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Homenaje pleno de emoción a Jon Lauko en su amada Calamocha Homenaje pleno de emoción a Jon Lauko en su amada Calamocha
Familiares, autoridades y ponentes en el homenaje a Lauko. Pilar Esteban

Homenaje pleno de emoción a Jon Lauko en su amada Calamocha

El escritor trabajaba en la reedición de su novela negra rural cuando murió
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En el marco del Festival Aragón Negro, el Ayuntamiento de Calamocha rindió homenaje a Jon Lauko. Bajo ese pseudónimo firmaba sus novelas Paco Rubio. Nacido en Caminreal en 1948, pasó buena parte de su infancia en la capital del Jiloca, fue profesor de álgebra y catedrático de matemáticas, y se afincó en Barcelona. Tras jubilarse, publicó varias novelas dedicadas a las localidades que marcaron su vida: San Sebastián, la Ciudad Condal, Albarracín y, cómo no, Calamocha, a la que a veces se refería como Albónica.

Falleció en la capital catalana en agosto de 2020, a causa de una negligencia médica tras cinco meses ingresado en la UCI por coronavirus.

El acto estaba programado para la edición del FAN del 2021 pero se pospuso por la pandemia. Hasta Calamocha, se acercaron la viuda de Paco Rubio, Rosa Peralta, y su hija, Gabriela Rubio, que vivieron con emoción y agradecimiento el homenaje. “Siempre decía que las novelas eran la excusa para volver”, recordó Peralta y su hija aseguró que su padre “amaba Calamocha y seguro que nos está viendo y está orgulloso y feliz por este día”.

La albada, de José Antonio Labordeta, marcó los primeros minutos del acto. La canción era una de las predilectas del escritor, que fue alumno del genuino aragonesista. Los acordes de Arturo Lozano acompañaron la voz de Eduardo Escudero, quien llevó a cabo la interpretación caracterizado como Agapito, el protagonista de la novela negra Barrendero, enterrador, ferroviario que Lauko ambientó en la Calamocha de mediados del siglo pasado.

Entrevista

Escudero, que conoció al escritor a raíz de entrevistarle acerca de esa obra para Radio Calamocha, compartió conversación con Cristina Jiménez, periodista de Calamocha TV y El Comarcal del Jiloca, y conocedora de la obra de Lauko; y con Jesús Lechón, quien trabó una profunda amistad con Paco Rubio a través de las redes sociales y por vía telefónica. Iban a conocerse en persona en el verano de 2020 para presentar la reedición de Barrendero, enterrador, ferroviario, en la que el autor estaba trabajando antes de ingresar en el hospital en marzo de ese año.

Lechón repasó los artículos que Jon Lauko escribió para El Comarcal del Jiloca y compartió con el público textos propios como el que escribió para este mismo medio cuando conoció el fallecimiento de su amigo. Todos ellos quedaron recopilados en un cuadernillo que se repartió entre los asistentes, junto a un simpático marcapáginas con el retrato que Lauko hacía de sí mismo.

Los tres ponentes dialogaron sobre la producción literaria de Lauko. A la novela negra rural ambientada en Calamocha, se suman la trilogía de Cancan -Donostia, Estación París y El parque de Cismugiu-, que transcurre durante la Transición y aborda temáticas como el terrorismo de ETA, el 23-F o el asalto al Banco Central de Barcelona; y El Jardín de los Naranjos, también editada como La dinastía del sable, cuyo escenario es el Albarracín medieval y a la que dedicó décadas porque comenzó a escribirla con 21 años y vio la luz cuando tenía 67.

Cuaderno de viajes

También, publicó un cuaderno de viajes sobre este último territorio. A estas obras, se iba a unir otra que tenía finalizada. En ella, según contó su viuda, Rosa Peralta, planteaba un recorrido por los puntos emblemáticos de Barcelona, comparando la ciudad sobre la que escribió Camilo José Cela con la actual. “Incluso, rescataba unos dibujos a plumilla de Cela e incluía fotografías de Paco sobre esos escenarios que yo misma le acompañé a hacer”, contó y añadió que estaban trabajando en su publicación.

Precisamente, un lamento común de los ponentes fue que la obra de Lauko esté descatalogada y apenas sea posible adquirir sus libros. El alcalde de Calamocha y presidente de la Diputación Provincial de Teruel, Manuel Rando, recogió el guante y prometió colaborar con la familia en la tarea de reeditarlos. Entre otras ideas, también le propusieron poner su nombre a una calle o crear un cabezudo de Agapito, su personaje inspirado en el enterrador de Calamocha.

Algunos vecinos compartieron con los asistentes experiencias vividas con Paco Rubio y en relación con la lectura de sus novelas. El acto terminó con la entrega a Rosa Peralta y Gabriela Rubio de dos placas con la imagen del Baile de San Roque de José Lapayese, mientras de fondo sonaba la banda sonora de la película La vida es bella, la última publicación de Lauko en uno de sus perfiles de las redes sociales.

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