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Entre nieve y vacunas Entre nieve y vacunas

Entre nieve y vacunas

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Cruz Aguilar

Me he puesto a escribir esta columna hablando de Filomena, que de borrascas siempre hay muchas cosas que decir, como por ejemplo que busquen nombres más cortos, porque Filomena va muy justo en el hueco que tenemos para los titulares. Pero sin poder evitarlo la mente se me iba todo el rato al coronavirus. Me consta que sanitarios y alcaldes lo están pasando realmente mal porque no saben qué hacer para ayudar a su población. Algunos incluso han sufrido en sus propias carnes el virus y otros saben que lo tiene siempre ahí, acechándoles. 

La situación, resumida, es la siguiente: los sanitarios están hartos de ser los niñeros de personas que no hacen nada para evitar el contagio pero que quieren una cama libre para ellas o para su abuelo cuando la necesiten, que para eso son españolas y tienen todos los derechos del mundo, que menuda sanidad pública mala tenemos. También los hay  que han hecho lo que les ha dado la gana todo este tiempo y siguen haciéndolo, porque con ellos esto no va, pero ojo no caiga enferma su madre, que entonces se para el mundo porque no tienen quién les lave los calcetines ni les ponga el plato de sopa en la mesa; luego están los negacionistas, de los que prefiero no hablar, ¿para qué?. Otro sector de la población está contagiada, algunos no saben cómo les ha entrado pero otros podrían poner la fecha y hora en la que cruzó la puerta de su casa el Covid. Hay otra parte de la ciudadanía que lleva sin ver a la familia meses para evitar riesgos y que ahora, además, tampoco puede salir a tomar el aire por la sierra, porque dicen que hay que evitar la movilidad –de todos, no solo de algunos– para reducir el riesgo.
Las noticias de contagios, de récord en Teruel, se alternan con las de la vacuna, ya puesta a muchos ancianos. También con las de los jetas que se cuelan para inmunizarse cuando no les toca aprovechándose de su posición política. En esto, como en lo de las normas, lo que se necesita es una conducta ejemplar, tanto a la hora de hacer las cosas como en el momento de tomar decisiones y quitar del cargo a quien haga falta. Con las cifras que tenemos estamos para tontear poco. Seamos serios y honrados. Lo de sanos no está en nuestras manos.