariz psicológico, de depresión y en ese sentido el soporte comunitario me parece que es muy importante y creo que en algo podemos colaborar.

-¿Cree que el año que viene se volverá a poder retomar una Semana Santa parecida a las de antes de la pandemia?
-Espero que sí. Los datos que tenemos de la pandemia son esperanzadores y las pequeñas experiencias que se han ido dando son bastante alentadoras. En todo caso, estaremos siempre de acuerdo con las autoridades sanitarias para ver qué se puede hacer.

-¿Es importante para los turolenses retomar esta tradición tan arraigada?
-Es importante para todos. Un aspecto muy importante del ser humano es el aspecto celebrativo y no cabe duda que son actos que tienen su dimensión religiosa fuerte y su raíz religiosa, pero trascienden incluso el aspecto religioso y ayudan a que un pueblo se sienta más unido, más enraizado en sus propios orígenes y por tanto me parece que se pudieran hacer sería muy positivo y creo que se harán.

-La Diócesis tiene un rico patrimonio artístico, ¿cómo se puede potenciar su restauración y puesta en valor?
-Es uno de los aspectos con los que la Iglesia colabora especialmente con la sociedad y con el turismo, que es uno de los ámbitos a través de los cuales nuestra sociedad crece. La Diócesis de Teruel, como todas las de España, está abierta a cualquier colaboración, tanto desde la posibilidad de mostrar las obras de arte o las mismas iglesias como a través de la colaboración con instituciones. La tradición de colaboración está siendo rica y continuaremos.

Los retos

-¿Cuáles van a ser los tres principales retos como obispo?
-Esa pregunta me la hacen muy amenudo y es que estoy convencido de que lo que se tenga que hacer en esta Diócesis lo tenemos que decidir entre todos. Porque si me empeñara en sacar algo porque a mí me gusta pero no contara con el apoyo de las personas que forman la Diócesis, primero no iba a funcionar y segundo, el día que me fuera desaparecería. Por tanto, mi principal objetivo es crecer en una Iglesia sinodal, esta palabra, que quizá se conozcan poco pero que se está poniendo de moda en los ámbitos religiosos, responde al deseo del Papa Francisco y al deseo de la Iglesia que siempre ha acogido los sínodos como un momento de reflexión comunitaria y de toma de decisiones, como el camino a seguir. Un camino claro es crecer en sinodalidad, que las decisiones que se tomen en el Obispado las tomemos entre todos. Hay órganos constituidos como el Consejo de Pastoral, el Consejo Presbiteral, que tienen que tomar más protagonismo. Lo mismo digo en los arciprestazgos y las parroquias. En las responsabilidades que he tenido hasta ahora he procurado seguir ese camino. Decidir yo solo me parece una temeridad. Otro aspecto sería fortalecer la relación con Dios, cuando una persona está tocada por Dios se nota en su serenidad, en su compromiso, en su falta de miedo a la hora de afrontar desafíos y es la condición sine qua non para que podamos hacer después reformas en lo institucional. Y después, que la Iglesia esté abierta a todas las personas que están sufriendo.

-Los últimos tres obispos de la Diócesis han estado muy poco tiempo en el cargo, ¿confía en estar en Teruel más tiempo que ellos?
-Cuando me llamaron para decirme que iba a ser obispo de Teruel, me dijeron: “Se va a encontrar una diócesis tranquila donde los obispos han estado muy bien. Se va a encontrar un problema y es que la gente, con razón, está cansada del cambio de obispo”. Yo lo que le respondí al cardenal es por mí que no quede. No tengo inconveniente en quedarme todos los años que haga falta, como si tuviera que quedarme hasta que llegue la jubilación. Para mí, una diócesis pequeña no es un inconveniente es una fortuna, un regalo. Me imagino a esos obispos que a lo mejor tienen mil sacerdotes, es que ni siquiera los puede conocer. En cambio, en una diócesis como la de Teruel y mi experiencia es de una diócesis parecida es que el obispo puede conocer a las personas que participan en cada parroquia. Eso es un regalo tan grande. Por otra parte, el trabajo burocrático es más pequeño y eso te permite, por ejemplo, ir a la fiesta de San Miguel de Torres de Albarracín o en esta semana y media recorrer todas las parroquias de la ciudad. No voy a hacer nada por marcharme porque es un lugar donde estoy muy a gusto.

El redactor recomienda