Los monjes guerreros calatravos hicieron una visita guiada por el Castillo de Alcañiz a mediodía del domingo. M. N.
Tiempo de Concordia (1412): cuando la moda textil llegó a las clases pudientes de Alcañiz
Historica Vestimentum vela por unas recreaciones puristas y sin anacronismos
La nobleza de comienzos del siglo XV se distinguió por un creciente afán por la modas que se trasladó a su vestuario. Jubones, calzones ceñidos al cuerpo y largas puntas en el calzado mudaban a los hombres, mientras que ellas se decantaban por vestidos largos y ajustados, con escotes y corpiños. En esta época se produjo la separación entre el traje femenino y el masculino. Eran tiempos de prosperidad económica, auge de la burguesía y una nueva cultura cortesana y caballeresca que llevaba aparejada la sensualidad, un sentimiento de disfrute de la vida y de búsqueda de la felicidad que los más pudientes supieron aprovechar. Durante el pasado fin de semana, la asociación Historica Vestimentum de Caspe y los Calatravos de Alcañiz estuvieron explicando a turistas y visitantes en el Castillo cómo se vestía y vivía en el año 1412, con la idea de que la recreación de La Concordia del 24 y 25 de febrero sea lo más fidedigna posible para mayor brillo del evento recreacionista.
Pedro Palacios es el alma de Historica Vestimentum, asociación caspolina que ha logrado un vestuario fidedigno del Compromiso de Caspe y que está haciendo lo propio para empujar el evento histórico alcañizano. “Nuestra función es la investigación y recreación de prendas en diferentes épocas acorde a la moda que se llevaba. Buscamos una recreación de calidad y se está consiguiendo. Se trata de que toda la gente que sale a escena a recrear un personaje vaya vestida con las características de un noble, clérigo o plebeyo, desde ese punto de recreación purista y bien hecho”.
Desde una escena costumbrista de la alta sociedad de primeros de siglo XV en la Torre del Homenaje, Palacios explicó a los curiosos a mediodía del domingo algunos detalles del vestuario de la época.
“La idea es que la gente entienda que las modas cambian de un siglo a otro. Hemos explicado que la hopalanda es un sobrevestido que se pone de moda a final del siglo XIV, muy amplio y cómodo, con mangas muy grandes. Se trata de una prenda muy lujosa y ostentosa de terciopelo que se permitían los nobles”, tanto hombres como mujeres, destacó el recreador, que llevaba una de estas en azul, “un color que no era fácil de conseguir”.
Los hombres también llevaban jubones, una vestimenta que cubría desde los hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada al cuerpo como comenzaba a demandar la moda de la época.
A modo de tocados estaban los chaperones, unas capuchas o gorros hecho de lino natural, sedas o terciopelos. Se rellenaban con lana natural para darle volumen, “todo muy ostentoso”.
En cuanto al calzado, se llevaban unas puntas “tan marcadas que llegaba un punto que era casi imposible andar con ellas y las tenías incluso que atar a la pierna; pero eran modas y, como ahora, se seguían” por incómodas que llegasen a ser.
Los tintes eran “siempre naturales, con productos vegetales y minerales que se machacaban”, explicó Palacios. El púrpura de los cardenales y obispos se sacaba de las cochinillas, insectos presentes en las plantas.
La influencia del Humanismo, que afloró un espíritu menos dependiente de los dictados estéticos y morales de la Iglesia, hizo que la sensualidad brotara tanto entre hombres como en mujeres. En el caso de ellas, las novedades definieron sus siluetas. Llegaron faldetas y corpiños, triunfaron los escotes redondos que dejaban al descubierto la garganta y parte de los hombros, y la cintura se constriñó. Flecos, tiras de tela del brazo a la falda, gorgueras, sobretodos o mantos complementaban el vestuario femenino.
“Es una maravilla poder recrear dentro del Castillo en un salón como el de la Torre del Homenaje, que es espectacular, con esas pinturas tan preciosas. Poderte vestir allí, donde se supone que estuvieron todos estos personajes que recreamos, con estos trajes nobles y hacer vida es una gozada para quienes nos gusta y apasiona la Historia”, destacó el recreacionista caspolino.
El mismo sentimiento tiene Sergio Navarro, que durante el fin de semana simuló ser el Comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz. “El castillo es el lugar donde estaban los Calatravos y nos sirve de inspiración para recrear su vida. Pero nos fastidia que hubo gente que destruyó muchas cosas”, dijo en referencia a los carlistas, el ejército de Napoleón o los soldados de la Guerra Civil, entre otros.
Navarro explicó que hasta el siglo XIV las órdenes militares llevaban un estricto rigor en la indumentaria que denotaba pureza, con colores crudos y cruces negras, sin ostentación. Una bula papal les permitió vestir como quisieran, siempre y cuando mantuvieran un decoro y llevaran la cruz de Calatrava o el emblema de otros monjes cruzados en un lugar visible.
Sábado y domingo exhibieron sus túnicas y capas, así como las armas y armaduras usadas durante 1412 en la Corona de Aragón, tanto para la infantería como para la caballería.
“Los grupos de recreación medieval investigamos cómo era la vida, los atuendos, las ropas, las costumbres en épocas distintas. Intentamos reproducirlas con el mayor rigor y que no haya errores ni nada anacrónico. Lo que queremos es mostrar a la gente cómo era en realidad la Edad Media, y no la fantasía que les marca el cine. Hay muchas leyendas negras. Al final, la gente utilizaba los recursos que tenía e intentaba vivir lo mejor posible, evitando los problemas. No estaban todo el día con el cuchillo en la boca”, indicó el calatravo.
Bajo el epígrafe In obsidione, que en latín significa “bajo asedio”, se desarrolló sábado y domingo en el Castillo un proyecto divulgativo previo a las importantes recreaciones de La Concordia del fin de semana.
Durante la semana, habrá conferencias didácticas para escolares el martes y jueves. Para el público en general serán el miércoles, jueves y viernes.
Ya el 24 y 25 de febrero llegará el plato fuerte con las recreaciones históricas sobre la muerte del rey Martín, el interregno y La Corcordia de Alcañiz de 1412.
Pedro Palacios es el alma de Historica Vestimentum, asociación caspolina que ha logrado un vestuario fidedigno del Compromiso de Caspe y que está haciendo lo propio para empujar el evento histórico alcañizano. “Nuestra función es la investigación y recreación de prendas en diferentes épocas acorde a la moda que se llevaba. Buscamos una recreación de calidad y se está consiguiendo. Se trata de que toda la gente que sale a escena a recrear un personaje vaya vestida con las características de un noble, clérigo o plebeyo, desde ese punto de recreación purista y bien hecho”.
Desde una escena costumbrista de la alta sociedad de primeros de siglo XV en la Torre del Homenaje, Palacios explicó a los curiosos a mediodía del domingo algunos detalles del vestuario de la época.
“La idea es que la gente entienda que las modas cambian de un siglo a otro. Hemos explicado que la hopalanda es un sobrevestido que se pone de moda a final del siglo XIV, muy amplio y cómodo, con mangas muy grandes. Se trata de una prenda muy lujosa y ostentosa de terciopelo que se permitían los nobles”, tanto hombres como mujeres, destacó el recreador, que llevaba una de estas en azul, “un color que no era fácil de conseguir”.
Los hombres también llevaban jubones, una vestimenta que cubría desde los hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada al cuerpo como comenzaba a demandar la moda de la época.
A modo de tocados estaban los chaperones, unas capuchas o gorros hecho de lino natural, sedas o terciopelos. Se rellenaban con lana natural para darle volumen, “todo muy ostentoso”.
En cuanto al calzado, se llevaban unas puntas “tan marcadas que llegaba un punto que era casi imposible andar con ellas y las tenías incluso que atar a la pierna; pero eran modas y, como ahora, se seguían” por incómodas que llegasen a ser.
Los tintes eran “siempre naturales, con productos vegetales y minerales que se machacaban”, explicó Palacios. El púrpura de los cardenales y obispos se sacaba de las cochinillas, insectos presentes en las plantas.
Mujeres más sensuales
La influencia del Humanismo, que afloró un espíritu menos dependiente de los dictados estéticos y morales de la Iglesia, hizo que la sensualidad brotara tanto entre hombres como en mujeres. En el caso de ellas, las novedades definieron sus siluetas. Llegaron faldetas y corpiños, triunfaron los escotes redondos que dejaban al descubierto la garganta y parte de los hombros, y la cintura se constriñó. Flecos, tiras de tela del brazo a la falda, gorgueras, sobretodos o mantos complementaban el vestuario femenino.
“Es una maravilla poder recrear dentro del Castillo en un salón como el de la Torre del Homenaje, que es espectacular, con esas pinturas tan preciosas. Poderte vestir allí, donde se supone que estuvieron todos estos personajes que recreamos, con estos trajes nobles y hacer vida es una gozada para quienes nos gusta y apasiona la Historia”, destacó el recreacionista caspolino.
El mismo sentimiento tiene Sergio Navarro, que durante el fin de semana simuló ser el Comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz. “El castillo es el lugar donde estaban los Calatravos y nos sirve de inspiración para recrear su vida. Pero nos fastidia que hubo gente que destruyó muchas cosas”, dijo en referencia a los carlistas, el ejército de Napoleón o los soldados de la Guerra Civil, entre otros.
Navarro explicó que hasta el siglo XIV las órdenes militares llevaban un estricto rigor en la indumentaria que denotaba pureza, con colores crudos y cruces negras, sin ostentación. Una bula papal les permitió vestir como quisieran, siempre y cuando mantuvieran un decoro y llevaran la cruz de Calatrava o el emblema de otros monjes cruzados en un lugar visible.
Sábado y domingo exhibieron sus túnicas y capas, así como las armas y armaduras usadas durante 1412 en la Corona de Aragón, tanto para la infantería como para la caballería.
“Los grupos de recreación medieval investigamos cómo era la vida, los atuendos, las ropas, las costumbres en épocas distintas. Intentamos reproducirlas con el mayor rigor y que no haya errores ni nada anacrónico. Lo que queremos es mostrar a la gente cómo era en realidad la Edad Media, y no la fantasía que les marca el cine. Hay muchas leyendas negras. Al final, la gente utilizaba los recursos que tenía e intentaba vivir lo mejor posible, evitando los problemas. No estaban todo el día con el cuchillo en la boca”, indicó el calatravo.
‘In obsidione’
Bajo el epígrafe In obsidione, que en latín significa “bajo asedio”, se desarrolló sábado y domingo en el Castillo un proyecto divulgativo previo a las importantes recreaciones de La Concordia del fin de semana.
Durante la semana, habrá conferencias didácticas para escolares el martes y jueves. Para el público en general serán el miércoles, jueves y viernes.
Ya el 24 y 25 de febrero llegará el plato fuerte con las recreaciones históricas sobre la muerte del rey Martín, el interregno y La Corcordia de Alcañiz de 1412.
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