Una mesa redonda profundiza en el colectivo trans, “una realidad que existe y que no queríamos ver”
Chrysallis organiza un acto en la semana del OrgulloDetrás de la realidad trans hay experiencias vitales intensas, en muchos casos de sufrimiento, tanto de las personas que viven esa catarsis como de su entorno. Este jueves se pudieron conocer algunas de estas experiencias de proximidad en la mesa redonda Con T de Trans organizada por la Asociación de Juventud e Infancia Trans Chrysallis y que se celebró en el pub Flanagans, donde la tarde se cerró con la actuación de Víctor Viruta, un cantautor de referencia en el colectivo LGTBI.
Fran Herrero destacó la participación, un “asistencia que en una ciudad como Teruel es más importante todavía”. Herrero destacó que de las iniciales del colectivo LGTB la T es la más desconocida. El moderador puso el acento en la visibilidad de las personas trans ante una “realidad que o no sabíamos que existía o que no queríamos verla”.
El moderador calificó de “valientes” a los participantes en la mesa redonda porque “en una provincia despoblada como Teruel hay que ser valiente para dar la cara” y apostó por que“cada cual elija su vida como quiera”.
Natalia Álvarez es de Olba recordó las dificultades que tuvo que superar para su cambio de nombre. “Yo no había comenzado ni con las hormonas, que entonces era necesario”, recordó. Pero aún así acudió al Registro para solicitarlo. Un año después llegó la resolución favorable.
Samuel Rubio señaló que durante la pandemia hizo “amigos por internet, donde no pasa nada si hay rechazo”. Rubio coincidió en la “odisea” que supusieron los cambios documentales y cómo vivió con angustia los plazos y que se cuestionara su identidad.
Sobre cómo encajó su grupo de amistades su salida del armario, Rubio relató cómo sus amistades de Internet enseguida empezaron a llamarle por el pronombre adecuado. “Con el grupo de amigos de Teruel no fue tan bien. No fue rechazo directo, pero sí que hubo comentario por detrás o que nunca te tratasen por el pronombre que habías pedido”, recordó, y añadió que ahora tiene otro grupo de amigos en el que sí que se le trata de acuerdo a su identidad.
“Qué complicado es el tema de las amistades”, compartió Natalia Álvarez, que aseguró que sintió “mucha aceptación por la gente nueva que acababa de conocer, mientras que a la gente que me conocía de antes le costó más”.
En su turno de palabra, el cantante Víctor Viruta relató que inició “su transición vital a los 35 años” después de haber intentado “perpetrar” su condición de mujer. Recordó cómo en una fiesta se vistió de Hitler y descubrió que “no quería tener tetas”. Su catarsis fue inmediata y pasó de ser cantautor a cantautore. El tertuliano explicó que, para rizar el rizo, es una persona trans no binaria masculina. “Aunque mi cáscara es masculina, yo por dentro y por fiera no me termino de ver ni como hombre ni como mujer en todo momento”, explicó.
Arancha Palaín, docente e impulsora a de un equipo Diverse en Zaragoza, que estuvo condicionada por la continuidad del profesorado y el apoyo del equipo directivo del centro educativo.
Palaín calificó de “bochornoso” la proliferación de casos de acoso y transfobia. “La mejor prevención es el empoderamiento de los chavales”, dijo.
A propósito de la situación en los centros educativos Natalia Álvarez relató cómo en uno de los institutos en los que estudió se encontró con el problema de que “los baños están adjudicados según el sexo que pone en el DNI”, aunque reconoció que terminó cambiándose en el aseo femenino con la connivencia de sus compañeras. “Pero por las tardes, en otro instituto, seguía viviendo con mi nombre de chico. ¿Qué pasó? Que llega un momento en el que te rayas. Ese año fue muy confuso porque no quería dar explicaciones”, relató.
Por su parte, Rubio apostó por cambiar su nombre en las listas del instituto con el cambio de curso para evitar tener que dar explicaciones. Sin embargo, en la escuela en Madrid en la que ha cursado los últimos estudio “supe que iba a estar a gusto cuando haciendo la matrícula leí que había dos casillas. Una en la que había que escribir el nombre registral y otro por el que quería que se me tratase”, recordó.
Yolanda Muñoz, madre de un chico trans. “Cuando me dijo el año pasado que mi hijo era trans pensé: !Quiero estar a la altura”, recordó. Muñoz sabía que su descendiente había alanzado señales que no habían sabido interpretar y acudió a la Asociación de Juventud e Infancia Trans, Chrysallis.