La almazara del siglo XVII de Jaganta celebra el Día del Olivo con un centenar de invitados
El Bajo Aragón musealizará su gran tesoro oculto para dinamizar su barrio menos pobladoJaganta, el núcleo urbano más despoblado de la Comarca del Bajo Aragón, esconde un secreto en forma de antigua almazara del siglo XVII conservada excepcionalmente. Estuvo en pleno uso hasta 1942 y, tras haber servido de pabellón de fiestas durante décadas, hace 20 años fue restaurada. Ahora, el proyecto Tierra de Centenarias de la Comarca del Bajo Aragón apuesta por su musealización y puesta en valor. Ayer, la reliquia, fiel reflejo de los antiguos molinos olearios mediterráneos, fue visitada por más de cien personas dentro de la segunda edición de la celebración del Día de la Olivera.
Con este evento, la administración comarcal rinde homenaje a los olivos centenarios que forman parte de su paisaje y su historia. Como el año pasado, la jornada supuso una inyección de autoestima olivarera en plena época de producción del oro líquido denominación de origen del terruño, que este año tendrá una mala cosecha como consecuencia de la sequía y vecería.
La jornada arrancó a las 9:30 horas con un recorrido senderista hasta el conjunto monumental de oliveras centenarias del Mas de Conesa, donde los participantes pudieron conocer el olivo catalogado más antiguo del Bajo Aragón, de 1.045 años de edad.
Le rodean otros ejemplares legendarios que han sido puestos en valor por su actual propietario, Carlos Pedro, en el marco de los proyectos Oliveras Centenarias y Olivos de Aragón impulsados por el grupo Leader Omezyma (Bajo Aragón-Matarraña). El segundo programa analiza alrededor de 35 variedades históricas aragonesas con las que se cebaron la helada de 1956 y la mecanización del campo.
El divulgador medioambiental Fernando Zorrilla, autor del catálogo de oliveras centenarias del Matarraña y Bajo Aragón (sobre las 170 ha documentado), recordó que por árbol centenario se entiende aquel que supera los 3,5 metros de circunferencia a la altura del pecho. Otras oliveras longevas son la del Mas de Cervera (Belmonte de San José), de 1.017 años; la de la Val de Olchín (Alcorisa), de 985 años; Romero (Berge), de 804 años; Mir (La Codoñera), 802 años; o Santa Lucía (La Codoñera), 720 años.
Platero, el gran protagonista
A mediodía comenzaron las exhibiciones en la antigua almazara de Jaganta, una recreación del tradicional proceso de extracción de aceite con la colaboración especial de Platero, un burro que accionó la rueda de moldura.
En la recreación tuvo un papel fundamental Manuel Blasco, que hoy conserva el legado de salvaguarda del molino que inició su padre, Manuel Blasco Asensio. “En 1975 unos empresarios catalanes le ofrecieron a mi padre, que era el representante del barrio, que se llevarían los elementos de la almazara a cambio de hacer una nave para la comercialización del melocotón. Mi padre ya les dijo que intentaría por todos los medios que la almazara se quedase en Jaganta porque algún día, siendo tan pequeño, se conocería por su almazara. Y acertó”, presumió el heredero.
Blasco avanzó que el proyecto museográfico no necesita demasiado, ya que los materiales de moltura de la oliva y prensado de la pasta están en perfecto estado de revista, pero el espacio sí ganará con un vídeo y unas gafas virtuales con las que se podrá interpretar el proceso.
“Molino de sangre
El historiador Alberto Bayod explicó que el molino era “de sangre”, pues la caballería hacía girar la piedra de moltura para chafar las olivas. La pasta se llevaba al pie, una serie de capazos de esparto entre los que se metía lo molturado, que era chafado por una “presa de viga o libra” basculada por cuatro usilleros que giraban una caracola. La pasta se adicionaba con agua caliente para facilitar el proceso. Por diferencia de densidad, el aceite subía a la superficie y el agua prácticamente se desechaba.
“Que se conserve intacta es una peculiaridad impresionante”, dijo Bayod, quien explicó que a partir del siglo XVI el olivar creció sobremanera en el Bajo Aragón y se empezaron a construir estas prensas. En Calaceite había un molino con 15 equipos, el más grande de Aragón. A mediados del siglo XIX había 9.000 prensas en España, 500 en Aragón. Pero las prensas hidráulicas, primera novedad tecnológica en siglos, jubiló el anterior sistema. En 1930 solamente quedaban seis en Teruel. Hacían seis prensados al día, de cuatro horas cada uno, en campañas que duraban “hasta 15 meses”.
Un legado a preservar
El presidente de la Comarca del Bajo Aragón, José Miguel Celma, explicó que la tercera fase del proyecto Tierra de Centenarias musealizará el molino de Jaganta y también invertirá en el sulfuro de Valdealgorfa, donde se producían aceites desde subproductos. De esta fábrica se tiene constancia documental desde el siglo XVI, aunque su actividad relacionada con la fabricación de derivados del aceite se presume anterior. Las instalaciones cuentan con ocho prensas que han sido adquiridas por el Ayuntamiento de Valdealgorfa.
“Estamos apostando fuerte por este proyecto que nos está dando bastantes alegrías”, dijo Celma. No en vano, Tierra de Centenarias resultó galardonado con uno de los cuatro Premios Aragón Medio Ambiente 2024 por poner en valor y fomentar la conservación de olivos centenarios que constituyen un ecosistema propio.
La iniciativa se ha desarrollado en varias fases que incluyeron la presentación de óleo-rutas, la catalogación de todas las oliveras centenarias, la publicación del libro Tierra de Centenarias y una exposición con 14 paneles que recorre desde 2023 los 20 municipios de este territorio y todos aquellos que la quieran solicitar. Ayer se pudo ver en Jaganta. Con ello se busca estimular recorridos senderistas con “óleo encanto” para visitar”, como el Mas de Conesa; los museos de Cañada de Verich y Torrevelilla; las almazaras de Berge, Jaganta y Aguaviva; el propio sulfuro de Valdealgorfa; el yacimiento íbero El Palao de Alcañiz; los bosques de oliveras de Torrecilla o las dehesas de Castelserás.
El alcalde de Las Parras de Castellote –municipio al que pertenece Jaganta–, Javier Trullenque, celebró que ayer el pueblo estuviera lleno para la ocasión gracias a su carismática almazara, que se va a explotar para el turismo. “Se recuperó hace 20 años como museo pero se le ha dado muy poco uso”, reconoció.
“La almazara es un tesoro que oculto en la comarca. Queremos ponerla en valor, darle difusión y mostrarle a la gente cómo era, sin dejar de mirar al futuro para seguir restaurando elementos con pequeñas iniciativas en próximas actuaciones de Tierra de Centenarias”, anunció Zorrilla.
La jornada contó con la presencia de la nueva delegada del Gobierno de Aragón en Teruel, Rosa María Sánchez, y de la directora general de Administración Local, Marina Sevilla.
Hubo una cata de aceites, mermeladas y patés de oliva a cargo de Víctor Vidal, presidente de la Red de Semillas de Aragón que coordina el trabajo de campo del proyecto Olivos de Aragón. La jornada se cerró con una comida de hermandad que dejó el mejor sabor de boca posible a una jornada memorable.
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