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Los primeros resultados del proyecto Olivos de Aragón afloran 27 nuevos genotipos Los primeros resultados del proyecto Olivos de Aragón afloran 27 nuevos genotipos
Los participantes en el proyecto visitan la finca experimental del Gobierno de Aragón en Alcañiz. Omezyma

Los primeros resultados del proyecto Olivos de Aragón afloran 27 nuevos genotipos

La mayoría de los ejemplares,18, se han identificado en la Tierra Baja y ahora serán valorizados
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Los primeros resultados del proyecto de cooperación Olivos de Aragón han evidenciado la existencia de hasta 27 nuevos genotipos en la región, de los que dos tercios están ubicados en municipios del Matarraña, Bajo Aragón y Andorra-Sierra de Arcos.

El proyecto comenzó en 2020 con el objetivo de conocer las variedades autóctonas, preservarlas y catalogarlas mediante análisis genético –a través de marcadores de ADN y caracterización morfológica–. Concluirá en septiembre.

Los socios de esta iniciativa son el grupo Leader Bajo Aragón Matarraña (Omezyma), el grupo Leader del Campo de Belchite (Adecobel), Mariano Soria, Aceites Lis y Fruticultores de Caspe (Afruccas). Se reunieron la pasada semana en Alcañiz para conocer los resultados presentados por la investigadora del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), María José Rubio Cabetas.

Con la colaboración de la Red de Semillas de Aragón, a lo largo de la duración del proyecto se han geolocalizado 96 olivos singulares ejemplares. Una vez comparados estos datos con los del Banco Mundial del Olivo del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria  (IFAPA) de Córdoba –aglutina más de 1.200 variedades de 29 países–, se ha determinado la existencia de 27 genotipos singulares nuevos, es decir, que no coinciden con las variedades catalogadas hasta ahora.

Rubio Cabetas explicó que los nuevos genotipos proceden en su mayoría del Bajo Aragón turolense. Con la colaboración de propietarios, agricultores y agentes de protección de la naturaleza se han localizado ocho en Oliete, cuatro en La Portellada, dos en Arens de Lledó y uno en La Codoñera, Lledó, Torrecilla de Alcañiz y Valdealgorfa. En total, 18 de los 27. Dos terceras partes. El resto son de Castillazuelo, en Huesca (1); y Belchite (3), La Almunia (1), Maella (1) y Morata (4), estas últimas en Zaragoza.

Catalogar y analizar

Aunque inicialmente son muy relevantes, se trata de unos resultados que ahora hay que completar catalogando los árboles y analizando sus frutos. La labor de investigación continuará en la finca experimental que el Centro de Transferencia Alimentaria (CTA) del Gobierno de Aragón tiene en Alcañiz, concretamente en los aledaños de la oficina delegada en la calle Bartolomé Esteban, donde también se trabaja con melocotón y almendro.

Allí se ubicará el banco de germoplasma, la colección de olivos nuevos de Aragón que se seleccionarán una vez concluya la investigación. “Se van a multiplicar” los ejemplares de los nuevos genotipos, que con el tiempo tendrán un nombre consensuado con los propietarios de las fincas, explicó la investigadora.

De modo que estamos ante “ejemplares únicos que ahora tenemos que ser capaces de propagar y, para algunos de ellos, caracterizar si el aceite que dan es mejor que el que ya existe en el mercado”, dijo Rubio Cabetas.

Y es que el objetivo final es “explotar las cosas autóctonas, darles valor y no perder biodiversidad para el futuro”, concluyó la investigadora.

Un aceite aún más singular

El proyecto Olivos de Aragón ha sido financiado con cargo a una subvención de apoyo a acciones de cooperación de agentes del sector agrario, en el marco del Plan de Desarrollo Rural 2014-2020.

“Todavía queda trabajo, pero estamos muy satisfechos con estos primeros resultados”, explicó el coordinador del proyecto y gerente de Omezyma, Joaquín Lorenzo, quien se mostró ilusionado por seguir el comportamiento de “las variedades más interesantes que se plantarán en la finca experimental de Alcañiz” y posteriormente “aprovechar sus potencialidades, bien sea para aceite u oliva de mesa”.

Esta fase del proyecto “va a llevar más tiempo y se tienen que implicar almazaras y empresas” para “conocer y proteger” estas potenciales nuevas variedades con la intención de sacarles un valor añadido diferencial en el mercado.

“Todos sabíamos que existían estas oliveras y con la colaboración de bastante gente, como la Red de Semillas de Aragón y agentes forestales, han salido a la luz”, concluyó Lorenzo.

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