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El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, acaba de exigir al Gobierno que no baje los impuestos, “no queremos que bajen los impuestos”. Que use el singular, no el plural. Asombroso que el líder de UGT acuchille de esta manera a los trabajadores. Hacienda ha logrado una recaudación récord por el IRPF en 2024. Seguro que no se atreve a preguntar a los afiliados.
El inmovilismo es un parásito muy peligroso. Da por inevitable lo que requiere cambios, a veces profundos. Por ejemplo, en el caso de los sindicatos, que son necesarios, pero no cÓmo se financian y funcionan ahora en España.
Los sindicatos los mantenemos con nuestros impuestos, pues están “regados” por las administraciones. En el período 2020/24 UGT y CCOO han recibido 380,9 millones de euros en subvenciones de diversas administraciones -UGT, sobre todo, 202 millones- , dato de la Intervención General del Estado. Lo pagamos entre todos, vía impuestos, las empresas vía costo de los liberados sindicales, y las cuotas de los trabajadores. No es justo, pero tampoco es fácil desmontar el entramado tejido por los sindicatos.
Hay mucho descontento hacia los sindicatos, por sus silencios clamorosos y servilismo a Pedro Sánchez: los empresarios, enemigo común. También por la ineficacia y falta de exigencia de los liberados sindicales, aunque siempre hay excepciones.
En las relaciones laborales de un trabajador con una empresa o un pequeño comercio, se alude a acudir al sindicato como una amenaza. A veces choca la viabilidad de un pequeño comercio con las peticiones de un trabajador. Una empresa debe contar con que arrimen el hombro propietarios y trabajadores, no enfrentados ni con recelos.
Ha sucedido en una farmacia hace unos días. No es de Teruel, para que nadie elucubre. Una de las cuatro trabajadoras solicitó jornada reducida. Al preguntarle el horario, contestó: “De 10 a 2, de lunes a viernes”. El propietario le dijo que eso no era pensar en el trabajo de todos, porque alguien tenía que entrar a las 9, y sábados, y días de guardia, y prácticamente todos querrían el horario que pedía.
La trabajadora contestó que es lo que le había indicado el sindicato. Unos sindicatos que a veces agitan el individualismo excluyente. Al final, la trabajadora accedió a un horario más asequible para todos, reduciendo jornada.
Pepe Álvarez, el líder de UGT; tenía un salario mensual neto en 2022 de 2.467 euros. No cobra menos ahora. Son décadas en que no sabe lo que son los apuros a fin de mes. Toda una bofetada para los sufridos trabajadores españoles, y sobre todo los parados y los mileuristas. Pepe Álvarez lleva décadas viviendo de los trabajadores. Fue secretario general de UGT en Cataluña desde 1990 hasta 2016, año en que sucedió a Cándido Méndez como secretario general de UGT en España, y en 2021 fue reelegido.
Los sindicatos esconden sistemáticamente el número de liberados, por razones obvias: pasar ocultos. Y más de una vez ha sucedido que una institución pública se ha negado a dar el dato, como fue el caso de la Diputación de Zaragoza hace unos años, y el Gobierno de Aragón en 2009, por ejemplo. Más transparencia es indispensable.