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El ‘Tronc de Nadal’ revive la magia navideña a los niños del Matarraña El ‘Tronc de Nadal’ revive la magia navideña a los niños del Matarraña

El ‘Tronc de Nadal’ revive la magia navideña a los niños del Matarraña

Desde Lledó destacan la importancia de transmitir estas costumbres a los jóvenes
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En algunos pueblos del Matarraña, como Lledó, Arens de Lledó y Cretas, la celebración del Tronc de Nadal sigue siendo una de las tradiciones más esperadas de la Navidad. Esta costumbre, que según los expertos tiene raíces en antiguos rituales paganos asociados al solsticio de invierno ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero mantiene intacto su espíritu familiar y festivo.

En la localidad de Lledó es una tradición profundamente arraigada, como explicó Teresa Crivillé, alcaldesa de la localidad. “Esto es algo que se ha hecho en las casas desde hace generaciones. Yo lo recuerdo de pequeña, cuando lo hacía con mis padres y mis abuelos. Antes era algo más sencillo, pero la ilusión siempre ha estado ahí. Ahora, hemos llevado la tradición a un ámbito más comunitario, en el que todos los niños del pueblo participan juntos, y eso la hace aún más especial”, explicó.

La celebración tiene lugar la tarde del 24 de diciembre, antes de la cena de Nochebuena. En la plaza del pueblo, frente a la iglesia o en la puerta de antiguos edificios emblemáticos como la cárcel, se coloca el tronco decorado. Este tronco, con patas delanteras y una cara dibujada, es tapado con una manta. Los niños, armados con palos, cantan una canción tradicional: Tronc de Nadal, caga torrons i pixa vi blanc, (Tronco de Navidad, caga turrones y orina vino blanco).

La canción, que ha pasado de generación en generación, marca el ritmo de la actividad mientras los niños golpean el tronco. “Los pequeños de la casa se turnan para pegar al tronco mientras cantan. Luego meten la mano en un agujero del tronco y sacan golosinas, juguetes o pequeños regalos. Es un momento de mucha emoción para ellos”, contó Crivillé.
 

Varias familias esperan su turno para golpear el tronco. Ayuntamiendo de Lledó

Entre ilusión y participación

La tradición ha evolucionado desde su carácter familiar hasta convertirse en una celebración comunitaria. Hace unos cinco años, según explica Crivillé, decidieron trasladar el evento a un ámbito colectivo, reuniendo a los niños y sus familias en un entorno festivo común. “Lo hacemos en la plaza porque así participan todos. Además, coincide con la cena popular de Nochebuena que organizamos en el salón municipal. Es un momento mágico, donde se juntan padres, abuelos y tíos para disfrutar del espíritu navideño”, destacó la alcaldesa.

La logística de esta tradición también tiene su toque de complicidad. “Mientras los niños van al otro extremo de la plaza a dejar lo que han sacado del tronco, los mayores se encargan de ‘alimentar’ el tronco con nuevos regalos. Es un secreto a voces, pero los niños lo viven con tanta ilusión que no importa”, dijo Crivillé entre risas.

Además, el final de la actividad está marcado por la aparición de mandarinas en el tronco, lo que indica que no quedan más regalos. “Cuando salen mandarinas, los niños saben que han llegado al final. Es una forma simpática de cerrar la actividad, y ellos lo entienden perfectamente”, añadió.

Para Crivillé, mantener viva esta tradición es fundamental. “Es una manera de conectar a las generaciones. Lo que hacían nuestros padres y abuelos lo seguimos haciendo hoy, y lo harán nuestros nietos. Es una herencia cultural que fortalece el sentimiento de pertenencia a nuestro territorio”, aseguró.

La acogida de esta celebración es siempre “excelente”, con la participación de todos los niños del pueblo y sus familias. “Es una actividad sencilla pero llena de significado. Al final, los niños son los que más disfrutan, pero también los adultos nos emocionamos al ver sus caras de felicidad. Es un momento que aporta mucha alegría y une a toda la comunidad en una fecha tan especial”, explicó Crivillé.

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