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La azuletada y el concurso de disfraces, lo más destacado de los carnavales de Villafranca La azuletada y el concurso de disfraces, lo más destacado de los carnavales de Villafranca
El primer premio del concurso de disfraces fue para los ingredientes de una paella

La azuletada y el concurso de disfraces, lo más destacado de los carnavales de Villafranca

Primer premio para la recreación de los ingredientes para hacer una paella
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José Luis Rubio

La azuletada volvió a ser protagonista de las fiestas de carnaval en Villafranca del campo, que el pasado fin de semana recuperó las fiestas de invierno con un nivel de participación semejante a las ediciones previas a la pandemia. La tradición de pintar con azulete a los vecinos, muy arraigada entre los jóvenes de esta localidad de la Comarca del Jiloca en uno de los carnavales más antiguos de la Comunidad de Aragón, volvió a asaltar las calles del municipio el sábado, convirtiéndose, un año más, en el epicentro de tres trepidantes jornadas de fiesta.

La fiesta, que vivió su momento de mayor esplendor en la segunda mitad del siglo XIX y en las tres primeras décadas del XX, supo sobrevivir a la prohibición de esta celebración que se implantó por el régimen de Franco después de la Guerra Civil. Aunque la fiesta no tiene personajes propios, su originalidad y el carácter desenfadado con el que los jóvenes se pringan del polvo azulado que el resto del año se emplea para blanquear la ropa le ha permitido resistir la persecución posterior a 1939 y recuperar músculo en las últimas décadas.

Martes de carnaval

En un primero momento la fiesta se celebraba el martes de carnaval en una fiesta que se prolongaba durante cinco jornadas, aunque finalmente se ha trasladado a los días de fin de semana para que los visitantes emigrados del pueblo puedan disfrutarlo con sus vecinos.  “Al final, las fiestas de cinco días se han reducido a solo tres”, confirmó Yolanda Domingo, alcaldesa de Villafranca.

La Comisión se encarga cada año de organizar el apretado programa de actividades en  el que se concentran las comidas, los concursos y la azuletada.

Este año se vendieron mas de 150 bonos para la comida, recuperando cifras de participación de ediciones previas a la irrupción de la covid-19.

Junto a los concursos de morra, guiñote o parchís, destacó el tradicional concurso de disfraces en el que el grupo ganador, que había reunido a varias peñas juveniles, se caracterizó de una paella, con los distintos ingredientes y toda la intendencia para su preparado, empleando una piscina hinchable como paella y cuidando todos los detalles, como la presencia del repartidos de butano a un joven disfrazado de rasera.

La segunda plaza correspondió al disfraz del parto, imponiéndose a otras caracterizaciones como las que se hicieron de políticos de actualidad o de personajes como Cristina Pedroche.

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