Aitor Clemente es el alcalde de Aguaviva
Aitor Clemente, alcalde de Aguaviva: “Es un motivo de orgullo para Aguaviva tener una feria centenaria”
La localidad bajoaragonesa celebra este fin de semana la XXVII Feria de productos y servicios del medio rural,
Aitor Clemente es el alcalde de Aguaviva, que este fin de semana celebra la XXVII Feria de productos y servicios del medio rural, un certamen que arrancó en 1921 como feria ganadera, que se suspendió en los años 60 y volvió a tomar fuerza en los 90. Como en 2021 no se pudo celebrar el centenario, la efeméride se conmemora en esta edición con multitud de actos paralelos.
-Es un hito que su feria esté conmemorando su centenario.
-Es motivo de orgullo que podamos tener una feria centenaria, y eso lo que pone de manifiesto es que está arraigada y consolidada en el pueblo, en el Bajo Aragón histórico y a nivel provincial. Queremos dar continuidad a una feria que es muy tradicional, pero a la vez introducir cambios que la conviertan en algo vivo y dinámico, es decir, compatibilizar la esencia y el origen con algo que se adapte a los tiempos.
-¿Qué cambios se preven?
-Este año consolidamos y continuamos con novedades introducidas en los últimos años, en los años previos a la pandemia como es la muestra de artesanía o la miniferia de la cerveza artesana, así como juegos infantiles y familiares. Este año hemos incluido actividades nuevas, a raiz de las encuestas que hemos ido haciendo en los últimos años a expositores y visitantes y que nos dan pistas de las necesidades que tienen. Junto a la miniferia de cerveza artesana habrá dos actuaciones musicales a la hora del vermut y del tardeo. Además, en colaboración con la peña taurina, se hará una trashumancia por la mañana y otra actividad que está relacionada con el propio origen del certamen, que cuando nació era ganadero, aunque ahora es multisectorial.
-Todo esto será el sábado, ¿y el domingo?
-El domingo está previsto un intercambio de semillas organizado junto con la Red de semillas de Aragón. También el domingo habrá una exhibición de talla de esculturas de madera con motosierra. La madera es un material tradicional que seguramente se había dejado de lado frente a otros materiales relacionados con el plástico, y ahora puede ser un foco de empleo.
- ¿En qué consistirá la trashumancia prevista el sábado?
-Van a participar varios ganaderos, con un grupo de siete u ocho vacas, y alrededor de 30 caballos. Creemos que será una actividad muy vistosa.
-Aunque cumplen su centenario, este certamen tienen un origen anterior.
-El origen inicial de la feria está en el siglo XVIII, cuando Felipe V concedió a Aguaviva el título de fiel y permitió mostrar la flor de lis en el escudo y la posibilidad de hacer un mercado al mes. Ese es el origen de esta feria, que en 1921 renació como feria ganadera hasta la década de los 60, cuando se dejó de hacer y se recuperó como un evento multisectorial como feria de multiservicios en el mundo rural en los 90.
-Es una referencia en la provincia.
-Este certamen era eminentemente ganadero y, al celebrarse en el mes de noviembre, era el último que tenía lugar en el año, de manera que el que no vendía su ganado aquí ya no tenía más posibilidades y se tenía que esperar a la primavera del año siguiente. Eso le dio auge. Suponemos que la gente mayor recordó cómo se vivía este evento y esa raiz se ha conservado. Asimismo, también influye nuestra situación, porque tenemos mucha relación, no solo con el Bajo Aragón, sino con los pueblos de la comarca de Els Ports de Morella. Y, por último, en los últimos años se ha trabajado muy bien el certamen y eso la ha consolidado.
-¿Esa relación es lo que hace que el número de expositores también sea muy variado?
-La procedencia de los expositores y el sector al que pertenecen es diverso. El número es similar al de otras ediciones, alrededor de 200.
-¿En qué momento se empieza a trabajar en el Ayuntamiento de Aguaviva para organizar el certamen?
- Después del verano, cuando pasan las fiestas, nos ponemos a tope con la feria, porque la organizamos prácticamente toda por parte del Ayuntamiento. Durante los días de la feria se cuenta con la colaboración de vecinos y de las asociaciones del pueblo. Pero desde el mes de septiembre y, sobre todo, el último mes, la organización nos absorbe mucha parte de nuestro tiempo. Es cierto que muchas ferias son repetitivas de un año a otro, pero es mucho trabajo el que tiene detrás.
-¿Ha costado este año llenar toda la zona de exposición?
-Este año al final hemos completado todo el recinto, pero la inscripción ha ido más pausada y lenta que otras veces. A algunos expositores, aún así, les hemos tenido que decir que no había sitio para ellos, porque siempre intentamos que haya variedad de productos y que no tengamos stands en exceso de uno concreto. Nos interesa que a los que vengan les vaya bien.
-¿De qué manera ha influido la pandemia?
-Nos hemos encontrado que algunos de los expositores fijos de antes de la pandemia o ya no están o la pandemia ha trastocado sus planes. También hay expositores que tienen la feria como una actividad complementaria y van a tope de trabajo y no pueden venir. Esta es la primera edición después de la covid-19. El año pasado nos reunimos con los ayuntamientos de Monroyo y Ráfales para consensuar si organizábamos o no las ferias. En principio, cada uno veía la situación de distinta manera. Decidimos hacerla, pero después, cuando vimos las condiciones que nos ponían desde Sanidad, consideramos que no era viable y la volvimos a suspender.
-Es un hito que su feria esté conmemorando su centenario.
-Es motivo de orgullo que podamos tener una feria centenaria, y eso lo que pone de manifiesto es que está arraigada y consolidada en el pueblo, en el Bajo Aragón histórico y a nivel provincial. Queremos dar continuidad a una feria que es muy tradicional, pero a la vez introducir cambios que la conviertan en algo vivo y dinámico, es decir, compatibilizar la esencia y el origen con algo que se adapte a los tiempos.
-¿Qué cambios se preven?
-Este año consolidamos y continuamos con novedades introducidas en los últimos años, en los años previos a la pandemia como es la muestra de artesanía o la miniferia de la cerveza artesana, así como juegos infantiles y familiares. Este año hemos incluido actividades nuevas, a raiz de las encuestas que hemos ido haciendo en los últimos años a expositores y visitantes y que nos dan pistas de las necesidades que tienen. Junto a la miniferia de cerveza artesana habrá dos actuaciones musicales a la hora del vermut y del tardeo. Además, en colaboración con la peña taurina, se hará una trashumancia por la mañana y otra actividad que está relacionada con el propio origen del certamen, que cuando nació era ganadero, aunque ahora es multisectorial.
-Todo esto será el sábado, ¿y el domingo?
-El domingo está previsto un intercambio de semillas organizado junto con la Red de semillas de Aragón. También el domingo habrá una exhibición de talla de esculturas de madera con motosierra. La madera es un material tradicional que seguramente se había dejado de lado frente a otros materiales relacionados con el plástico, y ahora puede ser un foco de empleo.
- ¿En qué consistirá la trashumancia prevista el sábado?
-Van a participar varios ganaderos, con un grupo de siete u ocho vacas, y alrededor de 30 caballos. Creemos que será una actividad muy vistosa.
-Aunque cumplen su centenario, este certamen tienen un origen anterior.
-El origen inicial de la feria está en el siglo XVIII, cuando Felipe V concedió a Aguaviva el título de fiel y permitió mostrar la flor de lis en el escudo y la posibilidad de hacer un mercado al mes. Ese es el origen de esta feria, que en 1921 renació como feria ganadera hasta la década de los 60, cuando se dejó de hacer y se recuperó como un evento multisectorial como feria de multiservicios en el mundo rural en los 90.
-Es una referencia en la provincia.
-Este certamen era eminentemente ganadero y, al celebrarse en el mes de noviembre, era el último que tenía lugar en el año, de manera que el que no vendía su ganado aquí ya no tenía más posibilidades y se tenía que esperar a la primavera del año siguiente. Eso le dio auge. Suponemos que la gente mayor recordó cómo se vivía este evento y esa raiz se ha conservado. Asimismo, también influye nuestra situación, porque tenemos mucha relación, no solo con el Bajo Aragón, sino con los pueblos de la comarca de Els Ports de Morella. Y, por último, en los últimos años se ha trabajado muy bien el certamen y eso la ha consolidado.
-¿Esa relación es lo que hace que el número de expositores también sea muy variado?
-La procedencia de los expositores y el sector al que pertenecen es diverso. El número es similar al de otras ediciones, alrededor de 200.
-¿En qué momento se empieza a trabajar en el Ayuntamiento de Aguaviva para organizar el certamen?
- Después del verano, cuando pasan las fiestas, nos ponemos a tope con la feria, porque la organizamos prácticamente toda por parte del Ayuntamiento. Durante los días de la feria se cuenta con la colaboración de vecinos y de las asociaciones del pueblo. Pero desde el mes de septiembre y, sobre todo, el último mes, la organización nos absorbe mucha parte de nuestro tiempo. Es cierto que muchas ferias son repetitivas de un año a otro, pero es mucho trabajo el que tiene detrás.
-¿Ha costado este año llenar toda la zona de exposición?
-Este año al final hemos completado todo el recinto, pero la inscripción ha ido más pausada y lenta que otras veces. A algunos expositores, aún así, les hemos tenido que decir que no había sitio para ellos, porque siempre intentamos que haya variedad de productos y que no tengamos stands en exceso de uno concreto. Nos interesa que a los que vengan les vaya bien.
-¿De qué manera ha influido la pandemia?
-Nos hemos encontrado que algunos de los expositores fijos de antes de la pandemia o ya no están o la pandemia ha trastocado sus planes. También hay expositores que tienen la feria como una actividad complementaria y van a tope de trabajo y no pueden venir. Esta es la primera edición después de la covid-19. El año pasado nos reunimos con los ayuntamientos de Monroyo y Ráfales para consensuar si organizábamos o no las ferias. En principio, cada uno veía la situación de distinta manera. Decidimos hacerla, pero después, cuando vimos las condiciones que nos ponían desde Sanidad, consideramos que no era viable y la volvimos a suspender.
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