El sábado pasado, 17 de agosto, falleció Germán Reguillo, en Calamocha. En el funeral el sacerdote acabó la homilía aludiendo al lógico dolor, pero también dando gracias a Germán, animando a quedarnos con el recuerdo de su vida. Me removió.
Si hay una cualidad en su vida que a mí siempre me llamó la atención es su empuje, su iniciativa. Tener empuje no es ser brusco ni arrollador, sino promover, crear equipos, dialogar - ¡era un gran conversador! – vibrar. Tenía muchos amigos, gran sensibilidad social e hizo muchos favores.
En la vida hay dos opciones: ser protagonistas de nuestros días, tener proyectos y vida propia, esforzarnos por ayudar; o bien dejarnos llevar por una vida cómoda, rutinaria, con apenas estímulos, confundiendo la vida corriente con una vida chata y mediocre.
Germán no paraba, era un volcán de iniciativas y proyectos, en su vida familiar, profesional, social, y también espiritual, porque era un hombre de fe. Su fe la vivía con naturalidad, en lo cotidiano, sabiendo encontrar lo divino en cada situación ordinaria, para lo cual le ayudó el espíritu del Opus Dei. Se tiene iniciativa cuando hay ideales en el corazón y se cultiva la capacidad de querer: en definitiva, cuando hay interés real.
Político, profesor, escritor, periodista. Empuje: llega a Calamocha en 1956 como Oficial instructor del Frente de Juventudes de la Academia San Roque. Ese mismo año promovió y dirigió el semanario Jiloca, que se difundía con el diario Lucha, hasta su marcha a finales de 1957 a otro destino. En Calamocha conoció a la que sería su esposa, Emma Lacruz.
Ya en esos dos años al frente de Jiloca, con 22 años, facilitó la crítica social, en aquellos años no fácil. Algunos de los que escribían lo hacían con seudónimo. Uno de ellos, mi hermano Sixto, me lo atestigua. Imprescindible el libro de José María de Jaime Lorén Jiloca para conocer a fondo esta apasionante aventura de 1956 a 1963.
Valderrobres, Gerona, Tarragona y Castellón, donde ha vivido casi toda su vida. Subjefe provincial del Movimiento en 1972, diputado provincial. Dirigió durante 25 años el Colegio menor Santa María del Lidón; luego Jefe de patrimonio de una Consellería, y se jubiló siendo asesor jurídico de la Jefatura de Costas.
Empuje: sus libros son un reflejo de rigor histórico, respeto ideológico y apertura intelectual. La plaza de las Monjas -recuerdos de su Segorbe natal-, El Partido Republicano de Castellón (1868-1936) -fruto de su tesis doctoral en Derecho- y Tiempos amargos. La Guerra Civil en Castellón -profundo estudio sobre los represaliados en los dos bandos, con respeto hacia “todas las personas que murieron por sus ideales sin ensuciar su dignidad humana”-, recogen su afán por la historia auténtica, la moderación y el prestigio profesional. Era muy activo, polifacético y laborioso.
Empuje de Germán: en Castellón promovió la asociación Gregal de estudios históricos, colaboró con sus artículos en el Club de Opinión Jaime I, fue profesor de Derecho Político en la Uned, y tenía su tertulia semanal con amigos en el Casino Antiguo. Gracias, Germán, por tu empuje sereno y amable.
Si hay una cualidad en su vida que a mí siempre me llamó la atención es su empuje, su iniciativa. Tener empuje no es ser brusco ni arrollador, sino promover, crear equipos, dialogar - ¡era un gran conversador! – vibrar. Tenía muchos amigos, gran sensibilidad social e hizo muchos favores.
En la vida hay dos opciones: ser protagonistas de nuestros días, tener proyectos y vida propia, esforzarnos por ayudar; o bien dejarnos llevar por una vida cómoda, rutinaria, con apenas estímulos, confundiendo la vida corriente con una vida chata y mediocre.
Germán no paraba, era un volcán de iniciativas y proyectos, en su vida familiar, profesional, social, y también espiritual, porque era un hombre de fe. Su fe la vivía con naturalidad, en lo cotidiano, sabiendo encontrar lo divino en cada situación ordinaria, para lo cual le ayudó el espíritu del Opus Dei. Se tiene iniciativa cuando hay ideales en el corazón y se cultiva la capacidad de querer: en definitiva, cuando hay interés real.
Político, profesor, escritor, periodista. Empuje: llega a Calamocha en 1956 como Oficial instructor del Frente de Juventudes de la Academia San Roque. Ese mismo año promovió y dirigió el semanario Jiloca, que se difundía con el diario Lucha, hasta su marcha a finales de 1957 a otro destino. En Calamocha conoció a la que sería su esposa, Emma Lacruz.
Ya en esos dos años al frente de Jiloca, con 22 años, facilitó la crítica social, en aquellos años no fácil. Algunos de los que escribían lo hacían con seudónimo. Uno de ellos, mi hermano Sixto, me lo atestigua. Imprescindible el libro de José María de Jaime Lorén Jiloca para conocer a fondo esta apasionante aventura de 1956 a 1963.
Valderrobres, Gerona, Tarragona y Castellón, donde ha vivido casi toda su vida. Subjefe provincial del Movimiento en 1972, diputado provincial. Dirigió durante 25 años el Colegio menor Santa María del Lidón; luego Jefe de patrimonio de una Consellería, y se jubiló siendo asesor jurídico de la Jefatura de Costas.
Empuje: sus libros son un reflejo de rigor histórico, respeto ideológico y apertura intelectual. La plaza de las Monjas -recuerdos de su Segorbe natal-, El Partido Republicano de Castellón (1868-1936) -fruto de su tesis doctoral en Derecho- y Tiempos amargos. La Guerra Civil en Castellón -profundo estudio sobre los represaliados en los dos bandos, con respeto hacia “todas las personas que murieron por sus ideales sin ensuciar su dignidad humana”-, recogen su afán por la historia auténtica, la moderación y el prestigio profesional. Era muy activo, polifacético y laborioso.
Empuje de Germán: en Castellón promovió la asociación Gregal de estudios históricos, colaboró con sus artículos en el Club de Opinión Jaime I, fue profesor de Derecho Político en la Uned, y tenía su tertulia semanal con amigos en el Casino Antiguo. Gracias, Germán, por tu empuje sereno y amable.