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Peñarroya se transforma para agasajar a los monjes de Calatrava Peñarroya se transforma para agasajar a los monjes de Calatrava
Los dulces fueron los productos con más demanda durante la celebración de Los Calatravos

Peñarroya se transforma para agasajar a los monjes de Calatrava

Talleres y representaciones teatrales entretienen el primer sábado de agosto
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Ocho años después de su última visita a Peñarroya de Tastavins, Los Calatravos regresaron a sus dominios para cobrar impuestos y escuchar al pueblo. El acontecimiento se vivió con alegría entre los vecinos de este municipio de la Comarca del Matarraña, que agasajaron a los monjes guerreros mostrando sus oficios más tradicionales como el tejido de la lana, el ganchillo o la pintura. También con algunas reivindicaciones sobre el municipio, el estado de los barrancos o el alto coste que tienen hoy en día las orquestas y espectáculos y que menguan las posibilidades de hacer unas Fiestas por todo lo alto.
 

Público en la calle, ayer por la tarde en Peñarroya de Tastavins

Los frailes calatravos tomaron posesión de Peñarroya a media mañana de este sábado, haciendo entrada por el pórtico de acceso al pueblo, donde fueron recibidos por el Concejo Local.

En su recorrido por las calles del municipio se encontraron con una demostración de todos los oficios tradicionales: hilanderas, costureras, tejedores de lana junto con distintos talleres de pintura, malabares, cerámica o máscaras que se combinaban con la buena gastronomía local. Y es que los postres, por ejemplo, no dejaron indiferente a nadie. Tanto las ‘casquetes (tortas de alma) a la paella’ como el dulce con forma de flor se elaboraban in situ, se vendían a todo el que quisiera degustarlos y así triunfaban entre quienes este sábado decidieron acercarse a ver esta fiesta que hacía ocho años que no se celebraba.
 

Stands variados para comprar todo tipo de artículos

El origen de la fiesta de Los Calatravos de Peñarroya de Tastavins está en una breve obra teatral escrita por Desideri Lombarte, vecino del pueblo y uno de los escritores contemporáneos más importantes de la literatura en catalán en Aragón. Además de poesía, Lombarte cultivó el teatro y la novela, realizó trabajos de investigación histórica y antropológica, y lo hizo en un lenguaje popular y cercano al pueblo que, además, dio cuenta en sus publicaciones de la etnografía local y comarcal, de las tradiciones, del paisaje, las leyendas y la historia de su pueblo, reflejando cómo era el mundo rural en el que vivió hasta su fallecimiento en 1989.

Tal y como señaló el alcalde de Peñarroya, Ricardo Blanch, este sábado, “Desideri Lombarte ha escrito toda la historia local de Peñarroya” y entre los relatos que surgieron de su pluma está el que ha dado pie a la fiesta de Los Calatravos y que narra la llegada de los monjes de la Orden de Calatrava a Peñarroya. No en vano, era los amos y señores de este lugar y de buena parte del Bajo Aragón.

La obrita de teatro que Desideri Lombarte escribió en 1985 lleva el título de Representació commemorativa d’una de les visites dels comanadors de Calatrava a la vila de Pena-roja S.XVI (Representación conmemorativa de una de las visitas de los comendadores de Calatrava a la villa de Peñarroya S.XVI). El texto quedó recogido en la colección Quaderns de la Glera, que la Associació Cultural del Matarranya publicó en Calaceite en 1992 a título póstumo (el autor había fallecido tres años antes).

La obra está dividida en tres actos, siguiendo los tres días consecutivos en los que está ambientada. Recorre distintos escenarios del pueblo, entre ellos el Santuario de Virgen de la Fuente, la prisión local, el castillo o la casa consistorial. Tal y como explicó el vicepresidente de la Asociación de Jóvenes de Peñarroya, Nacho Serrat, en la representación que tuvo lugar ayer por la tarde en la plaza llega un momento en que los vecinos presentan algunas reclamaciones a los monjes guerreros: “aparte de las que constan en el texto original, se añaden otras como lo caras que están las orquestas y espectáculos hoy en día, lo que encarece muchísimo las Fiestas”. A lo anterior se suma, por ejemplo, “la demanda de que los barrancos estén en mejor estado”. En definitiva, “se reclama en general sobre el estado de las calles, de la iglesia... son quejas que cada tres años se van actualizando”, comentó Serrat.

En la obra aparecen distintos personajes que tienen un cierto protagonismo, tal y como lo pensó el propio autor. En total, 17 personajes, entre ellos el Jurado Mayor, el Jurado Segundo, el Justicia y el Notario, todos ellos representantes del pueblo. Por otra parte, los señores de Calatrava, cobradores de impuestos que, además, llegan al pueblo a impartir justicia y a otorgar poderes.

Junto a los personajes principales, el pregonero, los guardias, los monjes, la cocinera, la sirvienta y los presos. Y con ellos los vecinos, los músicos y los danzantes.

Y es que, tal y como puso de manifiesto Nacho Serrat, “en un evento de estas características y en un pueblo pequeño como el nuestro necesitamos la máxima colaboración de la gente, y se agradece lo mucho que está ayudando el vecindario, porque hay stands de todo tipo en los que se muestran distintas actividades, oficios y talleres detrás de los cuáles están vecinos de la localidad”. En este sentido, el vicepresidente de la Asociación de Jóvenes hizo hincapié en que en el pueblo “se han montado cuatro escenarios para poder realizar las representaciones”, a lo que hay que sumar los preparativos para la cena popular de la noche. “Sin la gente ésto no sería posible, y se han volcado, porque ésta era una ocasión muy especial”. No en vano, tal y como valoró el alcalde, “había muchas ganas de volver a tener la representación de Los Calatravos, y eso se nota en el ambiente”.

La fiesta medieval no se celebraba desde el año 2016. La convocatoria de 2019 no pudo organizarse porque ese año tocaba celebrar la Romería de Vallibona (Castellón), una tradición ancestral que tiene su origen en el siglo XIV, que se repite cada siete años y en la que los vecinos de Vallibona recorren a pie 32 kilómetros hasta llegar a la localidad matarrañense para conmemorar el trayecto que realizaron en 1372 siete hombres de Vallibona que sobrevivieron a una epidemia de peste y que llegaron a pie a Peñarroya para contraer matrimonio.

La siguiente edición tampoco se celebró debido a que se acababa de salir de la pandemia de Covid-19, así que ahora ya tocaba y no ha habido excusa ni epidemia que lo haya podido impedir. El alcalde manifestaba su satisfacción y la de todos los vecinos por poder volver a conmemorar esta fiesta medieval: “ya tocaba y por fín hemos podido volver a organizarla”, enfatizó Blanch.

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