Bajo el lema ‘el amor me lo fay fare’, los aguavivanos cantaron las 40 en el altar principal. M. N.
Aguaviva juega y canta las 40 con sus alfombras para celebrar la unidad de un pueblo cada 28 de agosto
Mario Bros, el parchís, el guiñote, los dados, el dominó o el monopoly se cuelan entre los tapices de serrín
Juegos de todo tipo y condición, abanderados por el guiñote querido por todos, protagonizaron este 28 de agosto las tradicionales Alfombras de Aguaviva. Centenares de personas volvieron a colaborar para teñir de serrín un kilómetro de tapices que enamoraron a propios y visitantes.
Como cada día festividad de San Agustín, desde primera hora de la mañana los aguavivanos se esmeraron en espolvorear serrín coloreado por las principales calles y plazas.
La obra de arte colectiva estuvo concluida sobre las 12:30 horas, con el colofón final en forma de un bonito dibujo representando dos cartas de naipes, el rey y la sota de oros, convertidas en las codiciadas 40 porque pintaban oros.
El último puñado de serrín fue muy celebrado por los presentes en la plaza de España. Llegó justo en el instante en que el diseñador de los bocetos, David Valencia, subió al balcón de la familia Margelí para tomar una fotografía de su obra.
“Cuando está acabado siento felicidad porque lo hemos vuelto a hacer, pienso que los aguavivanos somos resilientes. Y en nuestra familia sentimos además otras cosas, porque nos acordamos de mi padre –Miguel Valencia–, que era el alma máter de todo esto. Este instante es una catarsis, es el día que conectamos con él y lo limpiamos todo. Significa mucho para nosotros”, se sinceró el diseñador, que hace años cogió el relevo animado por la asociación cultural Caliu para que la fiesta no se perdiera. La familia sigue al pie del cañón.
Este año, la temática de las alfombras eran los juegos. “Pensamos en hacer juegos de mesa y al final han sido juegos en general, teniendo en cuenta que el principal es el guiñote, que es el juego de la comarca. Luego surgió el ajedrez, los puzzles, el parchís, el dominó, algo de arcade antiguo y moderno, de teléfono, también está el Fornite o el Pac-Man, así como juegos de calle”, enumeró.
Entre los altares, que suelen ser los lugares más fotografiados por los curiosos, estaban la rayuela, un mandala elaborado con los palos de las barajas francesa y española, un Súper Mario Bros de Nintendo y el apalabrados, formando palabras clave como Aguaviva, San Agustín, Bergantes o Santísimo Misterio.
“Hemos obviado los juegos de apuestas, aunque sí hay juegos de bar como el billar o los chinos. No hay ruletas ni tragaperras”, subrayó Valencia, con la intención de no fomentar el juego insano y adictivo.
El diseñador reconoció que la temática de este año era “caballito ganador porque todo el mundo conoce los juegos, no los tienes que explicar”.
El viento jugó una mala pasada a los alfombristas de Aguaviva, que tuvieron que mojar el serrín con fumigadores constantemente para evitar que las corrientes se lo llevaran. En la parte alta, la de la iglesia, no se pudo espolvorear en esta ocasión. “Ha sido muy fastidioso, creíamos que hoy no lo sacábamos”, dijo Valencia.
“Nos ha fastidiado un poco el viento, pero no pasa nada porque lo hemos vuelto a hacer”, se enorgulleció el joven Adrián Margelí, que volvió a levantarse temprano para comenzar a las 7:45 horas su tapiz en las calle Mayor y del Pilar. Antes de las 12:00 estaba terminado entre todos. “Lo hacemos con mucho orgullo. Desde el primer año de vida lo vas aprendiendo y poco a poco vas cogiendo el relevo. Cada vecino se encarga de hacer su calle y, los que vienen de fuera o son de otras calles, se unen a amigos o familiares para ayudarse entre todos”, continuó Margelí.
Para el alcalde, Aitor Clemente, el 28 de agosto “es el día más especial del año, el día grande de Aguaviva porque es una fiesta muy vistosa”.
“El valor cultural y social más importante es ver esa unión del pueblo volcado, todo el mundo trabajando codo con codo al unísono para que en unas pocas horas un kilómetro de alfombras pueda ser una realidad”, destacó el regidor.
Esta vez no hubo tantos alfombristas ni visitantes como en 2022, cuando San Agustín cayó en domingo y la gente tenía ganas de celebrar y salir tras el parón de la pandemia. “Hemos tenido menos gente por ser lunes pero creo que hemos visto a todo el pueblo volcado, como siempre, para poder hacer realidad las alfombras en unas poquitas horas, y muchos visitantes recorriendo las calles”, valoró.
Con respecto a la temática, el alcalde de Aguaviva indicó que “todos nos vemos representados con alguno de los juegos que hemos disfrutado en nuestra infancia” o de adultos: “Algunos con el monopoly, otros más con el tetris, los más mayores con el guiñote, pero todos vemos una parte de nuestra vida en cada una de las calles”.
Por último, el primer edil invitó a todos los aficionados a la fotografía a presentar las mejores instantáneas captadas al IX Concurso de Fotografía de Aguaviva, concretamente en la categoría de Fiestas y Tradiciones.
La celebración de las alfombras tiene lugar en Aguaviva cada 28 de agosto, en conmemoración de los hechos ocurridos en 1475. Según la tradición, un incendio destruyó la iglesia excepto una cruz de plata con una partícula del Lignum Crucis en su interior y tres hostias consagradas pequeñas y una grande, que fueron las que dieron origen al milagro del Santísimo Misterio de la localidad bajoaragonesa. Esta festividad, recuperada en el año 1989 por la Asociación Cultural Caliu, recoge una tradición muy consolidada en la cual se elaboran una preciosas alfombras, cuyos tapices tienen aproximadamente un kilómetro de largo por dos metros de ancho, con diferentes dibujos realizados con serrín teñido de varios colores.
Se trata pues de una fiesta con gran singularidad y carácter efímero, ya que únicamente se puede disfrutar durante unas pocas horas porque, tras la misa, la procesión las difumina al filo de las 14.00 horas.
Pero el trabajo comienza días antes, con el tintado de más de 3 toneladas de serrín con hormigoneras. Continúa la noche anterior, con el dibujo, con la ayuda de cartulinas diseñadas por David Valencia, de los motivos de cada año durante la noche anterior. Finalmente, las alfombras se espolvorean a primera hora de la mañana del 28 de agosto.
Como cada día festividad de San Agustín, desde primera hora de la mañana los aguavivanos se esmeraron en espolvorear serrín coloreado por las principales calles y plazas.
La obra de arte colectiva estuvo concluida sobre las 12:30 horas, con el colofón final en forma de un bonito dibujo representando dos cartas de naipes, el rey y la sota de oros, convertidas en las codiciadas 40 porque pintaban oros.
El último puñado de serrín fue muy celebrado por los presentes en la plaza de España. Llegó justo en el instante en que el diseñador de los bocetos, David Valencia, subió al balcón de la familia Margelí para tomar una fotografía de su obra.
“Cuando está acabado siento felicidad porque lo hemos vuelto a hacer, pienso que los aguavivanos somos resilientes. Y en nuestra familia sentimos además otras cosas, porque nos acordamos de mi padre –Miguel Valencia–, que era el alma máter de todo esto. Este instante es una catarsis, es el día que conectamos con él y lo limpiamos todo. Significa mucho para nosotros”, se sinceró el diseñador, que hace años cogió el relevo animado por la asociación cultural Caliu para que la fiesta no se perdiera. La familia sigue al pie del cañón.
Juegos de todas las épocas
Este año, la temática de las alfombras eran los juegos. “Pensamos en hacer juegos de mesa y al final han sido juegos en general, teniendo en cuenta que el principal es el guiñote, que es el juego de la comarca. Luego surgió el ajedrez, los puzzles, el parchís, el dominó, algo de arcade antiguo y moderno, de teléfono, también está el Fornite o el Pac-Man, así como juegos de calle”, enumeró.
Entre los altares, que suelen ser los lugares más fotografiados por los curiosos, estaban la rayuela, un mandala elaborado con los palos de las barajas francesa y española, un Súper Mario Bros de Nintendo y el apalabrados, formando palabras clave como Aguaviva, San Agustín, Bergantes o Santísimo Misterio.
“Hemos obviado los juegos de apuestas, aunque sí hay juegos de bar como el billar o los chinos. No hay ruletas ni tragaperras”, subrayó Valencia, con la intención de no fomentar el juego insano y adictivo.
El diseñador reconoció que la temática de este año era “caballito ganador porque todo el mundo conoce los juegos, no los tienes que explicar”.
El viento complica la tarea
El viento jugó una mala pasada a los alfombristas de Aguaviva, que tuvieron que mojar el serrín con fumigadores constantemente para evitar que las corrientes se lo llevaran. En la parte alta, la de la iglesia, no se pudo espolvorear en esta ocasión. “Ha sido muy fastidioso, creíamos que hoy no lo sacábamos”, dijo Valencia.
“Nos ha fastidiado un poco el viento, pero no pasa nada porque lo hemos vuelto a hacer”, se enorgulleció el joven Adrián Margelí, que volvió a levantarse temprano para comenzar a las 7:45 horas su tapiz en las calle Mayor y del Pilar. Antes de las 12:00 estaba terminado entre todos. “Lo hacemos con mucho orgullo. Desde el primer año de vida lo vas aprendiendo y poco a poco vas cogiendo el relevo. Cada vecino se encarga de hacer su calle y, los que vienen de fuera o son de otras calles, se unen a amigos o familiares para ayudarse entre todos”, continuó Margelí.
Para el alcalde, Aitor Clemente, el 28 de agosto “es el día más especial del año, el día grande de Aguaviva porque es una fiesta muy vistosa”.
“El valor cultural y social más importante es ver esa unión del pueblo volcado, todo el mundo trabajando codo con codo al unísono para que en unas pocas horas un kilómetro de alfombras pueda ser una realidad”, destacó el regidor.
Esta vez no hubo tantos alfombristas ni visitantes como en 2022, cuando San Agustín cayó en domingo y la gente tenía ganas de celebrar y salir tras el parón de la pandemia. “Hemos tenido menos gente por ser lunes pero creo que hemos visto a todo el pueblo volcado, como siempre, para poder hacer realidad las alfombras en unas poquitas horas, y muchos visitantes recorriendo las calles”, valoró.
Con respecto a la temática, el alcalde de Aguaviva indicó que “todos nos vemos representados con alguno de los juegos que hemos disfrutado en nuestra infancia” o de adultos: “Algunos con el monopoly, otros más con el tetris, los más mayores con el guiñote, pero todos vemos una parte de nuestra vida en cada una de las calles”.
Por último, el primer edil invitó a todos los aficionados a la fotografía a presentar las mejores instantáneas captadas al IX Concurso de Fotografía de Aguaviva, concretamente en la categoría de Fiestas y Tradiciones.
Tradición
La celebración de las alfombras tiene lugar en Aguaviva cada 28 de agosto, en conmemoración de los hechos ocurridos en 1475. Según la tradición, un incendio destruyó la iglesia excepto una cruz de plata con una partícula del Lignum Crucis en su interior y tres hostias consagradas pequeñas y una grande, que fueron las que dieron origen al milagro del Santísimo Misterio de la localidad bajoaragonesa. Esta festividad, recuperada en el año 1989 por la Asociación Cultural Caliu, recoge una tradición muy consolidada en la cual se elaboran una preciosas alfombras, cuyos tapices tienen aproximadamente un kilómetro de largo por dos metros de ancho, con diferentes dibujos realizados con serrín teñido de varios colores.
Se trata pues de una fiesta con gran singularidad y carácter efímero, ya que únicamente se puede disfrutar durante unas pocas horas porque, tras la misa, la procesión las difumina al filo de las 14.00 horas.
Pero el trabajo comienza días antes, con el tintado de más de 3 toneladas de serrín con hormigoneras. Continúa la noche anterior, con el dibujo, con la ayuda de cartulinas diseñadas por David Valencia, de los motivos de cada año durante la noche anterior. Finalmente, las alfombras se espolvorean a primera hora de la mañana del 28 de agosto.
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