La ola de calor extremo agudiza las pérdidas generadas por las fuertes heladas del pasado mes en la agricultura del Bajo Aragón
El cambio climático está dejando su huella en la agricultura aragones de manera alarmante. Las extremas variaciones meteorológicas en un corto plazo de tiempo han provocado que la campaña hortofrutícola para los agricultores sea de las peores en los últimos años. En el Bajo Aragón, los tres productos que más peso tienen en la agricultura local (melocotón, almendra y oliva) han sufrido las consecuencias de estos cambios repentinos de tiempo. Los agricultores ya no saben cómo afrontar un problema que parece no tener un final a corto plazo.
Tras un mes de febrero en el que la lluvia no se dejó ver, marzo arrancó con registros descomunales en los pluviómetros de toda la comarca. Ese cambio repentino acontecido en apenas una semana era un aviso de lo que iba a suceder durante los siguientes meses. La lluvia previa a la Semana Santa, que salvó un cultivo de cereal que ya se daba por perdido debido a la escasez de lluvias, dio paso al frío tardío. Las temperaturas descendieron estrepitosamente y el hielo golpeó de lleno a los frutales y almendros del territorio.
Las pérdidas en la comarca bajoaragonesa fueron notables, ya que en muchos cultivos se produjo la pérdida total de algunas producciones de fruta de hueso y de pepita, y también de almendra. En porcentajes, la bajada repentina de temperaturas y las heladas tardías ocasionaron unos daños de75-80% en almendra y del 80% en frutal de hueso, siendo el melocotón el gran tesoro bajoaragonés más afectado por estas condiciones meteorológicas.
Desde la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) la única solución posible para esta situación era la declaración de zona catastrófica a todo el territorio afectado. Sin embargo, José María Alcabierre, presidente de la asociación, cree que las soluciones tienen que llegar por medio de actuaciones y no por medio de acuerdos verbales: “La mejor solución tanto para Teruel como para Aragón sería el cambio de la PAC, que tendría que ser un colchón para aliviar presión a los agricultores”.
Sin tiempo de reacción
Sin embargo, las medidas directas no llegan y los agricultores tienen que hacer frente a las pérdidas ocasionadas por las tardías heladas del mes de abril, que ahora se agudizan con el incremento desmesurado de las temperaturas. La llegada del asfixiante calor se ha precipitado mucho en el tiempo. El presidente de la comarca del Bajo Aragón, Luis Peralta, que mantuvo una reunión con los miembros del UAGA para conocer de primera mano las pérdidas a las que debían hacer frente, reconoció que “este tiempo de ahora no es nada normal”.
Lo más preocupante de todo es que esta ola de calor, con temperaturas cercanas a los 40ºC durante la jornada de ayer y de hoy, llega en un momento clave para la producción hortofrutícola, por lo que el tiempo de reacción es casi inexistente. “Lamentablemente las temperaturas excesivas han llegado en el momento más importante del año”, declaró el presidente del UAGA.
Un proceso alterado
El principal problema ocasionado por el aumento de las temperaturas se encuentra en la alteración del proceso natural que se tiene que llevar para que el fruto madure de una manera adecuada. Las altas temperaturas provocan que el proceso se acelere considerablemente y que el fruto tenga que completar su proceso madurativo en un menor tiempo posible. Esta variación provoca que cultivos como el de la almendra o el melocotón obtengan frutos de una calidad menor. Además, el proceso hace que el crecimiento se vea forzado y en muchas ocasiones el alimento tenga un peso mucho menor del habitual: “El año pasado llenabas una báscula y teníamos 10.000 kilos, esa misma cantidad este año puede pesar unos 7.5000 kilos”.
A pesar de que las pérdidas económicas todavía no pueden ser calculadas debido a que la campaña todavía no ha terminado, “la preocupación es total” debido al panorama que se vive en el campo, con una de las cosechas más costosas de los últimos años debido a la subida de precios.
Confianza en que sea breve
Aunque los registros de temperatura alcanzados en los últimos días preocupan, y mucho, a los agricultores bajoaragoneses todavía queda algo de esperanza en que la ola de calor amaine pronto y se pueda salvar la campaña de alguna manera. “Estamos desanimados y con la moral muy baja, pero todavía es pronto para hacer balances”, confesó José María Alcabierre. Del mismo modo, Samuel Sancho, presidente de la Denominación de Origen Melocotón de Calanda, aseguró que la ola de calor es mucho menos preocupante de cara a la producción que las heladas sufridas durante el mes de abril: “Estas temperaturas no afectan tanto, ya que unas semanas hará más calor y otras semanas hara menos. Eso no afecta de manera directa a la recolección”.
Por el momento, los agricultores se mantienen a la espera para ver cómo avanza esta calurosa primavera en la que se juegan gran parte de la cosecha. Sin embargo, la dureza de las heladas del mes de abril ya permite pronosticar que no va a ser una buena campaña en el Bajo Aragón. El frutal y el almendro sufrieron de primera mano las consecuencias de las bajas temperaturas mientras que los olivos aguantaron mucho mejor debido a su capacidad para adaptarse a las temperaturas. Sea cual sea la afección final, “estas situaciones cada vez las vamos a ver más”, aseguró el presidente de la UAGA que comparó el cambio climático con una bala: “No es peligroso por si mismo, sino más bien por su velocidad”.
La DO Melocotón de Calanda espera una campaña reducida en cantidad
El melocotón fue el gran afectado por las heladas del pasado mes de abril. En todo el territorio abarcado por la Denominación de Origen Melocotón de Calanda la preocupación es notable porque los daños provocados pueden dejar una campaña muy pobre en cuanto a cantidad. Samuel Sancho, presidente de la DO Melocotón de Calanda, reconoció que “se espera una campaña reducida en cantidad pero no en calidad”. Los requisitos exigidos por la DO para otorgar la prestigiosa etiqueta hace que se cuide mucho más el proceso de producción, por lo que desde Calanda no hay ningún tipo de preocupación respecto a la calidad del producto: “La DO es exigente y tiene unos requisitos básicos. Nosotros llevamos un gran trabajo para cumplirlos”.
Además, la diversidad de variedades existente en el territorio permite generar una producción mucho más heterogénea, lo que resulta más beneficioso a la hora de encontrar un producto de calidad.
La producción, que arranca a finales de agosto y se extiende hasta las primeras semanas de noviembre, determinará cuáles han sido las variedades más afectadas por las perjudiciales heladas del mes de abril.
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