Celadas pone nombre al piloto abatido en combate en 1937: se llamaba Luis Tuya y era uruguayo
Un grupo de investigadores arroja luz sobre este suceso muy recordado en el puebloUn grupo de investigadores uruguayos y españoles ha puesto nombre al piloto de la República que el 16 de abril de 1937 fue abatido sobre los cielos de Celadas en un combate entre la aviación republicana y la nacional. No era un aviador ruso, como se creía, puesto que formaba parte de la escuadrilla Kosakov, sino el piloto uruguayo Luis Tuya, nieto de asturianos que se sabía que fue derribado en Teruel durante la Guerra Civil pero se desconocía el lugar. El sábado, con la ayuda de un detector de metales, dieron con el sitio donde se precipitó el avión de combate, en el conocido como el Barranco de la Balsa Seca, y se hizo un homenaje al que asistió también Gabriel Tuya, un sobrino nieto del piloto. La presencia de estos investigadores ha hecho reencontrarse a Celadas con un pasaje de la contienda que ha formado parte de la memoria colectiva del pueblo y ha puesto nombre a aquel aviador anónimo hasta ahora.
Federico Marotta se emociona todavía al contar cómo ha transcurrido el trabajo de investigación que les ha llevado a encontrar el lugar donde se estrelló el avión de Luis Tuya, y en cuyas inmediaciones podrían estar enterrados sus restos mortales, aunque sobre esto no hay certeza de momento.
Detrás hay numerosas personas, uruguayas y españolas, que se han implicado en esta búsqueda, a los que hay que sumar ahora a los propios vecinos de Celadas, que han abierto sus puertas a los visitantes para ayudarles. Una colaboración valiosísima porque todavía hay testigos vivos que vieron precipitarse el avión envuelto en humo y prenderse fuego, incluso de quien estuvo a pocos metros como Antonio Guillén Gómez, Rosino, que a sus 99 años puso ayer rostro a aquel piloto.
“Se impresiona uno al ver a una persona que tiene el fuego debajo de él y está ardiendo”, aseguró Rosino cuando Marotta le mostró unas fotografías de Luis Tuya. Al ver la foto reconoció estar un “poco conmocionado” al poner rostro a aquel piloto que vio entre las llamas, ya fallecido, aquel 16 de abril de 1937 cuando él solo contaba con 14 años de edad y fue testigo presencial del combate aéreo.
“Sería usted una buena persona, pero en las guerras, a quien le toca...”, balbuceó el anciano sin perder de vista el cuadro con las tres fotografías de Luis Tuya que le mostraba Marotta. Fue él uno de los que indicó a los investigadores el lugar donde se estrelló el avión. “Qué cosas se ven en la vida, y en las guerras, pues más”, comentó el anciano tras conocer que Tuya era nieto de un asturiano emigrado a Uruguay en el siglo XIX.
Junto a Rosino, otros vecinos del municipio han aportado su testimonio, de forma directa o indirecta a través de otras personas, para ubicar el sitio donde el pasado sábado el arqueólogo Gonzalo Berger, con la colaboración de Xavier y Martín Godás, dieron con el lugar exacto donde se precipitó el Polikarpov I 15 de la República que tripulaba Tuya tras mantener un combate aéreo con dos aviones nacionales sobre el cielo de Celadas.
Barranco de la Balsa Seca
El lugar donde cayó abatido, el Barranco de la Balsa Seca, está a unos dos kilómetros del casco urbano de este municipio, uno de los más castigados por la guerra al quedar en medio de los frentes republicano y nacional, lo que obligó a sus habitantes a abandonarlo durante los meses duros de la contienda. El año pasado se inauguró en las calles del pueblo una exposición que muestra imágenes de cómo quedó con fotografías del archivo de Regiones Devastadas.
Marotta, uruguayo como Tuya, es consciente del dolor que sufrió la población durante la guerra y asegura que cuando planificaron el viaje para buscar restos del avión y conocer más de lo ocurrido aquella primavera de 1937, el respeto era la prioridad absoluta.
“Al llegar, mucha gente se nos acercó a contarnos cosas y nos abrieron las puertas de sus casas y ninguno nos preguntó en qué bando combatió Luis (Tuya)”, cuenta. Explica además que la alcaldesa, Raquel Clemente, le dijo que en el pueblo no había rencillas. “A mí me impresionó”, constató ayer para agradecer a todos los vecinos el recibimiento y la ayuda que les han prestado.
El hallazgo del lugar donde se estrelló el avión ha sido un primer paso para conocer el final de la vida de un hombre, Luis Tuya, que en Uruguay y Paraguay está reconocido como un héroe de la aviación, puesto que participó en la Guerra del Chaco, y fue uno de los pioneros de la aviación de combate en su país.
Ahora queda por delante saber dónde pueden estar sus restos mortales. En el cementerio antiguo no hay rastro de él ni han encontrado ningún indicio de que pudiera ser enterrado allí. Lo frecuente en estos casos era enterrarlos en el mismo lugar donde eran abatidos, por lo que no descartan que sus restos puedan estar allí mismo.
La prospección que han hecho ahora, con los correspondientes permisos de las distintas administraciones competentes, ha permitido identificar el lugar donde se estrelló el avión. El detector de metales empezó a pitar en una zona donde han encontrado numerosos restos de metralla en la que se aprecia cómo los cartuchos estallaron a consecuencia del calor al incendiarse el avión, así como pequeñas piezas de la aeronave, ya que los principales componentes como el motor se lo tuvieron que llevar en el acto y el resto con posterioridad.
Marotta apunta que en una zona de 20 metros han detectado restos de metales bajo tierra. Podría corresponder quizás a piezas metálicas del uniforme y equipo del aviador, aunque no da nada por seguro ya que eso correspondería a una segunda búsqueda. Ahora, tras las emociones vividas al encontrar restos del avión en el lugar donde se precipitó, aboga por un periodo de “reflexión y calma” antes de dar nuevos pasos, que requerirían de nuevos permisos para poder excavar ya con un equipo contratado, puesto que quienes lo han hecho ahora ha sido de manera altruista y todo se ha hecho sin subvención alguna.
Cerrar la historia del piloto
“Queremos intentar cerrar la historia de Luis”, dijo Marotta, para precisar que todos, incluido el sobrino nieto del aviador, sintieron “mucha paz” en el barranco donde encontraron los restos de la aeronave. Así lo compartieron el domingo en una tertulia con la alcaldesa y los vecinos que tuvieron en el Ayuntamiento.
Toda la vivencia de estos días les ha hecho reflexionar de que “Luis (Tuya) está en paz de cualquier modo” y que el sobrino nieto les había manifestado que “dada la calidez con que los vecinos hablaban del hecho, si Luis aparecía, genial, pero que si Luis quería quedarse aquí por la calidez de la gente de Celadas, sabíamos que iba a estar afectuosamente cuidado”.
Esa es la sensación con la que se van, apuntó, para concluir diciendo que les gustaría encontrarlo y que si así fuese desearían que sus huesos volviesen a Uruguay, “pero esta visión que hemos tenido de la visita a Celadas y de cómo se ha comportado la gente del pueblo con nosotros y de cómo nos han contado a su manera la historia, nos ha hecho reflexionar eso, que Luis está en paz de cualquier modo”.
Federico Marotta es uruguayo pero lleva viviendo en Mallorca desde el año 2001, donde es presidente de la Asociación Uruguaya de Mallorca. Nació en el mismo municipio que Luis Tuya, Mercedes, en el departamento Soriano de Uruguay, el equivalente a las provincias españolas. El piloto en realidad nació en 1905 en Duraznito, un paraje rural próximo, y se educó en Mercedes. En 1922 vio una exhibición de aeroplanos y así nació su vocación por la aviación convirtiéndose en piloto en Montevideo. Tras combatir en la Guerra del Chaco viajó a España para hacerlo del lado de la República en la Guerra Civil.
Al compartir orígenes, Marotta ha sentido siempre un gran interés por la vida de Tuya, y forma parte de un equipo de investigación con los uruguayos Pedro Troche, autor de una biografía del piloto y de la página de facebook “Alma de pájaro”, y Alejandro Gil, jefe de relaciones públicas de Soriano. En los últimos años han ido cerrando el círculo hasta identificar Celadas como el lugar donde murió Tuya.
En el camino se han ido encontrado a personas que les han ayudado a completar su investigación y asegura que fue determinante la aportación de José Antonio Guillén, un vecino de Celadas que vive en Madrid, que fue quien hace un año les alertó a través de las redes sociales que el piloto de la República que fue abatido en su pueblo podía ser el que buscaban.
Desde entonces han cotejado informaciones de diferentes sitios y han llegado a la conclusión de que era él, y una vez hallado el lugar donde cayó abatido aguardan la siguiente fase si se puede dar con sus restos.
De aquel 16 de abril de 1937, Marotta explica que Tuya salió del aeródromo de Sarrión con otros seis aviones republicanos Polikarpov I 15, conocidos como chatos, de la escuadrilla del aviador soviético Kosakov. Se estaba produciendo una ofensiva republicana en la que se tomó el monte Santa Bárbara durante diez días, y la aviación apoyaba desde el aire.
Cuando los siete aviones republicanos sobrevolaban Celadas aparecieron tres aeronaves de combate del ejército franquista. A partir de las averiguaciones que han hecho se sabe que dos de esos aviones, pilotados por los aviadores nacionales Ángel Salas Larrazábal y Joaquín Ansaldo, entablaron un combate aéreo con Tuya.
Cuenta Marotta que no han conseguido saber qué pasó con el resto de aviones, y que fueron esas tres aeronaves las que pudieron ver en el aire combatiendo los vecinos de Celadas durante doce o quince minutos. Cuenta el investigador que a pesar de haber “demostrado su valentía”, Tuya cayó abatido y se incendió al estrellarse, aunque cree que murió a causa de la metralla cuando estaba en el aire.
Antonio Guillén, Rosino, lo vio cuando estaba en el campo con las ovejas y acudió con un amigo al sitio donde se precipitó. Ayer contaba que el cuerpo estaba sentado con la cabeza hacia atrás, como mirando al cielo, pero muerto ya mientras las llamas devoraban la carlinga del avión. Recuerda que la metralla hacía explosión por el fuego y que todavía salían casquillos disparados. Llegó entonces la Guardia Civil de Villarquemado y les mandó marcharse porque había peligro de que alguna bala de los casquillos que estaban explotando les pudiera matar.
El lugar exacto
Los investigadores asocian el sitio donde el sábado encontraron una gran concentración de casquillos reventados por el fuego, con el lugar exacto donde el avión se estrelló, por lo que allí mismo hicieron un homenaje que retransmitieron por streaming a través de la página de facebook de Marotta, donde se recordó a Luis Tuya y cada uno de los participantes pronunció algunas palabras de lo que suponía ese momento.
Especialmente emotiva fue la participación de Gabriel Tuya, sobrino nieto del piloto, que depositó en el lugar un ramo de flores, algo a lo que se había comprometido con su padre si algún día encontraban el lugar.
Junto al arqueólogo Gonzalo Berger, de padres uruguayos, y sus colaboradores Xavier y Martín Godás, participaron también otras personas como los amigos de Marotta que viajaron con él desde Mallorca, el escritor Miguel Palou Bosch y Sergio Capurro.
Palou Bosch aseguró ayer que estaba “emocionado” por lo vivido y pensó en la “dureza que debió ser luchar en aquellos momentos”, mientras que Capurro comentó que había sido una experiencia “emotiva”.
Ambos con Marotta regresarán mañana a Mallorca, tras haber puesto nombre a aquel aviador anónimo que murió sobre los cielos de Celadas, pero estos días siguen visitando el municipio y conociendo más de su historia y de lo acontecido durante la Guerra Civil, para lo que ayer contaron con la colaboración del historiador Rubén Sáez, que les mostró algunos de los escenarios bélicos de la contienda.
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