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Unos 300 pacientes ya se han beneficiado  de la radiofrecuencia en la Unidad del Dolor Unos 300 pacientes ya se han beneficiado  de la radiofrecuencia en la Unidad del Dolor
El responsable de la Unidad del -Dolor del Hospital Obispo Polanco de Teruel, Fernando Murciano

Unos 300 pacientes ya se han beneficiado de la radiofrecuencia en la Unidad del Dolor

El Obispo Polanco aplica esta técnica desde hace un año, evitando traslados a Zaragoza
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La Unidad del Dolor del Hospital Obispo Polanco de Teruel ha incorporado en el último año nuevas técnicas para mejorar la calidad de vida de las personas con dolor crónico y evitar que tengan que desplazarse a Zaragoza para recibir algunos tratamientos, como ocurría hasta ahora. El servicio quiere continuar en esta línea, ampliar prestaciones a lo largo de los próximos años y convertirse en un centro de referencia.

Desde enero de 2023, está en la cartera de servicios de este centro sanitario la radiofrecuencia, una técnica avanzada para el tratamiento del dolor que se aplica para diferentes patologías como lumbalgias o dolores neuropáticos y ya se han beneficiado unos 300 pacientes que han podido ser atendidos en Teruel.

Además, desde el pasado noviembre se ha incorporado la radiofrecuencia intracanal, para pacientes más complejos.

“Nuestro objetivo principalmente es tener una unidad del dolor como lo que corresponde a este hospital que es un hospital general, entonces mínimo que sea de un nivel 2 y si pudiéramos llegar al nivel 3, mejor. El objetivo final es no mandar gente a Zaragoza, que al paciente le podamos hacer aquí todo lo que se puede hacer en esta unidad, sin tener que desplazarse fuera”, señaló el coordinador de la Unidad del Dolor, el doctor Fernando Murciano.

Para poder ofertar esta terapia que se realiza en quirófano ha sido necesaria la formación de los facultativos para obtener la certificación de la Sociedad Española del Dolor, además en estos momentos, se está tramitando la certificación internacional.

Calidad de vida

El especialista recordó que el dolor crónico tiene una prevalencia del 20 % de la población, una de cada cinco personas lo sufre y, si bien este tratamiento no se aplica a todas los casos, supone una gran mejora en la calidad de vida para muchos pacientes para los que se reduce sensiblemente este síntoma e incluso desaparece.

El doctor Murciano destacó que la radiofrecuencia es coste-efectiva porque disminuye el gasto farmacéutico y se reducen las bajas laborales.

“Muchas veces estas técnicas se las aplicamos a gente joven que está en edad de trabajar y se pueden reincorporar de forma precoz al trabajo y dejan de ser baja laboral”, comentó el doctor Murciano.

Esta ampliación en los tratamientos ha supuesto un paso muy importante en la Unidad del Dolor, pero el equipo quiere continuar mejorando. El siguiente objetivo sería el estimulador de los órganos posteriores del nervio periférico y a partir de enero se quiere solicitar su incorporación.

“En pacientes que tienen un dolor crónico que no mejora o una patología que no es susceptible de mejorar, por ejemplo, con la radiofrecuencia o que se les ha operado y se quedan con dolor, lo que hay que hacer es poner un estimulador de cordones posteriores. Si estimulas los cordones, la médula espinal no es capaz de discernir entre uno y otro, como le están estimulando el dolor y los cordones posteriores, da prioridad a los cordones posteriores. Entonces, notas como una especie de vibración en esa zona de dolor. Son unos estimuladores que pones a nivel del espacio epidural”, explicó el especialista turolense. El doctor Murciano detalló que en Aragón se pone en la Unidad del Dolor del Hospital Clínico; en el servicio de Neurocirugía del Miguel Servet y lo tienen autorizado en el San Jorge de Huesca.

“Desde la Unidad del Dolor de Teruel, lo que nos planteamos es que nosotros tenemos que ser como Huesca. Muchas veces se nos compara, por ejemplo, con Calatayud o con Alcañiz, cuando realmente esos son hospitales comarcales y nosotros somos el general de la provincia. Nuestra idea es tener lo que hay en cualquier hospital general de cualquier provincia de España. Y esto se coloca en Zamora, en Jaén, en Lanzarote...”, señaló el responsable turolense.

La Unidad del Dolor forma parte del Servicio de Anestesiología del Obispo Polanco y hay tres especialistas que la atienden, aunque también hacer otras labores ya que en un hospital pequeño no es posible disponer de un equipo exclusivo.

Fernando Murciano mostró su preocupación por la posibilidad de que se reduzca la plantilla con los procesos de movilidad. Actualmente, hay 14 anestesiólogos, pero hay cinco medias jornadas y podrían quedar vacantes. Cuando esto ocurre, la Unidad del Dolor es la primera afectada porque se priorizan los quirófanos, por ejemplo, para operaciones oncológicas.

Actualmente, la lista de espera para la primera consulta en la Unidad del Dolor está en tres o cuatro meses, si bien los casos urgentes tienen prioridad.

Otra labor que se está llevando a cabo son charlas en los centros de salud para explicar cuáles son los criterios de derivación de pacientes a este servicio.

El doctor Murciano también  comentó que, a medida que va aumentando la complejidad las unidades del dolor deben ser multidisciplinares, con anestesiólogos, médicos rehabilitadores y psicólogo. Sin embargo, reconoció que en Aragón, no hay un psicólogo integrado específicamente y apostó por que este modelo se pudiera ir implementando para mejorar la atención que se presta.

Un equipo específico y un tratamiento que se administra en el quirófano

La radiofrecuencia para el tratamiento avanzado del dolor es una técnica mínimamente invasiva que se administra con un equipamiento médico específico. La fórmula que es ha utilizado en el Hospital Obispo Polanco para disponer de esta técnica ha sido la cesión del aparato por la una casa comercial, a la que se le compran los materiales fungibles.

La radiofrecuencia se aplica en el quirófano para mantener la asepsia y no requiere hospitalización, según explicó el responsable de la Unidad del Dolor del hospital turolense, Fernando Murciano.

Se trata de unas agujas especiales que lo que hacen es pasar una corriente eléctrica por la punta para tratar el nervio causante del dolor.

El especialista señaló que para el éxito del tratamiento es imprescindible un buen diagnóstico por ello se hace la valoración del paciente, la anamnesis, la historia clínica y la exploración con las pruebas de imagen. Asimismo, se opta en ocasiones por hacer un bloqueo diagnóstico para determinar si la radiofrecuencia puede ser la mejor opción.

Se pueden beneficiar de la radiofrecuencia pacientes con casi todo tipo de lumbalgias, dolores neuropáticos, neuralgias del trigémino, hernias discales o artrosis avanzadas.