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Premios Personas Mayores Premios Personas Mayores

Premios Personas Mayores

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Javier Arnal

Pienso que es una buena iniciativa la que ha tenido la Consejería de Bienestar Social y Familia de Aragón de convocar la primera edición de los Premios Personas Mayores, pues se merecen los mayores un reconocimiento y estímulo, valorarles más.

Al escribir estas líneas, me he acordado de una anécdota que hará reír al lector, y a mí no me hizo ninguna gracia en su momento: luego, va saliendo a relucir y ayuda a relativizar bastantes opiniones sobre los mayores.

La anécdota en cuestión es que me encontraba jugando al tenis, hace unos 15 años, con un amigo con el que jugábamos semanalmente. Eran partidos disputados y de ahí el atractivo, que el resultado variaba. Los dos, muy competitivos, nada amantes del llamado tenis social. En la pista de al lado, había una niña, de unos 8 o 9 años, peloteando con su padre, y lanzó una de las bolas a la pista que yo estaba jugando. No le importó a la niña ver que estábamos en plena disputa de un tanto, y me dijo: “Oiga, señor, abuelo, ¿puede devolverme la pelota?”. Era la primera vez que alguien me llamaba abuelo, con 51 años. Mi amigo de partido soltó una carcajada, viendo que lo de abuelo no me había gustado nada.

Una sociedad mide su dignidad por cómo trata a los niños

-incluyendo los concebidos- y a los ancianos. Eso tiene muchas consecuencias, algunas de las cuales preferimos ignorar o esconder, pero los argumentos son contundentes: son seres humanos totalmente indefensos o necesitados de ayuda, y en la vejez son un activo.

A veces parece como si se quisiera aparcar a los mayores, porque suponen una carga. En efecto, requieren muchas veces un cuidado especial, que no sólo incluye la enfermedad, sino contar con ellos para las vacaciones, los fines de semana o las celebraciones, es decir, para los momentos entrañables y de felicidad, porque de lo contrario se somatiza en exceso a los mayores, se les excluye poco a poco y ni siquiera se les pide opinión para cuestiones familiares o profesionales: craso error.

El Gobierno de Aragón ha elegido para estos premios a los de 60 años y mayores de esa edad. Quieren potenciar la trayectoria profesional, personal o solidaria, a personas físicas y jurídicas, que destacan por su labor en o para la tercera edad.

Tal vez se podía haber puesto la edad de 65 años, que se admite en ciertos textos. Sucede que se habla de jóvenes hasta los 30 o 35 años -yo no lo hago, hablo de una mujer o un hombre de esa edad, no de joven-, también por cierta inmadurez que fomentamos o consentimos, y ya llamamos mayores a los de 60 años, quedando solamente una franja de unos 30 años para adultos. Algo falla, en mi opinión.

He leído la Orden publicada en el BOA el 1 de octubre. Se nos comunicó a los medios de comunicación el 1 de octubre. Da un plazo de 15 días naturales para presentar candidaturas. Espero que rectifiquen ya este año: que alarguen el plazo hasta el 31 de octubre, pues tenemos dos fines de semana y las fiestas del Pilar antes de que venza el plazo ¡parece mentira que estemos en Aragón, metiendo prisa el primer año, recabando firmas y tramitación, como se especifica en www.aragon.es/tramites! Da un plazo de un mes al jurado, que se puede mantener ampliando la presentación hasta el 31 de octubre, pues los premios se entregan el 10 de diciembre.

Conozco muchas personas que merecen ese premio, muchas entidades que lo merecen. Como ya he dicho, poner los 60 años me parece algo prematuro, pues muchos están en su plenitud profesional y no parece lógico finiquitar su trayectoria. Tampoco se trata de relegar estos premios a los octogenarios. Sentido común y valorar para otras ediciones la edad, la composición del jurado, algún premio a relatos que tenga dotación económica, ¡y ya para este año ampliar el plazo de presentación hasta el 31 de octubre!