Síguenos
La Locomotora número 31,  de cargar armamento en  el Rif y carbón para MFU, a pasear turistas en Utrillas La Locomotora número 31,  de cargar armamento en  el Rif y carbón para MFU, a pasear turistas en Utrillas
Numerosos vecinos acudieron la estación para ver a la 31 por primera vez

La Locomotora número 31, de cargar armamento en el Rif y carbón para MFU, a pasear turistas en Utrillas

La máquina se estrenó el domingo, festividad de Santa Bárbara y décimo aniversario de la puesta en marcha de la Hulla
banner click 236 banner 236
Cruz Aguilar
La Locomotora 31, con más de un siglo de vida y mucha historia a sus espaldas, volvió a renacer este domingo en Utrillas, donde la estrenaron a lo grande, rompiendo una botella de cava sobre su caparazón de hierro. Esta máquina se construyó en el año 1918 y se puso en marcha por primera vez en el Rif marroquí. De allí se trasladó a Sevilla, donde permaneció hasta que en 1966 la compró Minas y Ferrocarriles de Utrillas junto a la número 32. Ambas eran mucho más potentes que las que ya tenían y permitían un mayor transporte de carbón, que era para lo que se utilizaban.

Su puesta en marcha por primera vez  es fruto de un arduo trabajo de restauración por parte de los voluntarios de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía (Azaft) en el que se han tenido que comprar numerosas piezas e incluso fabricar adrede muchas otras, porque se trata de una máquina de vapor construida hace más de un siglo. Pero el esfuerzo de todos estos años –la rehabilitación se inició en el año 2016– ha valido la pena porque la locomotora se podrá alternar con la Hulla, de forma que todos los fines de semana humeé el tren del carbón para deleite de los turistas en Utrillas.

La inauguración de la locomotora tuvo lugar el 4 de diciembre, que es Santa Bárbara, la patrona de los mineros y la misma fecha que se eligió para poner en marcha hace ya una década la Hulla, una locomotora que, aunque se construyó para la empresa MFU de Utrillas, el Ayuntamiento tuvo que comprarla a un restaurador zaragozano que la había adquirido y rehabilitado.

En el caso de la Locomotora 31 nunca ha salido de Utrillas desde que llegó en 1966, ya que cuando cerraron las explotaciones mineras la empresa la donó al Ayuntamiento, que la expuso sobre un pedestal junto a la travesía. El hecho de estar a la intemperie desde la década de los 80 hasta 2016 agravó su deterioro, pero la realidad es que sirvió para recordar a vecinos y visitantes el pasado carbonífero de la localidad y, además, evito que fuera vendida, como ocurrió con el resto.

 
Carlos Abadías (dcha.) y Manuel Beltrán, lanzando el cava contra la locomotora para inaugurarla de nuevo


Ahora su puesta en funcionamiento permitirá mejorar el servicio turístico que se presta en la localidad puesto que su uso se alternará con el de la Hulla. Además, esta máquina tiene mucha más potencia y es capaz de transportar un mayor número de vagones. En este sentido el alcalde de Utrillas, Joaquín Moreno, especificó que se han comprado dos nuevos vagones que permitirán pasar de 25 a 50 viajeros en cada trayecto, aumentando la capacidad de atender turistas en los días de encendido.

La Locomotora 31 se construyó para cubrir el trayecto del tren entre los ríos Tigris y el Éufrates, en Asia, pero estalló la I Guerra Mundial y se trasladó al Rif de Marruecos para el traslado de armamento hasta el año 1926. Cuando esta zona pasó a pertenecer a España, el ejército llevó hasta Sevilla varias de estas locomotoras pero por su ancho, de 60 centímetros, solo podían ser usadas en explotaciones mineras y se vendieron a las existentes en Asturias y Teruel.

Manuel Beltrán, que trabajó en los talleres de MFU y ha sido uno de los mayores colaboradores en la recuperación del patrimonio, recuerda, a sus 91 años, la llegada de la número 31 y la número 32, que obligaron a modificar el ancho de los raíles, que eran de 8 centímetros y pasaron a ser de 9, y a ensanchar los túneles que debían atravesar las locomotoras porque no cabían. También hubo que adaptar las tolvas de la zona de carga, pero la llegada de estas máquinas supuso duplicar las toneladas de transporte en un mismo viaje ya que, como relata Beltrán, la Hulla transportaba “entre 10 y 12 y estas eran capaces de llevar más de 20”.

Esta máquina fue la única que conservó el Ayuntamiento de Utrillas, que se la pidió a MFU como recuerdo de ese pasado vinculado al lignito, y la expuso sobre un pedestal. El resto fueron vendidas a coleccionistas y actualmente hay tres funcionando en Inglaterra y dos en Alemania. También la Hulla salió de las Cuencas Mineras, pero se quedó en Zaragoza, en manos de un aficionado que encargó a los integrantes de la Azaft su restauración y, posteriormente, la vendió al consistorio de Utrillas por 150.000 euros.

Joaquín Moreno recordó durante su intervención el trabajo realizado por el Ayuntamiento durante los últimos 20 años y nombró a los anteriores regidores de la localidad, José Luis Alegre y Francisco Villar, que iniciaron y creyeron en
la reconversión del patrimonio minero como motor turístico.

La Locomotora 31 ya echa humo pero los responsables de la Azaft indican que “no está del todo afinada”. Además de pequeños ajustes para que funcione a la perfección, queda por colocar el silbato, que fue robado cuando estaba expuesta. “La parte de la válvula que existía la hemos recuperado y tenemos que fabricar lo que falta”, relató Abadías. El presidente de la Azaft confía en que la restauración realizada en la número 31 sea tan buena como la de la Hulla, que en esta década de trabajo “ha tenido multitud de averías, pero no ha faltado a un solo servicio”, apuntó orgulloso.

Los actos  incluyeron el transporte en vagoneta de Santa Bárbara, patrona de los mineros, desde el pueblo hasta el pozo que lleva su nombre. La santa fue cargada a hombros por los antiguos mineros.

La restauración de la Locomotora 31 no será la última que hagan los integrantes de la Azaft en colaboración con el Ayuntamiento de Utrillas puesto que en el pozo de Santa Bárbara ya hay una nueva máquina esperando a ser afinada por sus hábiles manos. Es una locomotora que se construyó a comienzos del pasado siglo como atracción de feria para el Tibidabo de Barcelona a partir de piezas de trenes que fueron desmantelados durante la I Guerra Mundial. Es, al igual que las máquinas empleadas para el transporte de carbón, de 60 centímetros de ancho de vía. En opinión de Abadías, el hecho de que Barcelona haya pensado en Utrillas para la restauración de esta locomotora muestra el prestigio que la localidad ha adquirido en lo que a recuperación de patrimonio industrial se refiere.

Homenaje


Carlos Abadías Mata es el presidente de la Azaft, la Asociación Zaragozana del Amigos del Ferrocarril y del Tranvía y, desde este domingo, también el nombre de la estación de tren Del Pozo Santa Bárbara de Utrillas. El bautizo del espacio, personalizado en él, rinde homenaje al trabajo desarrollado desde hace una década por la Azaft (Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía) cuyos voluntarios son los artífices no solo de que el tren funcione –son los que han restaurado las tres locomotoras que ahora están en uso– sino también porque se ocupan personalmente de ponerlo en marcha para su uso turístico.

Carlos Abadías Mata siente la Locomotora 31 como suya porque conoce “todos los tornillos que se han puesto y cada problema que ha surgido” durante su restauración. Lo que no esperaba es que el que considera su tren le fuera a llevar hasta su propia estación. “Es un honor poco merecido, porque esto es un trabajo de equipo, hemos sido quince personas los que nos hemos volcado en su arreglo, pero además sin el trabajo de los mineros voluntarios y la ilusión de los diferentes integrantes del Ayuntamiento y de todo el pueblo esto no sería hoy una realidad”, comentó. El presidente de la Azaft no esperaba que el homenaje fuera hacia su persona y no pudo ocultar la emoción durante el desarrollo del mismo.

Aseguró que durante esta década de trabajo conjunto se ha sentido “uno más de Utrillas”, un municipio donde reconoció “haber pasado muy buenos ratos” y que definió como “el lugar donde si sueñas algo se hace realidad”.

El redactor recomienda