Una colonia de flamencos en la laguna de Gallocanta. Fernando Casas
La laguna de Gallocanta afronta un nuevo periodo de sequía con una lámina de agua de 27 centímetros
El Centro de Interpretación, incluido en la Red Natural de Aragón, comienza una nueva temporada
La laguna de Gallocanta afronta un periodo de sequía que podría prolongarse durante varios años y alejar a los flamencos, que habían recalado en el humedal turolense hace pocos años. Si hace un año la lámina de agua de la laguna era de 90 centímetros, este domingo apenas alcanzaba los 27,5. Para la informadora y educadora ambiental Carmina Franco, todo apunta a un cambio de ciclo, aunque ello no debería tener ningún efecto en la llegada de las grullas, que se espera que comience a partir del 12 de octubre.
“Ahora mismo, la laguna, en su parte más profunda cuenta con 27,5 centímetros (de agua) y hay partes, como el Lagunazo Pequeños de Gallocanta, que se han secado por completo. Y la parte Sur de los Lagunazos de Tornos, en buena parte también”, confirmó la educadora ambiental.
La evolución de la mancha de agua invita a pensar a los conocedores de este espacio que la laguna afronta una época de sequía. “La laguna de Gallocanta mantiene unos ciclos de inundación´no y sequía que forman parte de este humedal. Hay que entenderlos así. La hemos disfrutado en na de sus fases de inundación que nos ha regalado muchas y bonitas estampas. Ahora la disfrutaremos igualmente en su fase de sequía, que también es espectacular”, confirmó Carmina Franco. Hasta ahora los ciclos húmedos y secos venían prolongándose alrededor de tres años, aunque las previsiones para esta etapa a la que estaría abocada la laguna señalan una duración mayor. “Antes, estos ciclos podían ser de tres o cuatro años, pero ahora no sabemos a cuanto tiempo nos tenemos que enfrentar a la laguna seca, pero pueden ser años”, añadió.
Sin embargo, que la laguna llegue a estar seca no significa que esté muerta, ni mucho menos, ya que la sequía es una fase en el ciclo habitual de este espacio en la que “la vida pasa a un periodo de latencia”, como en barbecho, en el que permanecerá así hasta la llegada de la siguiente inundación.
Más allá de por su riqueza faunística, la laguna es un reducto también para el mundo vegetal. Por ello, la figura de protección de Espacio Natural Dirigido prohibe expresamente el acceso al vaso lagunar como a las praderas que la rodean ya que, aunque no se pueda percibir a primera vista, existen diferentes especies de flora catalogadas.
“Desgraciadamente, a la laguna de Gallocanta no se le está poniendo en valor como el humedal que es, con la riqueza faunística y de flora que acoge por lo que, aunque esté en sus mejores momentos, como ha pasado estos años, no hace que muchos visitantes vengan a verla. El reclamo principal que tiene esta laguna ha sido y sigue siendo la grulla. Los visitantes van a aseguir viniendo en la época de grullas y la grulla no está tan condicionada por el nivel de inundación que tenga la laguna ya que nos e alimenta de especies acuáticas sino que lo hacen en los campos de cultivo que rodean la reserva y únicamente utilizan la laguna para descansar”, explicó Franco sobre el posible impacto que pudiera tener en el turismo la entrada en una fase seca.
El Centro de Interpretación de la laguna de Gallocanta, perteneciente a la Red Natural de Aragón, es el lugar de referencia para las visitas a esta Reserva Natural, situada entre las comarcas de Jiloca y Campo de Daroca, y que se reivindica como uno de los puntos más interesantes desde la perspectiva ornitológica de la Comunidad Autónoma.
El Centro de Interpretación arrancó este fin de semana una nueva temporada aprovechando el puente de agosto. Durante los meses de agosto y septiembre atenderá a los visitantes durante los fines de semana y festivos, y a partir de esa fecha, por la proximidad de la llegada de las bandadas de grullas, comenzará a abrir jornadas entre semana, sobre todo para atender a colegios y grupos, así como actividades para adultos como la celebración del Día de las Aves, el mes de octubre.
Durante las dos primeras jornadas el goteo de personas en busca de información fue incesante. Se trata de viajeros que, sobre todo mientras se dirigían a pasar sus vacaciones en la playa, habrían apostado por desviarse para recoger información sobre la temporada de grullas, explicó la responsable del centro.
Como la curiosidad por estas aves es cada vez mayor, esto ha llevado a que una parte del público que visita el centro de interpretación sea cada vez más experta. “Hace unos años que sel número de visitantes que viene a la Reserva Natural se ha incrementado bastante como también se ha incrementado el interés en la sociedad por el medio ambiente”, ratificó Franco, que añadió que “ hace que cada vez haya más personas que quieran venir a ver la grullas, que es la estrella del humedal, sino también otras especies fuera de temporada como la avutarda u otras aves esteparias”.
Y es que, aunque la grulla es el buque insignia de la imagen de la laguna de Gallocanta, su potencial de biodiversidad es amplísimo. “Este humedal es mucho más que grullas y hay más de 220 especies censadas en la laguna de Gallocanta, y alguna de ellas con unos valores ecológicos muy altos. Aunque para mucha gente esto es desconocido, no deja de haber gente que cada vez se interesa más por la ornitología y que viene a Gallocanta en cualquier temporada del año”. Entre esas especies destacadas estarían la avutarda, la alondra ricotí, la pagaza piconegra, el fumarel o el aguilucho cenizo, entre otras. “Y en los últimos años tenemos como estrella a los flamencos” añadió Franco, que explicó que los “primeros admiradores” son los vecinos de los cinco pueblos que rodean la laguna.
A pesar de que se prevé que la población de flamencos no tarde en abandonar la zona por la situación en la que está quedando la laguna, que pierde agua cada día por el intenso calor y, sobre todo, por el viento, durante estos años han criado polluelos. Hasta 143 de estas jóvenes aves se han contabilizado en la zona de Gallocanta, lo que le convierte en el primer humedal de Aragón en criar el flamenco. “Hay ejemplares jóvenes que están bastante crecidos pero hay otros a los que aún les queda un poquito para madurar”, explicó la informadora.
Los ojos de todo el que se acerca a la zona de la laguna se detienen, aunque por un momento, en los grupos de aves que descansan allí. Los primeros visitantes de la mañana en el Centro de Interpretación aprovecharon el catalejo que se ofrece a los turistas para, con las indicaciones de la informadora, atisbar desde el propio centro un ejemplar de avutarda caminando entre balas de paja.
Unos kilómetros más allá, en la torre de observación que hay en el municipio de Las Cuerlas, en la provincia de Zaragoza, un matrimonio madrileño accedió a la torre de observación con unos potentes prismáticos.Luis Miguel Robledo y su mujer Mª Teresa López Oviedo estaban de paso, “haciendo una ruta por la zona del Alto Tajo y, camino de Calatayud” hicieron una parada en la laguna de Gallocanta para verla, explicó él. Ella se mostró un poco contrariada por tener que ver a los flamencos desde tan lejos, “pero es espectacular”, reconoció.
Mientras, también en la plataforma de torre de observación, el turolense Fernando Salas, de la Asociación Amigos de Gallocanta, para el que la de este domingo era la primera visita a la laguna de este verano y que reconocía que a pesar de la evaporación, los flamencos “aún tienen agua y parece que van a poder sacar adelante los pollos”. Además, Salas aseguró que por la mañana cerca de 300 cigüeñas abandonaron la laguna de Gallocanta en su migración hacia África.
“Ahora mismo, la laguna, en su parte más profunda cuenta con 27,5 centímetros (de agua) y hay partes, como el Lagunazo Pequeños de Gallocanta, que se han secado por completo. Y la parte Sur de los Lagunazos de Tornos, en buena parte también”, confirmó la educadora ambiental.
La evolución de la mancha de agua invita a pensar a los conocedores de este espacio que la laguna afronta una época de sequía. “La laguna de Gallocanta mantiene unos ciclos de inundación´no y sequía que forman parte de este humedal. Hay que entenderlos así. La hemos disfrutado en na de sus fases de inundación que nos ha regalado muchas y bonitas estampas. Ahora la disfrutaremos igualmente en su fase de sequía, que también es espectacular”, confirmó Carmina Franco. Hasta ahora los ciclos húmedos y secos venían prolongándose alrededor de tres años, aunque las previsiones para esta etapa a la que estaría abocada la laguna señalan una duración mayor. “Antes, estos ciclos podían ser de tres o cuatro años, pero ahora no sabemos a cuanto tiempo nos tenemos que enfrentar a la laguna seca, pero pueden ser años”, añadió.
Sin embargo, que la laguna llegue a estar seca no significa que esté muerta, ni mucho menos, ya que la sequía es una fase en el ciclo habitual de este espacio en la que “la vida pasa a un periodo de latencia”, como en barbecho, en el que permanecerá así hasta la llegada de la siguiente inundación.
Más allá de por su riqueza faunística, la laguna es un reducto también para el mundo vegetal. Por ello, la figura de protección de Espacio Natural Dirigido prohibe expresamente el acceso al vaso lagunar como a las praderas que la rodean ya que, aunque no se pueda percibir a primera vista, existen diferentes especies de flora catalogadas.
La alargada sombra de la grulla
“Desgraciadamente, a la laguna de Gallocanta no se le está poniendo en valor como el humedal que es, con la riqueza faunística y de flora que acoge por lo que, aunque esté en sus mejores momentos, como ha pasado estos años, no hace que muchos visitantes vengan a verla. El reclamo principal que tiene esta laguna ha sido y sigue siendo la grulla. Los visitantes van a aseguir viniendo en la época de grullas y la grulla no está tan condicionada por el nivel de inundación que tenga la laguna ya que nos e alimenta de especies acuáticas sino que lo hacen en los campos de cultivo que rodean la reserva y únicamente utilizan la laguna para descansar”, explicó Franco sobre el posible impacto que pudiera tener en el turismo la entrada en una fase seca.
Nueva temporada
El Centro de Interpretación de la laguna de Gallocanta, perteneciente a la Red Natural de Aragón, es el lugar de referencia para las visitas a esta Reserva Natural, situada entre las comarcas de Jiloca y Campo de Daroca, y que se reivindica como uno de los puntos más interesantes desde la perspectiva ornitológica de la Comunidad Autónoma.
El Centro de Interpretación arrancó este fin de semana una nueva temporada aprovechando el puente de agosto. Durante los meses de agosto y septiembre atenderá a los visitantes durante los fines de semana y festivos, y a partir de esa fecha, por la proximidad de la llegada de las bandadas de grullas, comenzará a abrir jornadas entre semana, sobre todo para atender a colegios y grupos, así como actividades para adultos como la celebración del Día de las Aves, el mes de octubre.
Durante las dos primeras jornadas el goteo de personas en busca de información fue incesante. Se trata de viajeros que, sobre todo mientras se dirigían a pasar sus vacaciones en la playa, habrían apostado por desviarse para recoger información sobre la temporada de grullas, explicó la responsable del centro.
Como la curiosidad por estas aves es cada vez mayor, esto ha llevado a que una parte del público que visita el centro de interpretación sea cada vez más experta. “Hace unos años que sel número de visitantes que viene a la Reserva Natural se ha incrementado bastante como también se ha incrementado el interés en la sociedad por el medio ambiente”, ratificó Franco, que añadió que “ hace que cada vez haya más personas que quieran venir a ver la grullas, que es la estrella del humedal, sino también otras especies fuera de temporada como la avutarda u otras aves esteparias”.
Y es que, aunque la grulla es el buque insignia de la imagen de la laguna de Gallocanta, su potencial de biodiversidad es amplísimo. “Este humedal es mucho más que grullas y hay más de 220 especies censadas en la laguna de Gallocanta, y alguna de ellas con unos valores ecológicos muy altos. Aunque para mucha gente esto es desconocido, no deja de haber gente que cada vez se interesa más por la ornitología y que viene a Gallocanta en cualquier temporada del año”. Entre esas especies destacadas estarían la avutarda, la alondra ricotí, la pagaza piconegra, el fumarel o el aguilucho cenizo, entre otras. “Y en los últimos años tenemos como estrella a los flamencos” añadió Franco, que explicó que los “primeros admiradores” son los vecinos de los cinco pueblos que rodean la laguna.
A pesar de que se prevé que la población de flamencos no tarde en abandonar la zona por la situación en la que está quedando la laguna, que pierde agua cada día por el intenso calor y, sobre todo, por el viento, durante estos años han criado polluelos. Hasta 143 de estas jóvenes aves se han contabilizado en la zona de Gallocanta, lo que le convierte en el primer humedal de Aragón en criar el flamenco. “Hay ejemplares jóvenes que están bastante crecidos pero hay otros a los que aún les queda un poquito para madurar”, explicó la informadora.
Observaciones
Los ojos de todo el que se acerca a la zona de la laguna se detienen, aunque por un momento, en los grupos de aves que descansan allí. Los primeros visitantes de la mañana en el Centro de Interpretación aprovecharon el catalejo que se ofrece a los turistas para, con las indicaciones de la informadora, atisbar desde el propio centro un ejemplar de avutarda caminando entre balas de paja.
Unos kilómetros más allá, en la torre de observación que hay en el municipio de Las Cuerlas, en la provincia de Zaragoza, un matrimonio madrileño accedió a la torre de observación con unos potentes prismáticos.Luis Miguel Robledo y su mujer Mª Teresa López Oviedo estaban de paso, “haciendo una ruta por la zona del Alto Tajo y, camino de Calatayud” hicieron una parada en la laguna de Gallocanta para verla, explicó él. Ella se mostró un poco contrariada por tener que ver a los flamencos desde tan lejos, “pero es espectacular”, reconoció.
Mientras, también en la plataforma de torre de observación, el turolense Fernando Salas, de la Asociación Amigos de Gallocanta, para el que la de este domingo era la primera visita a la laguna de este verano y que reconocía que a pesar de la evaporación, los flamencos “aún tienen agua y parece que van a poder sacar adelante los pollos”. Además, Salas aseguró que por la mañana cerca de 300 cigüeñas abandonaron la laguna de Gallocanta en su migración hacia África.
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