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Un poco más pobre Un poco más pobre

Un poco más pobre

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Raquel Fuertes
Llega diciembre. Apenas se ha dejado sentir el frío, olvidada queda la lluvia y la nieve parece ya atrezo de película de sobremesa. Pero sí hemos sentido el maldito viento y la inminencia del invierno se aprecia en lo gris del paisaje y en lo corto de las tardes.

El año se prepara para la despedida y, haciendo balance, sólo puedo colegir que me siento un poco más pobre. A título personal (y no hablo de dinero) las pérdidas han sido pocas, pero de un valor enorme. De esas que se sienten como una sorda compañía que pesa en el pecho y duele en el alma. Las peores.

En lo profesional, hoy me ha llegado la encuesta de una universidad preguntando por las aptitudes que debería tener un graduado para ser contratado como periodista. Ninguna de las aptitudes (y no me pongo en modo actitud) que me venían espontáneamente a la mente estaban en la nómina propuesta por la universidad. Y es que llegados a este punto en el que sólo hablamos de la inteligencia artificial, quizás deberíamos replantearnos qué le pedimos a la inteligencia humana. Qué podemos seguir proponiéndole para continuar retándonos y, por tanto, evolucionar.

Ahí también me he sentido pobre. O desfasada. O anticuada. O vieja.

Llevo demasiados días oyendo de nuevo “la pandemia” como punto de inflexión, como ese momento que marca un antes y un después. Y así, justo cuando la bolsa recupera los valores previos al maldito bicho, se nos hace más patente en plena fiebre consumista prenavideña que también somos un poco más pobres de bolsillo.

Pero no hay que olvidar (una vez cubiertas las necesidades básicas) otras formas de pobreza social. Vivimos tiempos convulsos. Con guerras demasiado cerca y con necesidad de posicionarnos en conflictos en los que es difícil discernir si hay buenos o siquiera menos malos. Conflictos que sólo nos interesan en tanto puedan afectarnos, pensando más en alinearnos que en parar la guerra, y en los que las miradas perdidas de niños solos o heridos apenas nos hieren la conciencia un minuto. ¿Tal vez seamos menos humanos? Definitivamente, tras 2023 nos quedará la sensación de ser un poco más pobres.