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Víctor Guiu

La Economía, como cualquier otra disciplina de las ciencias sociales, hay que cogerla con pinzas. Aquí nada es dos más dos. Aquí todo es más estilo cinco (por el …) La pluralidad de factores que intervienen en las relaciones entre los seres humanos son difíciles de prever. Lamentablemente, las ciencias económicas imperantes se fundamentan en un modelo neoliberal donde todo se estructura en torno a fórmulas, interpretaciones y teorías que no sirven para nada. Pero te hacen pensar que están organizando nuestras pensiones futuras o nuestro futuro del bienestar. Como le sucede a su pseudociencia hermana, la psicología liberal, todo se acierta a toro pasado. Todos desean que su nombre entre en el parnaso de la tontería poniendo apellido a alguna teoría, por disparatada que sea.  En la economía, todo se articula en torno a: los que más tienen más tengan. Sostener así el modelo capitalista mundial. Todo lo que intente romper el modelo de “aprieta pero no ahoga” está perdido. Los teóricos y los algoritmos de la bolsa se impondrán a cualquier discurso, por metódico, real e imperiosamente necesario que este sea.

Aprieta pero no ahoga. Crecimiento por siempre, porque yo lo valgo. Fatalmente aceptamos lo inevitable. Déjalo estar. Gobiernos de todos los colorines. No hay ni un solo político en activo que no sea neoliberal en la práctica.

Ese cúmulo de intereses interpretará de nuevo fórmulas cuyo objetivo sea mantener, como decíamos, el capital en su sitio. A ese cúmulo de intereses le llamamos Economía. Y la pseudociencia al servicio del poder hará su trabajo. Refundarán con ayuda de sus medios la nada más absoluta, para dejarlo todo como está. No habrá revolución social ni cultural. No se le espera. El conflicto durará mientras dure nuestro interés. Más allá de mi calle no hay vida inteligente. Hemos asimilado que lo inteligente es no hacer nada. Nunca tendrás la sartén, ni podrás sostener el mango.

Dice el dicho que la magia la hace el mago, no la varita. De momento tú, como yo, pringaos del planeta tierra, no tenemos la varita. Y eso, que yo sepa, ya es partir con desventaja.

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