Jornada de plantación de árboles alrededor del cauce del Jiloca a su paso por Villafranca

No había límite de edad y tampoco de entusiasmo. Todo el que quiso colaborar en la tarea pudo hacerlo en medio de un ambiente de camaradería y de fiesta mañanera. Y es que este Viernes Santo, a partir de las diez de la mañana el Ayuntamiento de Villafranca había convocado a todos los que quisieran participar en una jornada de repoblación forestal en el entorno del cauce del Jiloca.

Y a la cita se presentaron varias decenas de vecinos, de distintas edades y con abundante presencia de gente menuda, para plantar una veintena de árboles de distintas especies a pesar de que el tiempo no invitaba a nada porque la mañana era bastante desapacible.

La iniciativa fue planteada como un rato de confraternización al tiempo que se mejoraba el entorno medioambiental del pueblo. Y es que el cauce del Jiloca a su paso por Villafranca es un verdadero pulmón verde de un pueblo cerealista con grandes extensiones sin arbolado ninguno.

Distintas especies

Arropando al Jiloca, cuando pasa por el pueblo, crecen árboles de distintas especies, hay presencia de grandes chopos cabeceros y las labores de saneamiento forestal han dejado algunas zonas peladas que había que repoblar. Tiranzo de azadas y palas  los participantes en la jornada disfrutaron colocando los plantones y regando poco después esos árboles que, de aquí a unos años, devolverán la sombra a los descampados que dejó el trabajo de saneamiento. Lo importante es que el paraje mantenga y aumente su riqueza forestal.

Al término de la tarea, a la que se fue sumando gente según avanzaba la destemplada mañana, se ofreció bollería y refrescos a todo el que quiso.

Desde hace ya unos años, en Villafranca del Campo se está incentivando cierta conciencia medioambiental sobre la importancia de mantener e incrementar en todo lo que se posible la masa arbórea que tanto invita a pasear en los tórrido veranos que se están registrando estos años. La tendencia es tal que, desde hace unos años, los quintos de cada añada suelen plantar un árbol al que acompaña una placa con los nombres de los jóvenes señalados por el calendario. Es una forma de plasmar su compromiso con el respeto por la naturaleza de su pueblo.

Gracias a gestos como el del Viernes Santo, los más pequeños, que abundaban en el tajo, aprenderán lo importante que es cuidar y proteger los árboles.