El ‘youtuber’ Bikepackid ensaya su próxima aventura en el invierno de Montañas Vacías
Completa con su pareja un viaje de siete días en bici a bajo cero en el tramo final del recorridoConvertir lo heroico en épico, tornar la pasión en locura o desafiar los límites de lo sensato con una sonrisa. Así, el youtuber y fabricante aragonés de bolsas de bikepacking Adrián Muñoz, Bikepackid, y su pareja Marie Huguet recorrieron la última parte de la ruta de Montañas Vacías hace apenas dos semanas, con la primera ola de frío severo del invierno, superando pistas forestales cubiertas de nieve helada y temperaturas bajo cero en las que cualquier rayo de sol se convertía en una bendición.
La severidad del clima turolense ha sido el banco de pruebas para conocer los límites del material con el que los dos aventureros quieren completar otro viaje épico uniendo los Alpes franceses con Islandia. “Hemos aprovechado que las temperaturas se pareen a las de Islandia, que es a donde vamos a ir en mayo, y así hemos podido ver los niveles de nuestro material como la tienda, los sacos de dormir o las esterillas”, dijo Adrián.
La ruta ha superado los 300 kilómetros con algo más de 5.000 metros de desnivel positivo acumulado. La etapa más largo superó los 55 kilómetros a través de un paisaje blanco y glaciar. La mayor parte del recorrido lo han completado siguiendo el track original de la ruta aunque también tomaron algún atajo por carretera.”La nieve te condiciona en cuanto a la velocidad porque no puedes subir rápido porque patina la rueda y a la hora de bajar, que es cuando se rasca tiempo al día, también vas más lento. Y como los días en invierno son más cortos no hemos podido hacer más de 55 kilómetros al día”, dio el youtuber.
Adrián trataba de sacudirse el mérito de haber protagonizado una aventura de ese calibre. “No hemos hecho la parte más difícil de Montañas Vacías porque al alto de Javalambre no se podía subir”, explicaba con voz pausada alrededor de una mesa con cafés tras su regreso, una semana después de haber emprendido su viaje, a Teruel.
El viaje de Bikepackid duró siete días con seis noches, en una de las pocas ocasiones -si no la primera- en la que tanto él como su acompañante tuvieron que pedalear contra el reloj ya que solo tenían siete una semana para completar el recorrido.
Como muchas de grandes epopeyas, este viaje surgió casi por casualidad. “”Venimos a Teruel porque tenemos gente como Ernesto Pastor, creador de esta ruta de Montañas Vacías, y para visitar la nueva tienda de Surya Bikepacking de unos enormes colegas, Isra y Cris, que de hecho fueron mis primeros clientes cuando lancé hace cinco años las primeras bolsas que cosí”, explicó Adrián Muñoz. “Las fechas eran esas. Teníamos siete días para hacer lo que podíamos”, añadió.
Marie paso los días previos a empezar a pedalear mirando “la meteo” que daba un pronostico “bueno porque anunciaba los días más fríos pero también que había sol”. Los dos ciclistas recordaban tras su viaje cómo por la mañana agradecían pedalear recibiendo la radiación solar para desentumecer el cuerpo tras el frío de la noche. Muñoz resumía su día a día diciendo que cada jornada era “arrancar con frío, pedalear con frío y anochecer con mucho más frío. Esto es básicamente lo fueron estos días”.
Sin embargo, lejos de convertirse en un inconveniente, los dos aventureros recordaban cómo esas bajas temperaturas les permitían “ver el paisaje nevado” y aunque reconocían que la nieve les obligó a “ir un poco más lento”, eso les permitió tener “más tiempo para ver el alrededor. Ha habido algunos tramos de la ruta de los que nos hemos quedado enamorados, sobre todo por encima de Bronchales, donde había un palmo de nieve”.
Durante la conversación los recuerdo brotaban tan espontáneos como desordenados, seguramente provocado por la intensidad de la experiencia.
En ese batiburrillo de vivencias, Adrián Muñoz recordaba cómo una de las etapas acabó en los pinares que se alcanzan tras superar Bronchales. “No calculamos bien el tiempo y se nos hizo de noche. Esa noche dormimos a 12 grados”. Para combatir las bajas temperaturas los ciclistas buscaban dormir en refugios o incluso en merenderos donde poder encender fuego. “Pudimos hacer fuego todas las noches salvo una o dos”, recordó.
Y así, hablando de la sensación de frío, brotó el recuerdo del que pasaron saliendo de Zafrillas, después de haber parado a tomar un café en el bar Papi. “Nos toco hacer toda esa bajada nevando” hasta Salinas del Manzano, ya en la provincia de Cuenca.
Marie Huguet reconoció estar sorprendida por “haber pedaleado tanto tiempo sobre la nieve a pesar de que soy de los Alpes”. El firme deslizante hizo que los primeros días llegase a pasar “miedo”, aunque lo que empezó siendo un motivo de preocupación acabó convertido en uno de los recuerdos más “lindos” del viaje.
Vivir con lo puesto
“Hemos estado viajando tres años en bicicleta antes de la pandemia y nuestro viaje es totalmente en autosuficiencia. Estamos acostumbrados a eso y cuando pensamos en hacer una ruta, lo hacemos pensando que sobrevivir con lo que llevamos en la bicicleta”. Así resumía Adrián Muñoz el planteamiento de total autosuficiencia con el que viajan siempre. Lejos de la imagen de los ciclistas cargados con pesadas y voluminosas alforjas en los dos ejes de sus máquinas, la filosofía bikepacking trata de reducir a la mínima expresión el equipaje. Así, las dos bicicletas presentaban configuraciones distintas de sus bultos para el equipaje, pero en ambos casos con sendas bolsas colgadas del manillas y complementadas con otras bajo el tubo del cuadro, los eternos sillines Brooks y incluso en una parrilla o rack anclada al triángulo trasero de sus bicis.
No obstante, las paradas para tomar un café en los bares de la ruta resultaban casi obligatorias para entonar el cuerpo, para cargas las baterías de los equipos informáticos y de fotografía y vídeo y, sobre todo, para entablar conversaciones con los parroquianos de los pueblos que atraviesa la ruta.
“Nos aprovechamos un poco de la electricidad y, tal vez, también del baño. Pero sobre todo lo hacemos para hablar con los parroquianos , que es lo que más nos flipa a nosotros. Por eso no planeamos mucho las rutas, porque lo que nos gusta es echar un capazo con el primer vecino que nos encontramos”, recalcó Muñoz, que añadió que “a veces llegas a sitios geniales gracias los consejos de la gente local”.
Éste no ha sido el primer viaje que la pareja de aventureros ha realizado en el recorrido de Montañas Vacías. Aunque cuando se presentó el recorrido ellos estaban en Georgia. Muñoz explicó que el éxito de este recorrido se debe a la combinación del “trabajo ben hecho” del creador de la ruta, Ernesto Pastor, y la publicación en el portal especializado bikepacking.com. “Ahora la gente está desando venir a Montañas Vacías porque es una ruta guapísima que lo tiene todo”.
“Siempre que entro en un bar cojo el periódico. Así descubrí DIARIO DE TERUEL. Y en el bar de Paco, en Villar del Cobo, vi que había mucho y le pedí al dueño coger algunos. Gracias al DIARIO DE TERUEL hemos podido encender nuestras hogueras por las noches”, explicó ella.
Bikepackid
Con la misma humildad con la que restó importancia a sus proezas alrededor del planeta, Adrián Muñoz habla de sus bolsas artesanas no como na empresa sino cono un “proyecto”.
“El proyecto en sí era un viaje. un viaje de vida y un viaje en bicicleta por el mundo”, explicó sobre la marca que él explota. Asegura que el universo de potenciales clientes, configurado por intrépidos viajeros, es relativamente pequeño, “un gran porcentaje de la gente a la que le he vendido mis bolsas, seguro que conoce o ha hecho ya Monta´ñas vacías. Muchas de mis bolsas han hecho Montañas Vacías. En la quedada que hicimos en octubre estábamos 40 personas y había cinco o seis bolsas de bikepackid”, recordó con ilusión.
Las primeras bolsas fueron cosidas cuando la pareja se quedó atrapada en Georgia durante la pandemia para ganar algo de dinero. “Fue algo complicado el importar las telas con unas tasas enormes. También tuve que comprar una máquina de coser industrial”, y allí, en la intersección entre Europa y Asia, quiso aprovechar “el agradecimiento y el cariño de la comunidad de Bikepackid para hacer bolsas que yo ya me había hecho para mi propia bicicleta”.
Y así, lo que empezó casi como un hobby ha terminado convirtiéndose en la principal ocupación de este ciclista que lleva ya cerca de un millar de bolsas cosidas (y vendidas) con las bolsas de cuadro a medida framebag como uno de sus superventas con más de 80 unidades elaboradas.
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