Una de las cosas buenas que tiene este oficio es que uno puede utilizar eufemismos y quedar fetén en vez de pasar por ser un hipocritilla que no llama a las cosas por su nombre. De hecho, matizar, suavizar, querer filtrar las cosas para que no resulten lesivas (o para no parecer un capullo o un tipo cruel) es algo muy humano que figura en la cara opuesta al peligroso y casi siempre inútil sincericidio.
Así que hoy puedo decir que he apurado el tiempo al máximo y que mis compañeros del periódico han tenido una paciencia infinita esperando esta columna en lugar de contar que he llegado por los pelos, que ya me vale después de lustros de escribir semanalmente y que más de un compañero estará en la redacción acordándose de la columnista tardona.
Pero es que en este país se trata de esto: de apurar. Ni de sumar ni de restar ni de dividir. Se trata de esperar hasta el último segundo antes de que se acabe el plazo para todo. La declaración de la renta (excepto si sale a devolver), el trabajo universitario, el informe para el jefe, el fichaje estrella de la temporada (un saludo a los sufridos compañeros de las secciones de deportes) o el cierre de las candidaturas para las elecciones.
De nada sirve haber tenido semanas, meses (en realidad, años) para conocerse y llegar a un acuerdo. Al final todo se resuelve cuando suena la campana. Y siempre me queda la misma duda: ¿en realidad ha sido un paripé y todo el pescado estaba vendido?, ¿o al final han salido con lo puesto en el último minuto? Así, a lo loco, sin pensar, sin negociar concienzuda, razonada y justamente.
A ver, que yo nunca he sido fan de Montero, pero que cuando a alguien le hacen una judiada justo es reconocerlo. “Esto se trata de sumar”. Ay, ay. Cuántas veces hemos oído esa frase acompañada de una asesorada sonrisa focalizando el concepto que todo lo une y que, al tiempo, al final todo lo divide y deja atrás a los incómodos.
Y es que la lealtad es un sentimiento que cada día tiene menos predicamento en una sociedad que cada vez apura más sus plazos para tapar sus carencias, sus faltas y sus defectos. Justo lo que no suma.