Concentración en Alcorisa en el Día de la Solidaridad con el Pueblo Palestino. Aragón con Palestina
Decenas de alcorisanos piden romper relaciones diplomáticas con Israel
Sanitarios y docentes denuncian los ataques a hospitales y escuelas en Gaza
Decenas de personas se concentraron este miércoles en Alcorisa, en el Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, para pedir al Gobierno de España y la Unión Europea un “alto al genocidio, embargo de armas y ruptura de las relaciones diplomáticas” con el Estado de Israel “hasta que no cese las vulneraciones de derechos y la ocupación” en Gaza.
La concentración principal, promovida por la plataforma Aragón con Palestina, tuvo lugar en la plaza de los Arcos por la tarde. Previamente, por la mañana hubo otras muestras de apoyo al pueblo palestino de los sanitarios en el Centro de Salud, y de docentes en el IES Damián Forment “porque bombardear hospitales y escuelas son crímenes de lesa humanidad”, según indica el comunicado leído por el portavoz de la plataforma Moisés Falo.
Desde 1977, cada 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Tal fecha, en 1947, las Naciones Unidas aprobaron la Resolución 181, conocida como la “Resolución de la partición”, para la creación de un “Estado judío” y un “Estado árabe” separados por la ciudad de Jerusalén, que sería neutra. Sin embargo, hasta ahora sólo se ha creado el Estado de Israel, al que los manifestantes acusaron de ocupar sistemáticamente la franja de Gaza para sus intereses.
“El fin de la impunidad de Israel sólo pasa por una clara voluntad política de la comunidad internacional que implique la rendición de cuentas y el fin de la cultura de la excepcionalidad”, afirman. Sin esta medida, “el statu quo de la ocupación puede mantenerse indefinidamente como consecuencia de los grandes desequilibrios de poder”, indica el manifesto, que exige a España y a la Unión Europea “un embargo de armas y suspender el acuerdo preferencial con Israel hasta que cesen las vulneraciones de derechos y la ocupación”.
“El Estado de Israel no deja de vulnerar sistemáticamente todas y cada una de las resoluciones de esa misma organización que le dio la vida –Naciones Unidas– y que le reconoció la legitimidad de su existencia”, prosigue el manifiesto, que narra toda la historia de la ocupación en Gaza y carga contra el movimiento ultranacionalista sionista.
En 1948, Israel ganó la Guerra de la Independencia y pasó a ocupar el 77% del territorio –la Resolución 181 le reservaba el 54%–, incluido el oeste de Jerusalén. Bajo dominio egipcio quedó la Franja de Gaza y, bajo dominio jordano, Cisjordania (incluido Jerusalén Este).
Para los palestinos esta guerra fue la “Nakba” (desastre o catástrofe). Más de la mitad de la población árabe fue expulsada o huyó del territorio, unos 750.000 palestinos. Se convirtieron en refugiados en países árabes vecinos, o desplazados en Gaza y Cisjordania. Más de 70 años después, la cifra de personas refugiadas supera los cinco millones.
La Resolución 194 de la ONU, de 1948, reconoce el derecho de retorno e indemnización de las personas refugiadas palestinas de aquel conflicto. Setenta y cinco años después, la resolución sigue sin cumplirse.
Después llegaron la Guerra de los Seis Días, tras la cual Israel pasó a ocupar la totalidad de Gaza y Cisjordania, generando un nuevo éxodo de palestinos de aproximadamente medio millón de personas. Esta guerra es el comienzo oficial de una ocupación y colonización a través de los asentamientos ilegales de los Territorios Palestinos Ocupados que dura ya más de 50 años.
En 1980, prosigue el comunicado, Israel se anexionó Jerusalén Este a través de la Ley de Jerusalén, estableciendo la capital de Israel en una Jerusalén “entera y unificada”.
Ni los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993 y que comenzaron en Madrid, ni los acuerdos de Camp David del año 2000, dieron sus frutos. Desde 2002, Israel ha levantado muros, bloqueos, puestos fronterizos y de cruce y zonas restringidas para separar las zonas y el conjunto de Cisjordania de Israel.
De esta forma, denuncian, “Gaza es la prisión más grande de la tierra”, o “el infierno en la tierra”, como lo ha definido Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Allí viven 1,6 millones de personas, más de la mitad menores. El 38% de la población vive en situación de pobreza y más del 75% son beneficiarios de ayuda.
“El principal problema del mundo moderno no es la falta de leyes, sino la ausencia de voluntad política. Como dijo Guterres “no puede haber paz sin justicia, ni justicia si prevalece la impunidad”, ni tampoco puede haber paz si no se respeta el derecho internacional”, concluyen.
La concentración principal, promovida por la plataforma Aragón con Palestina, tuvo lugar en la plaza de los Arcos por la tarde. Previamente, por la mañana hubo otras muestras de apoyo al pueblo palestino de los sanitarios en el Centro de Salud, y de docentes en el IES Damián Forment “porque bombardear hospitales y escuelas son crímenes de lesa humanidad”, según indica el comunicado leído por el portavoz de la plataforma Moisés Falo.
Una Resolución incumplida
Desde 1977, cada 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Tal fecha, en 1947, las Naciones Unidas aprobaron la Resolución 181, conocida como la “Resolución de la partición”, para la creación de un “Estado judío” y un “Estado árabe” separados por la ciudad de Jerusalén, que sería neutra. Sin embargo, hasta ahora sólo se ha creado el Estado de Israel, al que los manifestantes acusaron de ocupar sistemáticamente la franja de Gaza para sus intereses.
“El fin de la impunidad de Israel sólo pasa por una clara voluntad política de la comunidad internacional que implique la rendición de cuentas y el fin de la cultura de la excepcionalidad”, afirman. Sin esta medida, “el statu quo de la ocupación puede mantenerse indefinidamente como consecuencia de los grandes desequilibrios de poder”, indica el manifesto, que exige a España y a la Unión Europea “un embargo de armas y suspender el acuerdo preferencial con Israel hasta que cesen las vulneraciones de derechos y la ocupación”.
“El Estado de Israel no deja de vulnerar sistemáticamente todas y cada una de las resoluciones de esa misma organización que le dio la vida –Naciones Unidas– y que le reconoció la legitimidad de su existencia”, prosigue el manifiesto, que narra toda la historia de la ocupación en Gaza y carga contra el movimiento ultranacionalista sionista.
En 1948, Israel ganó la Guerra de la Independencia y pasó a ocupar el 77% del territorio –la Resolución 181 le reservaba el 54%–, incluido el oeste de Jerusalén. Bajo dominio egipcio quedó la Franja de Gaza y, bajo dominio jordano, Cisjordania (incluido Jerusalén Este).
Cinco millones de refugiados
Para los palestinos esta guerra fue la “Nakba” (desastre o catástrofe). Más de la mitad de la población árabe fue expulsada o huyó del territorio, unos 750.000 palestinos. Se convirtieron en refugiados en países árabes vecinos, o desplazados en Gaza y Cisjordania. Más de 70 años después, la cifra de personas refugiadas supera los cinco millones.
La Resolución 194 de la ONU, de 1948, reconoce el derecho de retorno e indemnización de las personas refugiadas palestinas de aquel conflicto. Setenta y cinco años después, la resolución sigue sin cumplirse.
Después llegaron la Guerra de los Seis Días, tras la cual Israel pasó a ocupar la totalidad de Gaza y Cisjordania, generando un nuevo éxodo de palestinos de aproximadamente medio millón de personas. Esta guerra es el comienzo oficial de una ocupación y colonización a través de los asentamientos ilegales de los Territorios Palestinos Ocupados que dura ya más de 50 años.
En 1980, prosigue el comunicado, Israel se anexionó Jerusalén Este a través de la Ley de Jerusalén, estableciendo la capital de Israel en una Jerusalén “entera y unificada”.
Ni los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993 y que comenzaron en Madrid, ni los acuerdos de Camp David del año 2000, dieron sus frutos. Desde 2002, Israel ha levantado muros, bloqueos, puestos fronterizos y de cruce y zonas restringidas para separar las zonas y el conjunto de Cisjordania de Israel.
De esta forma, denuncian, “Gaza es la prisión más grande de la tierra”, o “el infierno en la tierra”, como lo ha definido Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas. Allí viven 1,6 millones de personas, más de la mitad menores. El 38% de la población vive en situación de pobreza y más del 75% son beneficiarios de ayuda.
“El principal problema del mundo moderno no es la falta de leyes, sino la ausencia de voluntad política. Como dijo Guterres “no puede haber paz sin justicia, ni justicia si prevalece la impunidad”, ni tampoco puede haber paz si no se respeta el derecho internacional”, concluyen.
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