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Al fin viernes Al fin viernes

Al fin viernes

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Raquel Fuertes

Suena el despertador y te invade una sensación de alegría. Pasó lo más duro de la semana y puedes recuperar tu tiempo, ese no saber a dónde acudir entre tantos planes que a veces te mata pero que a la vez te resulta imprescindible para reencontrarte contigo. Al menos de viernes a domingo.

No sabes cómo pasó. Poco a poco el estrés se fue instalando en vuestra rutina entre semana y no fue como algo previsto cuando te planteas una carrera profesional sino algo con lo que te encuentras un día cuando al fin te paras. Es tan agotador. Nunca pensaste que llegaría el día en el que sólo desearas descansar y disfrutar de tu tiempo. Y de vuestro tiempo juntos. Pero ha llegado y así esperas vivir sin horarios, sin obligaciones, sin responsabilidades. Sin ambiciones.

En algún momento quizás te planteaste que era un poco triste no aspirar más que a cumplir con tus obligaciones más estrictas para poder reencontrarte después de tantos años de identidad perdida, regresar a la vida en pareja, a la familia y a los amigos. A la risa.

Una situación civilizada, cordial. Sin altibajos. Sin expectativas, pero también sin decepciones ni disgustos. Atrás quedaron los días en los que intentasteis ser los mejores a costa de olvidar lo esencialmente humano. Un desgaste que fue limando la relación hasta dejarla casi en una coexistencia pacífica que desde el punto de vista práctico, funcionaba. Pero no os hacía felices. Aquello pasó.

El fin de semana se hace corto, demasiado breve. Más tiempo libre para compartir, escuchar silencios acompañados de paz y complicidad... Y algún amago de retomar aquella pasión que hoy veis a todas luces imprescindible. Es tan fácil dejar morir los días sin fervor cuando no hay tiempo…

Hay algunos instantes en los que te gustaría volver a sentir la ambición, incluso recuperar el anhelo de luchar por un ascenso. Aunque supondría reencontrarse con el conflicto y los horarios imposibles y sabes que también volverían el estrés, los nervios. El agotamiento. Pero te pueden las ganas de vida, de reencuentro. Más ahora, cuando al fin es viernes, o quizás jueves, y puedes recuperar el pulso de tu día. Cierto. Con algo de esfuerzo, puedes sentir la ilusión.