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Inmigrantes en Teruel Inmigrantes en Teruel

Inmigrantes en Teruel

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Javier Arnal

Fernando Mora, de Villarquemado, me ha contado en varias ocasiones la emigración de cientos de vecinos de su pueblo a Canadá. Marcó al pueblo y sus gentes. La Operación Bisonte, iniciada en 1957, propició que miles de españoles emigraran a Canadá buscando una vida mejor, cuidando vacas. Huían del hambre y la miseria. Muchos no sabían leer ni ubicar Canadá. De los 1.500 vecinos censados en Villarquemado, emigraron 200: muchos ya no regresaron.

En el artículo Venir a Teruel anunciaba mi intención de tratar la gratitud que tenemos en la provincia de Teruel hacia los extranjeros que han venido a vivir con nosotros, que me parece objetiva y justa. Los turolenses también tuvieron que emigrar.

Comprendo y admiro a los inmigrantes que conozco, porque tomaron la decisión costosa de venirse a España con la familia por motivos de seguridad, dignidad de vida, atención médica, educación y servicios sociales, a veces para poner a salvo en sentido estricto su vida o/y la de sus familiares.

Sigue creciendo el número de extranjeros afiliados a la Seguridad Social en la provincia de Teruel, hay 9.254, el 15,84 % del total. En España casi 3 millones de afiliados.

Más de uno me dice: “España tiene una seguridad estupenda, en mi país hay secuestros y asesinatos, y una calidad de vida digna, impensable en mi país”. Por eso mismo valoran tanto o más que nosotros la vida en la provincia de Teruel, abierta y acogedora, con todas las facilidades para integrarse, y de hecho están bastante o muy integrados. Un amigo me ha dicho que Teruel es un ejemplo de integración extranjera, y coincido.

En una residencia de la tercera edad de Teruel, pregunté por el trato a los ancianos y sus familias. La respuesta de un amigo fue la siguiente: “Todo el personal es muy amable, pues prácticamente todos son hispanoamericanos”. Los trabajos de atención a mayores, en residencias y en domicilios, los están desempeñando extranjeros, porque los españoles -jóvenes y de mediana edad- los rechazan. ¿De verdad piensa alguno que nos están quitando puestos de trabajo?

En los centros escolares de Teruel, sobre todo en la zona del centro de la capital, hay muchos alumnos extranjeros, así como en toda la provincia. No digo demasiados, sino muchos. Si no los hubiera, en estos momentos habría que cerrar aulas y centros escolares, yendo al paro no pocos profesores. Si no tuviéramos 17.000 extranjeros en la provincia -un 12,6% de la población-, empresas, bares, hoteles, tiendas y supermercados no tendrían mano de obra ni habría un consumo como el que hay. Viviendas que compran o alquilan. Tienen niños y son jóvenes. Les damos mucho y nos dan mucho. ¡Todos ganamos!

Ante el gran número de inmigrantes que nos han elegido, es injusta la vinculación genérica a la delincuencia, la desconfianza, o querer aprovecharse de nosotros.

Por supuesto que estoy en contra de cualquier discurso xenófobo, pero es que además pido un respeto hacia esas personas, por muchos motivos, entre otros porque también hay 3 millones de españoles que han hecho estos años las maletas, y muchos emigraron en las décadas de los 50 y 60. Respeto a nuestra historia y nuestra identidad.

El problema de permitir una inmigración como la que está llevando a cabo el gobierno de Pedro Sánchez es que falta orden, control mínimo, y en ese caos se nos cuelan delincuentes que en su país no los quieren. Y unos subsidios acumulados, ¡caos total!

La encuesta realizada por el Instituto 40dB para El País y la Cadena Ser, monográfica sobre inmigración, que se conoció el pasado 8 de octubre, arroja un dato que me parece revelador: se percibe la inmigración como algo positivo en la experiencia personal y con tintes negativos en el ámbito general como una inquietud creciente.

La inmigración ha de tener unas normas razonables. Los de Villarquemado que emigraron a Canadá iban con contrato de trabajo y con unas condiciones. Aprender de otros países y que se apliquen de verdad normas legales en España es imprescindible.