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Y el burro Y el burro
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Raquel Fuertes

Habrán oído o leído mil veces la fábula del padre, el hijo y el burro que salen a trabajar al campo y que, día tras día, elijan la combinación que elijan, son criticados por quienes les ven pasar. Bajados del burro, ambos subidos, solo el padre, solo el hijo… Nunca la opción es aplaudida de forma unánime, siempre hay motivo para la desaprobación, y al final hay que aceptar que hay que hacer lo que uno considera adecuado porque nunca va a haber consenso sobre nuestras acciones y decisiones.

Esta semana Felipe y Letizia, como otras tantas, han vivido en su propia piel esa oleada de críticas y aplausos sobre un mismo hecho por cuestiones bien variopintas.

Desapareció Felipe de las vacaciones de compromiso en Mallorca rumbo a Colombia para la toma de posesión del nuevo presidente. Aceptó la invitación, pero luego no se levantó ante el paso de la espada de Bolívar, no incluido en el protocolo inicial ni en la simbología patria colombiana, y que para muchos era una ofensa a España.

Por no entrar en lo previsto o porque lo vio como una ofensa, el rey no se levantó. Y han “ardido” las redes. Desde el aplauso (en la línea de “olé tus huevos”) hasta el vilipendio (en la línea “el Borbón no nos representa. República ya”). A estas horas, me muevo entre los expertos en protocolo y los ofendidísimos por la falta de respeto.

Y luego está Letizia. Ahí sí tenemos un asunto de Estado. Con Felipe haciendo las Américas, la reina se queda en casa con las nenas y la suegra y sale a cenar. Nuera ejemplar, del brazo de la suegra, no tuvo en cuenta, sin embargo, las palabras de Carolina Herrera (que en esta columna pinta tanto como Pablo Iglesias, no se equivoquen): las mujeres de 50 (a la reina le quedan días) no podemos llevar minifalda ni el pelo largo (sin comentarios). Pues Letizia se presentó ante los objetivos (de los fotógrafos, los demás somos subjetivos) con su melena, vestido mini y piernas perfectas. Y que digan lo que quieran (lo han dicho). Puestos a no acertar, han hecho lo que les ha venido en gana. Quizás el mejor acierto.