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La oda a su familia de Maite Joven La oda a su familia de Maite Joven

La oda a su familia de Maite Joven

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Nacho Escuín

En alguno de esos momentos, en alguno de esos viajes y días perdidos en transportes

públicos que diría Roger Wolfe, el amigo de Mario Hinojosa, me asaltó una especie de poema visual de Maite Joven o una foto repleta de poesía sobre su familia que me dejó perplejo y atizó las brasas de algo que llevaba en la cabeza desde hace un tiempo.

Maite Joven es una de las creadoras turolenses con más talento que conozco, escribe como los ángeles y además es prudente y manifiesta una preocupante falta de ego. Pues bien, en ese retrato titulado Familia podía verse o leerse, según como entendamos el híbrido o artefacto, a sus padres en segundo plano. Su madre sentada en un sillón o una mecedora cortaba o adelantaba algo para su posterior cocinado y su padre estaba situado frente a la mesa leyendo con atención lo que fuera. Su hermana Elena, alguien que también goza de ese talento maravilloso que antes mencionaba, miraba fijamente la pantalla de su portátil. Todo allí era armonía, y gracias a las texturas que permite incorporar Instagram, iba acompañada esta storie de la voz de Dolores O’Riordan en la canción Ode to my family de The Cramberries. También pude saber, por la localización que presenta esta aplicación, que la imagen fue tomada en Griegos, uno de esos lugares paradisíacos de la Sierra de Albarracín. Es imposible imaginar una combinación mejor y realmente la escena me afectó y sentí esa punzada en el pecho que solo se da cuando uno se encuentra ante algo que es realmente emocionante.

La canción mencionada forma parte del disco titulado No Need to Ague [No hay necesidad de discutir], segundo trabajo publicado por la banda, que les catapultó al éxito con canciones que se convirtieron pronto en universales como Zombie. La paz que transmite la imagen se acrecienta con la banda sonora seleccionada conformando un todo, una especie de reinterpretación o cover de la propia canción y también de la propia escena capturada. Decía que me generó un impacto significativo la acción poética de Maite Joven, pero en realidad tendría que decir más, podría decir que Maite hizo lo que yo hubiera querido hacer, ella dijo todo lo que yo querría contar en un poema que probablemente no escribiré o no seré capaz de hacerlo.

Hay algo más poderoso que el talento, aunque este ya sea un lujo al alcance de muy pocos. Hay algo que va más allá del trabajo aunque este sea necesario siempre. Se trata de la sensibilidad y de cómo esta se manifiesta, y la verdad es que este bien se tiene o no se tiene, aunque como casi todas las cosas también puede alimentarse y educarse. A menudo nos dejamos llevar por aquello que el mercado presenta ante nuestros ojos y en muchas ocasiones se trata de propuestas que carecen de gran parte de los pilares creativos mencionados. A veces nos dejamos llevar por las campañas de publicidad que aplastan a las propuestas que nacen con cuidado desde lo más pequeño, mimando al detalle cada aspecto del objeto creado. A veces la cultura parece solo existir en los escaparates de las librerías, los suplementos culturales o en las nóminas de los premiados por las editoriales o las instituciones, o qué sé yo. A veces no hay nada como encontrar una preciosa captura de algo que nace por puro instinto creativo y hace que nuestro corazón palpite. No puedo evitar preguntarme si no es exactamente esa la cultura en su más alta expresión, si no es esa su función principal, la de emocionar y hacernos viajar a lugares reales o imaginarios pero siempre hermosos.

Os invito a todos a que leáis lo que Maite Joven escribe, a que busquéis sus relatos de Espejo de tinta publicados por este mismo periódico. Os invito a que rastréis su avatar en las redes –majoven en Instagram- y que os dejéis llevar por esa mirada tan llena de matices, tan repleta de capas y de ternura y sensibilidad. Seguro que encontráis en sus textos y sus retratos ese pinchazo en el corazón que hiere y sana al mismo tiempo.