El desprendimiento de la cubierta es evidente en varios puntos del yacimiento. M. N.
La cubierta de La Loma del Regadío de Urrea de Gaén lucirá reparada en noviembre
Patrimonio saca a licitación la renovación del techado y la evacuación pluvial por 97.000 euros
La cubierta del yacimiento arqueológico de La Loma del Regadío de Urrea de Gaén lucirá reparada en noviembre. Así se desprende del proyecto de obras que acaba de sacar a concurso la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón por 96.784,16 euros.
Los trabajos, para los que las empresas pueden licitar hasta el 27 de julio y que tienen un plazo de ejecución de tres meses, comprenden la sustitución completa del panelado que conforma el cubrimiento del yacimiento con un nuevo sistema que impida que el viento y las precipitaciones acaben por estropear los restos de este complejo habitacional e industrial en el que se instalaron élites romanas del siglo III al V.
La actuación incluye también la renovación del sistema de evacuación de aguas pluviales y un estudio de las patologías existentes en los elementos de cerramiento del edificio.
El proyecto ha sido redactado por Marta Clavería Esponera y supervisado favorablemente por el arquitecto del Servicio de Protección, Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural con fecha 24 de mayo de 2021.
Las actuaciones de remodelación de la cubierta llegan después de la visita que el pasado febrero realizaron al yacimiento la directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón; el presidente de la Diputación de Teruel (DPT), Manuel Rando; el diputado provincial delegado de Cultura, Diego Piñeiro y el director del Museo de Teruel, Jaime Vicente.
En ese momento, la DPT adquirió el compromiso de realizar una actuación de urgencia para preservar los restos arqueológicos que se habían visto afectados por los elementos meteorológicos hasta que el Gobierno de Aragón acometiera la renovación completa de la cubierta en mal estado que los debía proteger.
Esta actuación de urgencia, de mes y medio de duración, englobó los restos de mampostería, mortero del encofrado, pavimentos de opus signinum, opus spicatum y canto rodado, revestimientos de mortero blanco, revestimientos murales de la pars urbana, un tapial y el borde e interior de las cisternas. Como consecuencia del estado de la cubierta, todos estos elementos sufrieron daños o alteraciones de degradación y desplazamiento, desmenuzamiento o desagregación, colonización biológica, vaciado de las juntas, cuarteado, pérdida de adherencia, desprendimiento de placas, eflorescencias salinas o exfoliación y fractura.
En base a estas afecciones, los tratamientos que se llevaron a cabo fueron la remoción de los elementos degradados, la consolidación y reconstrucción de otros, la reubicación previa instalación de capa de intervención, el relleno y la inyección de mortero, la limpieza manual, mecánica y química o la aplicación de biocida. El material y el equipo instrumental necesarios los aportó el Museo de Teruel.
Finalizadas las intervenciones, se instalaron capas de protección adaptadas a los restos que quedaron expuestos a la intemperie.
Todo ello, de acuerdo a los criterios acordados a nivel internacional en materia de conservación de los bienes culturales. Esto es, con una mínima intervención, máxima reversibilidad de todos los tratamientos y productos aplicados, la preservación de todos los elementos originales, el respeto a la integridad estética, histórica y física de la obra y las adiciones mínimas necesarias.
La cubierta de La Loma del Regadío se construyó entre 2009 y 2011 gracias a 300.000 euros sufragados al 25% por el Gobierno de Aragón y al 75% por el entonces 1% Cultural del Ministerio de Fomento.
Según el proyecto actual de obras, durante los años 2010 y 2011 fueron necesarias algunas actuaciones de reparación en la cubierta, vinculadas principalmente al sistema de evacuación de aguas. Pero en los últimos años se ha producido una importante degradación de la estructura que afecta al yacimiento.
En las últimas visitas técnicas realizadas a La Loma del Regadío se ha podido verificar que los paneles traslúcidos de policarbonato de 5x1 metros han tenido un comportamiento inadecuado para su función, debido a una ejecución deficiente de las sujeciones y solapes en el sistema constructivo elegido.
La estructura de metal bajo los paneles también ha sufrido desperfectos a causa de los fenómenos meteorológicos. Ahora existen aberturas que comprometen el estado de los restos de la villa romana, un potente centro agroindustrial donde se producía aceite y vino y que constituye uno de los testimonios mejor conservados en Aragón de una explotación rural con vivienda de aquella época.
Como solución, la arquitecta propone la sustitución de toda la cubierta de policarbonato (1.653 metros cuadrados) por chapa grecada conformada en frío de acero galvanizado, con un 10% de material de cobertura translúcido, también de policarbonato. Los objetivos de la propuesta son garantizar la estanqueidad, la durabilidad, mantener la iluminación natural del yacimiento y mejorar las futuras actuaciones de mantenimiento.
Además del elemento de cobertura, el edificio presenta un claro problema en el sistema de evacuación de aguas pluviales. Para resolverlo, el proyecto amplía la capacidad del canalón perimetral de chapa metálica galvanizada e incrementa el número de bajantes a ocho unidades.
La Loma del Regadío es una villa romana bajoimperial en la que se han identificado, al menos, cuatro fases de ocupación entre los siglos III y V, con notables transformaciones de carácter arquitectónico, que deben corresponder a variaciones en la funcionalidad de la villa, posiblemente relacionados con cambios de propiedad o de sistemas de explotación del entorno. Se trata de un potente centro agroindustrial donde se producía aceite y vino y que constituye uno de los testimonios mejor conservados en Aragón de una explotación rural con vivienda de esa época.
La Diputación de Teruel se ocupa de la preservación de este espacio a través del equipo de arqueólogos del Museo Provincial.
Las primeras excavaciones se realizaron en 1959, como consecuencia del descubrimiento fortuito de un mosaico, posteriormente extraído y depositado en el museo ubicado en la capital turolense. Tras un amplio periodo de inactividad, en 1997 se retomaron los trabajos de excavación de forma continuada y sistemática a lo largo de 14 campañas arqueológicas sobre un espacio de unos 1.500 metros cuadrados, que permitió rescatar 25 estancias.
La Loma del Regadío fue declarada Bien de Interés Cultural en octubre de 2004 y su musealización se inauguró en 2012, con el apoyo del Gobierno de Aragón. En total, en estos trabajos se han invertido del orden de 700.000 euros, que sumados a la cubierta superan el millón de euros.
El yacimiento contará con un Plan de Estrategia Turística a través de la Red de Villas Romanas de Hispania, una asociación en la que están las nueve más representativas de la península ibérica.
Los trabajos, para los que las empresas pueden licitar hasta el 27 de julio y que tienen un plazo de ejecución de tres meses, comprenden la sustitución completa del panelado que conforma el cubrimiento del yacimiento con un nuevo sistema que impida que el viento y las precipitaciones acaben por estropear los restos de este complejo habitacional e industrial en el que se instalaron élites romanas del siglo III al V.
La actuación incluye también la renovación del sistema de evacuación de aguas pluviales y un estudio de las patologías existentes en los elementos de cerramiento del edificio.
La DPT actuó de urgencia
El proyecto ha sido redactado por Marta Clavería Esponera y supervisado favorablemente por el arquitecto del Servicio de Protección, Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural con fecha 24 de mayo de 2021.
Las actuaciones de remodelación de la cubierta llegan después de la visita que el pasado febrero realizaron al yacimiento la directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón; el presidente de la Diputación de Teruel (DPT), Manuel Rando; el diputado provincial delegado de Cultura, Diego Piñeiro y el director del Museo de Teruel, Jaime Vicente.
En ese momento, la DPT adquirió el compromiso de realizar una actuación de urgencia para preservar los restos arqueológicos que se habían visto afectados por los elementos meteorológicos hasta que el Gobierno de Aragón acometiera la renovación completa de la cubierta en mal estado que los debía proteger.
Esta actuación de urgencia, de mes y medio de duración, englobó los restos de mampostería, mortero del encofrado, pavimentos de opus signinum, opus spicatum y canto rodado, revestimientos de mortero blanco, revestimientos murales de la pars urbana, un tapial y el borde e interior de las cisternas. Como consecuencia del estado de la cubierta, todos estos elementos sufrieron daños o alteraciones de degradación y desplazamiento, desmenuzamiento o desagregación, colonización biológica, vaciado de las juntas, cuarteado, pérdida de adherencia, desprendimiento de placas, eflorescencias salinas o exfoliación y fractura.
En base a estas afecciones, los tratamientos que se llevaron a cabo fueron la remoción de los elementos degradados, la consolidación y reconstrucción de otros, la reubicación previa instalación de capa de intervención, el relleno y la inyección de mortero, la limpieza manual, mecánica y química o la aplicación de biocida. El material y el equipo instrumental necesarios los aportó el Museo de Teruel.
Finalizadas las intervenciones, se instalaron capas de protección adaptadas a los restos que quedaron expuestos a la intemperie.
Todo ello, de acuerdo a los criterios acordados a nivel internacional en materia de conservación de los bienes culturales. Esto es, con una mínima intervención, máxima reversibilidad de todos los tratamientos y productos aplicados, la preservación de todos los elementos originales, el respeto a la integridad estética, histórica y física de la obra y las adiciones mínimas necesarias.
Paneles inadecuados
La cubierta de La Loma del Regadío se construyó entre 2009 y 2011 gracias a 300.000 euros sufragados al 25% por el Gobierno de Aragón y al 75% por el entonces 1% Cultural del Ministerio de Fomento.
Según el proyecto actual de obras, durante los años 2010 y 2011 fueron necesarias algunas actuaciones de reparación en la cubierta, vinculadas principalmente al sistema de evacuación de aguas. Pero en los últimos años se ha producido una importante degradación de la estructura que afecta al yacimiento.
En las últimas visitas técnicas realizadas a La Loma del Regadío se ha podido verificar que los paneles traslúcidos de policarbonato de 5x1 metros han tenido un comportamiento inadecuado para su función, debido a una ejecución deficiente de las sujeciones y solapes en el sistema constructivo elegido.
La estructura de metal bajo los paneles también ha sufrido desperfectos a causa de los fenómenos meteorológicos. Ahora existen aberturas que comprometen el estado de los restos de la villa romana, un potente centro agroindustrial donde se producía aceite y vino y que constituye uno de los testimonios mejor conservados en Aragón de una explotación rural con vivienda de aquella época.
Como solución, la arquitecta propone la sustitución de toda la cubierta de policarbonato (1.653 metros cuadrados) por chapa grecada conformada en frío de acero galvanizado, con un 10% de material de cobertura translúcido, también de policarbonato. Los objetivos de la propuesta son garantizar la estanqueidad, la durabilidad, mantener la iluminación natural del yacimiento y mejorar las futuras actuaciones de mantenimiento.
Además del elemento de cobertura, el edificio presenta un claro problema en el sistema de evacuación de aguas pluviales. Para resolverlo, el proyecto amplía la capacidad del canalón perimetral de chapa metálica galvanizada e incrementa el número de bajantes a ocho unidades.
Villa romana
La Loma del Regadío es una villa romana bajoimperial en la que se han identificado, al menos, cuatro fases de ocupación entre los siglos III y V, con notables transformaciones de carácter arquitectónico, que deben corresponder a variaciones en la funcionalidad de la villa, posiblemente relacionados con cambios de propiedad o de sistemas de explotación del entorno. Se trata de un potente centro agroindustrial donde se producía aceite y vino y que constituye uno de los testimonios mejor conservados en Aragón de una explotación rural con vivienda de esa época.
La Diputación de Teruel se ocupa de la preservación de este espacio a través del equipo de arqueólogos del Museo Provincial.
Las primeras excavaciones se realizaron en 1959, como consecuencia del descubrimiento fortuito de un mosaico, posteriormente extraído y depositado en el museo ubicado en la capital turolense. Tras un amplio periodo de inactividad, en 1997 se retomaron los trabajos de excavación de forma continuada y sistemática a lo largo de 14 campañas arqueológicas sobre un espacio de unos 1.500 metros cuadrados, que permitió rescatar 25 estancias.
La Loma del Regadío fue declarada Bien de Interés Cultural en octubre de 2004 y su musealización se inauguró en 2012, con el apoyo del Gobierno de Aragón. En total, en estos trabajos se han invertido del orden de 700.000 euros, que sumados a la cubierta superan el millón de euros.
El yacimiento contará con un Plan de Estrategia Turística a través de la Red de Villas Romanas de Hispania, una asociación en la que están las nueve más representativas de la península ibérica.
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