Voluntarios turolenses en la zona castigada por la dana critican la escasa coordinación
Una veintena de vecinos de Rubielos ayudaron en Paiporta, Catarroja y Chiva“Es una vergüenza. Empezaban a dar avisos de que no bajaran voluntarios, pero es que allí no había nada”, denunció uno de los turolenses que estuvieron ayudando a los vecinos de los pueblos afectados por la dana en las labores de achique, limpieza y desescombro.
“Vas andando por las calles y crees que no es España por el nivel de destrucción que hay”. Una veintena de vecinos de Rubielos de Mora estuvo trabajando durante el fin de semana en Chiva, Catarroja y Paiporta, dos de las localidades más castigadas por el embate del agua. Los turolenses aquejaron la falta de organización en la zona para gestionar la ola de solidaridad de los voluntarios. “Hay gente que ha bajado entre semana también Hay gente que ha estado solo el fin de semana Pero bueno, que ahí ha habido gente toda la semana”, explicó uno de los voluntarios, que prefirió no hacer público su nombre.
Una de las primeras actividades a las que se dedicó el grupo de Rubielos fue a achicar el agua del garaje de una finca. “Estuvimos vaciando de agua un garaje en el que los bomberos habían dejado un metro y medio de agua”, relató el turolense. “Si tiene tres metros de agua, ellos vacían hasta un metro y medio de agua y se largan al siguiente. Entonces si dejas una estructura de cinco o seis plantas con un metro y medio de agua, a los diez días te digo yo dónde va ese edificio”, alertó.
En ese escenario, el grupo de voluntarios de la Sierra de Gúdar no dudó en organizarse en una cadena humana de 80 personas para ir sacando el agua del inmueble. “Rompimos las rejas de una ventana con una azada para sacar por ahí los cubos. Los echábamos al barranco por la parte de atrás. Sacamos sobre todo agua, barro casi no había”, recordó.
Los voluntarios rubielanos lamentaron la escasa organización de los equipos de Protección Civil, cuando “vino un equipo de Protección Civil al garaje en el que estábamos. Nos dijeron que ellos lo habían vaciado. Pusieron una primera bomba que no funcionó y cuando empezaron a trabajar con la segunda, en seguida se quedaron sin gasolina. Nos dijeron que no llevaban más y tuvieron que ponerla a funcionar con el combustible que les fueron trayendo los propios vecinos en garrafas”, dijo, añadiendo que terminaron marchándose. Acto seguido, después de 45 minutos, la cadena humana de cubos de agua volvió a ponerse en marcha hasta retirar casi toda el agua de los bajos, relató el turolense. “Al final, la cadena humana la pararon más de tres cuartos de hora por las dichosas las bombas sin gasolina y sin funcionar. Luego los bomberos, que llevan equipos lamentables, pero la culpa no la tienen ellos”, añadió este voluntario.
También lamentó que los achiques se estén vertiendo al sistema de alcantarillado, que -continuó- empiezan a sufrir obstrucciones por el barro y los restos.
“La gente pide ayuda. Hicimos grupos de cinco o seis personas y nos fuimos cada uno por una calle”, explicó. “Es verdad que comida de comida van bien, al menos los días que hemos estado allí. De hecho, los vecinos te bajan bocadillos y cervezas. La gente se vuelca con los que estamos aquí”, añadió. El voluntario relató cómo junto a una fachada los palés de botellas de agua alcanzaban varios meteros de altura.
Aunque en los primeros momentos este grupo de voluntarios recurrió a elementos de protección como mascarillas o guantes, reconocieron que después terminaron quitándoselos porque se mojaban y resultaba casi imposible trabajar con ellos. “La gente se intenta proteger todo lo posible, pero si quería ir rápido me lo tenía que quietar”, señaló.