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El Cine Velasco de Astorga El Cine Velasco de Astorga

El Cine Velasco de Astorga

La resistencia de las salas en las pequeñas ciudades y pueblos de la España Vaciada
Javier Hernández-Gracia

La posibilidad de que una ciudad como Teruel se quede sin cine, produce un escalofrío de dimensiones bíblicas, el Maravillas resiste, gracias al tesón, ahínco y valentía de Nacho Navarro, pero vemos como en esa España que sufre abandono y en la que hacer cultura es meritorio y casi milagroso, nos llegan nuevas que sin duda alegran el espíritu cultural; ser emprendedor es complicado en muchos órdenes de la vida, pero ser emprendedor en cultura doy fe que es casi titánico.

El caso del cine Velasco de Astorga merece atención; de entrada la del hombre que ha apostado por su reapertura Alejo Ibáñez, un hombre con formación cinematográfica de la que veremos importantes detalles. Nos encontramos ante un cine de toda la vida, en una ciudad en cuyo censo figuran 10.308, datos de 2024, en 2019 contaba con 10.867, en solo cuatro años ha perdido 559 censados. Por tanto que Astorga recupere el cine no solo es una noticia cultural de primer nivel, sino también es un balón de oxigeno para los que penden de un hilo como nos ocurre entre Mansuetos y Muelas.

Cierre y apertura

La historia nos habla de dos cierres, en 2007 la empresa de tipo “familiar” que regentaba el cine, echó la persiana ante la difícil coyuntura que vivía el sector, tras años sin cine en 2013 la salmantina Proyecfilm, con varias salas en el territorio castellano-leonés se hace con el cine, todo parecía arreglado pero la pandemia acabaría con este proyecto, lo que parecía dejar herida de muerte la posibilidad de seguir contando con cine en Astorga.

Y es que el cine Velasco es un lugar con historia, en una ciudad donde el pasado artístico se palpa calle a calle, con personajes de la talla de Gaudí con su maravillosa obra del Palacio Episcopal, o Gaspar Becerra autor del retablo mayor de su imponente Catedral que atesora arte de una calidad excepcional. Al final de la década de los años veinte concretamente en 1927 ya se registran proyecciones en el cine Velasco, una construcción concebida como teatro y que acogió la llegada del cine como tantos espacios similares de la geografía española.
 

Portada de la novela ‘Amancio vampiro de pueblo’

El cine se convirtió en un pasatiempo al que los españoles de la posguerra acudían en masa, tanto a los estrenos norteamericanos que a provincias llegaban en algún caso con dos años de retraso, como con las películas de factura española, algo más rápidas, en Astorga el cine convivió con más salas y con el teatro Manuel Gullón, donde también se proyectaba cine, aunque que era teatro de referencia en la ciudad y que fue adquirido y reformado por el Ayuntamiento maragato y en la actualidad depende de Cultura del consistorio. Con la reapertura del Cine Velasco, se vuelve a contar con una sala con cine al uso tradicional.

Cines frente a la despoblación

Resulta asombroso descubrir que hay más cines en funcionamiento en la provincia leonesa y en lugares con un número de habitantes menor que Astorga, casos como el Cine Laciana de Villalbino, localidad que no llega a los 8.000 habitantes, más paradójico es el caso de Cistierna con 2.900 habitantes mantiene el Cine Mary, inaugurado en 1964 con el patrón de monosala de la época muy similar al cine de Montalbán. Tampoco llega a los 3.000 habitantes Santa María del Páramo y cuenta con el Cine Paramés, una sala con 300 localidades de hechuras similares al patrón del cine Velasco.

Es pues importante hacerse eco de estos modelos, con el deseo de que esta resistencia sea ejemplo para otros lugares, en el caso del cine Velasco, es evidente el caso antes mencionado del emprendimiento. Con esta reapertura temas de la historia del cine en Astorga han vuelta a tener su sede en la sala, es el caso del Festival de Cortos que en este 2025 llegará a su XXVIII edición, la puesta en activo del cine Velasco ha supuesto que las proyecciones de cortometrajes a concurso en la sección oficial se celebren allí desde luego -que mejor que un cine- por tanto solo cabe felicitarse de que este tipo de películas de la vida real ocurran, y noticias como la reapertura de un cine en cualquier punto de la geografía despoblada sea motivo suficiente para no perder la esperanza.

Alejo Ibáñez, cineasta y artífice

Es de los que aman el cine, ideando o proyectando, tiene pasión por Segundo de Chomón, estudió en Madrid cinematografía y en Alicante trabajo duro dentro de aquel sueño imposible, que fue la Ciudad de la Luz, luego la aventura mejicana donde trabajo en imagen y publicidad; se dejó ahorros y mucho más en cables, altavoces, nuevo proyector y nos recuerda lo que cobra un técnico por ir a estos lugares cuando hay un problema, de eso también sabe mucho nuestro Nacho. Se ha embarcado en el cine Velasco con películas y proyecciones de Ópera, en éstas el detalle de la copa de Cava en el intermedio, pero también no podía faltar el cineclub y un enamorado de los vampiros hizo que el Nosferatu de Mornau fuera su primera proyección, luego maravillas como la Torre de los siete jorobados de Edgar Neville o el toque moderno y reivindicativo con el 47.

Detrás de la cámara como director una joya Amancio vampiro de pueblo de 2018, seleccionada en 68 festivales nacionales e internacionales y con más de nueve premios en su haber. Entre el humor y el terror refleja de una manera certera el drama de la despoblación de la España interior, rodada en Santa Marina del Rey, cuenta con secuencias donde el juego de luz y ambientación fotográfica son de una belleza delirante, como ayudante de dirección contó Alejo con Néstor López ganador de un Goya en la última edición por su cortometraje documental Semillas de Kivu. Se mantuvieron conversaciones con Netflix para convertir Amancio Vampiro de pueblo en una serie, lo cierto es que es una cinta para no perderse. En ese tiempo Alejo Ibáñez la convirtió en novela.