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Raquel Fuertes

Las redes son implacables. Son capaces de rematar a fallecidos cuando aún están de cuerpo presente y de remover odios e inquinas a la vez que los cobardes, escondidos tras el anonimato de una IP, aprovechan para insultar y desahogarse. Hacer leña del árbol caído cuando el que se derrumba no es de “los míos”.

En medio de tanta ponzoña y después de un cese acompañado de despido que aún nos cuesta digerir nos hemos encontrado con un fenómeno inusual en la red: una arrasadora unanimidad de mensajes positivos y alentadores, de estupefacción y de ánimo para acompañar al adiós de este periódico de Chema López Juderías. Cariño personal y respeto profesional es lo que Chema está encontrando en esta amarga despedida. No merece menos. “Me marcho porque me empujan, nunca lo hubiera querido”, decía parafraseando a su admirado Joaquín Carbonell e ilustraba el post con una de esas portadas que han hecho de este periódico algo único.

Llevo más de 30 años vinculada al Diario, los últimos 17 de forma ininterrumpida. Y no puedo estar más agradecida a que, primero Juanjo y después Chema, me dieran la oportunidad de compartir ideas, emociones, opiniones… y, siempre, con total libertad. Nunca nadie me ha vetado un tema. Nunca una consigna ha movido una de mis columnas. Mandase quien mandase. Igual he hablado de política y actualidad que de amor, tristeza, ilusión, desencanto o dudas. Y de las conversaciones con Chema en más de 10 años sólo he podido sacar una conclusión clara de sus filias: es calorista confeso. Y defensor y abanderado de Teruel. Con la dolorosa salida de Chema ha quedado visible algo que habíamos dado por supuesto porque él todo lo hacía fácil: el periodismo de provincias, de los pueblos, de la España que se vacía no sólo es necesario, sino que puede ser brillante, enriquecedor, innovador, vertebrador... Buen periodismo que, además, ofrece un servicio público imprescindible e impagable. Por mucho que ahora lo presenten como un saldo negativo.

Hay cosas que no tienen precio y la labor de Chema y de toda la redacción de Diario de Teruel es mucho más que periodismo. Es territorio. Es libertad. Es oportunidades. Tal vez esta sea mi última columna en el periódico. Tal vez no. Pero hoy, más que nunca, el futuro es lo de menos.

Grande, Chema.