Cincuenta años del estreno de Cinco almohadas para una noche
La última película que rodó Sara MontielA En 1974 se atisbaban cambios pero sin saber ni el cómo ni el cuándo y hasta me atrevería a decir que ni el donde; el cine español ya había hecho transiciones en los sesenta, sobre todo el cine musical, es evidente que a partir de 1976 serán cambios más profundos, pero en el referido 1974 no se vislumbraba con certeza lo que el devenir de los tiempos traerá.
Eso sí, permanecía Sara Montiel la más internacional de nuestros astros cinematográficos, la manchega había rodado en 1970 Varietes bajo la dirección nada menos de Juan Antonio Barden; es cierto que el ritmo de las películas de Saritísima siguen un patrón que prácticamente se estableció para siempre con La Violetera en 1958, es decir, la trama tiene a una superestrella que además canta, por lo tanto la película multiplica la estructura musical. Este modus operandi ni siquiera se cambio en ese intento casi revolucionario que fue Tuset Street en 1968, pero aquello terminó peor que cuando intentaron que Maribel Verdú cantara boleros en los noventa.
En Cinco almohadas para una noche si hay algo presente es “la picardía”, la cinta entra de lleno en este campo que bebe de las fuentes del cuplé pero sobretodo de la revista musical española, si a toda esta alquimia le añadimos dos gotas de copla, la película en cuanto a acordes está montada. La dirección corrió a cargo de un experimentado director como Pedro Lazaga; al catalán cualquiera le tose con setenta y cinco películas a su espalda y éxitos de taquilla como Los chicos del Preu, Sor Citroën o La ciudad no es para mí, entre otras, además comparte la dirección de películas con una notoria experiencia como guionista.
Trama y delirio
En la película Sara Montiel interpreta dos personajes, una mujer adoptada por una familia acomodada, que apunto de contraer matrimonio en segundas nupcias, descubre en casa de su prometido una foto de su madre biológica en actitud de dos rombos con su futuro suegro, dicha madre era vedette y la película hace constantes viajes en el tiempo con Rosa que así se llama la madre de Ana, como indicábamos ambos papeles interpretados por Sara Montiel.
Si añadimos la lectura que Ana hace del diario de su madre, el festival está servido, por eso decide reunir a los cinco hombres con los que su madre tuvo digamos una “amistad” de roce y almidón. La producción cuenta con cinco actores que podríamos definir como galanes del momento, por un lado Craig Hill, un atractivo actor norteamericano que vino a España a rodar spaghetti western en Almería y se quedó en nuestro país, fue la pareja de Teresa Gimpera con la que Sara Montiel no terminó precisamente de copas en el rodaje de Tuset Street; acompañan a Hill los españoles Manuel Tejada, Ricardo Merino, Rafael Arcos y Manuel Zarzo, todos ellos habituales en la filmografía nacional del momento y en las novelas adaptadas y Estudios 1 de televisión española.
Pasión, diarios y canciones
En la filmografía de nuestra manchega internacional hay de todo como en una botica tradicional, su primer triunfo en España en plan cantar fue el Cuplé donde le decían “nena” locos de pasión, la copla también estuvo presente, cómo no recordar Carmen la de Ronda posiblemente la mejor peli de Sara de la Mancha.
En esta producción de 1974 donde no faltan lentejuelas, macizorros y gitaneo, hay variedad musical, los boleros más en lo que al papel de Ana se refiere, donde por cierto no se esconde cierta madurez de la protagonista sin pasarse tampoco, vamos, los 46 años que tenía doña Antonia por aquel entonces, mientras el papel de Rosa madre y vedette es musical y rejuvenecido desde el tacón a la pluma del pelo, aquí la copla y la revista compiten por el favor del espectador. Destaca el tema central de la película Pobrecita yo, una composición de Leandro Navarro y Fernando Moraleda que forma parte de una Revista titulada Dos Virginias, estrenada en 1955 y que interpretaba Virginia Matos, de la cual Concha Velasco dijo con esa rotundidad que tenía la vallisoletana ni canta ni baila bien pero ni falta que le hace
Ni que decir tiene que las interpretaciones que hace la Montiel de María de la O y de Luna de España son icónicas y bizarras por la gracia de Lazaga, la mano del maestro Moraleda vuelve de nuevo en el culto lunero hispano, la compuso en 1945 y la interpreto por primera vez Celia Gámez, en María de la O vemos el sello inconfundible de Quiroga, Valverde y como no Rafael de León, toda la estructura musical de la cinta corrió a cargo del reputado compositor cartagenero Gregorio García Segura, al que le debemos tributar merecidos homenajes por creaciones de la popularidad en nuestro cine musical de Corre corre caballito con la voz de Marisol y el maravilloso Gracias por venir de Lina Morgan, agradecidos y emocionados estamos sin duda.
El punto final
Con Cinco almohadas para una noche, Sara Montiel echa el cierre a su trayectoria cinematográfica, con 60 películas en su haber 12 de ellas rodadas en México, 2 en Cuba y tres en Hollywood, Veracruz, Dos pasiones y un amor y Yuma, de esta última dijo la crítica norteamericana que jamás la pantalla había tenido una india tan guapa. Cierto estancamiento en ese tipo de cine Vedette y el advenimiento del destape influyeron en la decisión de terminar su relación con el celuloide, desde ese momento prioriza su carrera como cantante y trabaja para la Televisión a partir de los ochenta.
Manuel Zarzo, gesto y figuraManuel Zarzo, gesto y figura
Posiblemente es uno de los actores con una mejor gestualidad del cine español, Manuel López Zarza (Madrid 1933) cuya trayectoria profesional es de Goya de honor -si me dejan a mí de Oscar- su salto al teatro lo hizo siendo prácticamente un niño, después cine y televisión han sido medios habituales de su trabajo. Manuel Zarzo ha compartido producciones con personajes que son historia de nuestro cine, Joselito en Saeta del Ruiseñor de 1957, en 1960 trabaja en Los Golfos la opera prima de Carlos Saura; La Colmena de Camus en 1982 y en 1983 de capellán en Entre tinieblas de Almodóvar, pasando por el spaghetti western y recientemente una interpretación de las de matrícula, El nuevo barrio trabajo del director aragonés Víctor Izquierdo, ampliamente premiada en los Simón “maños”, donde Zarzo da cuenta de sus tablas y en cada plano demuestra que domina y enriquece cada secuencia y contribuye a redoblar la calidad de la película. Un total de 170 participaciones en películas hacen de este actor madrileño figura indiscutible de nuestro cine.Posiblemente es uno de los actores con una mejor gestualidad del cine español, Manuel López Zarza (Madrid 1933) cuya trayectoria profesional es de Goya de honor -si me dejan a mí de Oscar- su salto al teatro lo hizo siendo prácticamente un niño, después cine y televisión han sido medios habituales de su trabajo. Manuel Zarzo ha compartido producciones con personajes que son historia de nuestro cine, Joselito en Saeta del Ruiseñor de 1957, en 1960 trabaja en Los Golfos la opera prima de Carlos Saura; La Colmena de Camus en 1982 y en 1983 de capellán en Entre tinieblas de Almodóvar, pasando por el spaghetti western y recientemente una interpretación de las de matrícula, El nuevo barrio trabajo del director aragonés Víctor Izquierdo, ampliamente premiada en los Simón “maños”, donde Zarzo da cuenta de sus tablas y en cada plano demuestra que domina y enriquece cada secuencia y contribuye a redoblar la calidad de la película. Un total de 170 participaciones en películas hacen de este actor madrileño figura indiscutible de nuestro cine.