La quesería El Aljibe busca una pareja que cuaje en Rodenas

Los quesos El Aljibe de Rodenas han sido modelados por manos cubanas, colombianas, rumanas, marroquíes y, en los últimos meses, de Jaén. Pero ahora los gestores de la quesería, los turolenses José Francisco Pérez e Isabel Corella, buscan a una pareja que cuaje en el pueblo y en el negocio. Les enseñarán y trabajarán codo a codo con ellos unos años, hasta la jubilación, para que luego sigan solos al frente de un negocio donde las cuentas sí salen.

Pérez tiene 61 años y lleva 22 años con la quesería. La montó cuando rondaba los 40 con la idea de aprovechar la leche de las ovejas de sus socios, José Antonio y Jesús Nicolás. Era una manera de cerrar el ciclo productivo y poder quedarse en su pueblo, donde todas esas familias querían vivir. Ahora el problema principal para la falta de relevo es precisamente que la gente que encuentran usan esta población serrana como un trampolín al que llegan desde sus países de origen para, a los dos años, marchar. "Entiendo que busquen pueblos o ciudades más grandes, es comprensible", dice José Antonio Pérez, quien añade que "si nuestros hijos, que se han criado aquí y saben que es un buen negocio, no se quieren quedar..."

Buscan una pareja de en torno a 30 años, con ganas de trabajar y ofrecen no sólo un empleo para cada uno, con un sueldo mínimo que se completará con las ventas de los quesos, sino también vivienda. No quieren cerrar un negocio con dos décadas de trayectoria, que pusieron en marcha de la nada, ya que salvo un poco de idea de hacer quesos que tenían Isabel y Angelita, de cuyas manos salieron los primeros de El Aljibe, eran todos nuevos en el sector.

Ellos aprendieron en Santander y ahora enseñarán a los que vengan, como han hecho con todos los anteriores, a fabricar tanto quesos tiernos como semicurados, curados y añejos. Todos los hacen con leche de oveja que, desde que el socio se jubiló y vendió las ovejas, traen de Castellón.

Los queseros de Rodenas indican que “es un buen negocio para una pareja con ganas de trabajar”, y han planificado unos horarios que les permiten concentrar las jornadas para tener algunas tardes libres a la semana.

Reconocen que los gastos se están incrementando y que la leche ha subido un 70% en los últimos mees: “Antes la pagábamos a un euro y ahora a 1,70”, relata José Francisco Pérez, quien señala que aunque encontrar gente que quiera quedarse en los pueblos es difícil, la falta de apoyo por parte de las administraciones tampoco ayuda.

“La gente no tiene ganas de estar en los pueblos. Con todo el pesimismo del mundo te digo que no hay nada que hacer, los políticos llevan 40 años con el rollo de la despoblación pero siguen sin hacer nada. Si tienen un interés verdadero deberían tomar decisiones de cara a que la Seguridad Social y los impuestos en los pueblos no fueran los mismos que en el Paseo de la Castellana de Madrid”, asevera.

Toda su producción se queda en las provincias de Teruel, Valencia, Zaragoza, salvo una poca que llega a Barcelona: "Ha llegado un momento que todo lo que hacemos está vendido", dice José Antonio Pérez, quien añade no obstante que el cierre de muchos de sus pequeños distribuidores puede hacer que, a corto plazo, deban ampliar los mercados. Otra opción es revalorizar un producto que ya hoy por hoy es "de gran calidad y artesano", especifica el comercial, con el fin de llegar a clientes más exclusivos y obtener mayor rentabilidad.

Y es que el problema del relevo generacional no sólo lo tiene la quesería de Rodenas: "Muchos carniceros, supermercados y restaurantes a los que vendía han tenido que cerrar al jubilarse porque no han traspasado sus negocios. Sólo el 10% lo traspasan, el 90% cierran y eso pasa tanto en los pueblos como en los barrios de las ciudades", especifica el quesero de Rodenas.