Planean reformar el proyecto museístico de las ocho neveras de la Ruta Bóvedas del Frío
Se cambiará la señalética e introducirá información interpretativa general en todos los espaciosLa Comarca del Bajo Aragón proyecta la remodelación del proyecto de musealización de la ruta turística Bóvedas del Frío, antiguas neveras de hielo que se distribuye en ocho municipios del territorio, a saber: Aguaviva, Alcañiz, Belmonte de San José, Calanda, La Cañada de Verich, La Ginebrosa, La Mata de los Olmos y Valdealgorfa.
La institución encargará un anteproyecto para replantear los contenidos expositivos que actualmente tienen cada una de las neveras que conforman la Ruta. El objetivo es que, con la visita a un único espacio, el visitante se haga perfectamente a la idea de qué era una nevera de hielo, cómo funcionaba y para qué servía, es decir, que disponga en cada nevería de la información precisa de este tipo de infraestructuras.
El departamento de Turismo de la Comarca del Bajo Aragón ha decidido llevar a cabo este proyecto porque se detectó que actualmente no cumple con las funciones para las que se concibió. Tal y como explicó Daniel Millera, técnico de Turismo de la institución comarcal, “la Ruta se ideó y creo en torno al año 2000 auspiciada por Omezyma, y ha sido un producto que durante muchos años ha funcionado muy bien, pero el planteamiento con el que se diseño ahora no termina de cuajar’.
Las Bóvedas del Frío se musealizaron en su día incorporando audiovisuales y paneles informativos en los que se informa de distintos aspectos relacionados co la nevería y sus funciones. En este sentido, en cada una de las neveras se tratan temas distintos, desde los contratos que se suscribían con compradores y vendedores a las rutas de transporte, pasando por el origen que dio lugar a su construcción, su funcionamiento y su final, es decir, por qué dejaron de tener utilidad y cayeron en desuso.
“Se diseñaron de tal manera que se ofrecía información variada y diferente al visitar cada uno de los pueblos que tienen neveras, es decir, a modo de ruta itinerante, pero lo que ocurre es que nos hemos dado cuenta de que prácticamente nadie realiza la ruta entera, sino que los turistas visitan un emplazamiento o dos. Al estar la información muy disgregada, lo que ocurre es que casi nadie se va de la visita sabiendo correctamente qué eran y cómo funcionaban, porque en los paneles no se aporta información general, sino que se habla de cuestiones mucho más concretas”, comentó Millera.
Así, el objetivo del proyecto es una remusealización de todos los espacios, de manera que “se incluirá en todos la misma información general para que quien llegue allí de visita se lleve claramente una idea de qué eran las neveras, cómo funcionaban, cómo nacieron y por qué desaparecieron”. El proyecto incluirá también una reforma de los sistemas audiovisuales que tienen estos espacios. “El resto de la información se recopilará e incorporará a una página web”, explicó el técnico.
El proyecto, que se ha licitado por un montante de 12.000 euros, también incluirá el rediseño de la señalética adaptándola al nuevo planteamiento de la ruta. Según las condiciones del pliego, la memoria deberá contemplar el rediseño de la página web, en la que se deberá incluir toda la información de la que ya se dispone, incluyendo planos de los espacios interpretativos y sus equipamientos.
La intervención en la red de neverías del Bajo Aragón deberá contar con el visto bueno de la Comisión provincial de Patrimonio, por lo que cada uno de los ayuntamientos tramitará la solicitud de manera individual.
Bien conservada
Según Millera, la red de neveras está bien conservada, puesto que se han realizado inversiones en los últimos años. “Lo que corre más prisa es el aspecto musealizado y la información que contiene, incidiendo en un replanteamiento del lenguaje museístico de la ruta para que todo el mundo acceda a la misma información visite la nevera que visite”.
Algunos de los espacios reciben muchas visitas, como es el caso de la nevera de Cañada de Verich. “El mayor flujo de visitantes en este punto se justifica por que se adecuó un área de autocaravanas en el pueblo que está funcionando muy bien y que atrae a gente a visitar la nevera local”. Otra nevera, la de La Mata de los Olmos, es la única que está adaptada a personas con discapacidad, mientras que el conjunto que tiene Alcañiz podría considerarse el único que incorpora información general y específica.
Catalogadas como Monumentos BIC 58 neveras y pozos de hielo en Aragón
Cincuenta y ocho neveras y pozos de hielo aragoneses, diecinueve de ellos en la provincia de Teruel, fueron incluidos en el listado de Bienes de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento en el año 2021. Este paso supuso hace tres años el reconocimiento de la relevancia arquitectónica e inmaterial de esta arquitectura del hielo.
De las 58 neveras incluidas en el listado de Monumentos BIC, 23 pertenecen a la provincia de Huesca, 16 a la de Zaragoza y 19 a la de Teruel, concretamente a los municipios de Albalate del Arzobispo, Camarillas, Belmonte de San José, Calanda, nevera del Convento del Desierto de Calanda, La Ginebrosa, La Mata de los Olmos, La Cañada de Verich, Valdealgorfa, Aguaviva, Alcaine, Montalbán, Cantavieja, Mirambel, La Cuba, la de Estercuel y la del Monasterio de la Virgen del Olivar en esta misma población, Puertomingalvo y Rubielos de Mora.
Estos espacios fueron seleccionados por diversos factores: por su factura arquitectónica, por sus características inmateriales, por representar un importante eslabón en la comprensión de la red del comercio y abastecimiento del hielo, por la documentación archivística asociada o por su interacción con el paisaje.
Las neveras, neveros, pozos de hielo, chelo o yelo, pocicos y neverías constituyen una tipología de arquitectura tradicional, en una fase preindustrial, vinculada a la categoría de arquitectura relacionada con el agua en estado de hielo, también denominada arquitectura del frío.
Aragón cuenta con alrededor de 300 elementos de este tipo distribuidos por toda su geografía. En la mayoría de los casos su origen se remonta al periodo comprendido entre los siglos XVI y XVIII, excepcionalmente en el siglo XIX, para iniciar su abandono a finales del siglo XIX, con la producción de hielo industrial. Durante el siglo XX comenzaron a restaurarse algunas de ellas y mostrarlas al público, de manera que actualmente muestran muy diferente estado de conservación.
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