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Una felicitación de centenario que ha tenido que demorarse casi tres meses Una felicitación de centenario que ha tenido que demorarse casi tres meses
Remedios Herrero, junto a sus hijas y varios de sus nietos, el domingo en Valencia, ciudad donde vive y donde tuvo lugar el reencuentro familiar

Una felicitación de centenario que ha tenido que demorarse casi tres meses

Dos jóvenes de Teruel pueden abrazar por fin a su abuela de cien años en Valencia
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Cruz Aguilar

Remedios Herrero juntó el domingo, por fin, a casi todos sus nietos porque, tras meses separados, los de Teruel pudieron acercarse a felicitarla por su siglo de vida. Cumplió los 100 años el 30 de marzo, en pleno confinamiento, y la gran fiesta que su familia le había preparado quedó aplazada y sin fecha. Ahora, con la cosa más calmada, planean hacerlo para el mes de julio porque todos tienen ganas de volver a juntarse.
Laura Heras  es una de las nietas y reconoce que no pudo evitar darle un gran abrazo a su abuela. Acudió desde Teruel junto a su hermano Juanjo y aprovecharon para ver a otro hermano que tienen en Valencia y a sus primos y tías. La reunión familiar a la abuela Remedios le supo a poco porque faltaban los que para ella son los más importantes: sus 5 bisnietos, que fue por los primeros que preguntó.
En esta primera reunión no hubo niños, pero sí momentos para el recuerdo y la centenaria les explicó que cuando ella nació todavía quedaban coletazos de la denominada gripe española del año 1918. Lo que no esperaba la mujer es que tendría que vivir otra pandemia y esta vez siendo persona de riesgo. 
Remedios Herrero nació en Saelices, Cuenca, y ahora vive en Valencia junto a su hija Sole. Juntas y solas han pasado el confinamiento con el aliciente, como  otros muchos millones de españoles, de salir a aplaudir al balcón y ver desde allí pasar los días y, con ellos, la vida. 
Su cumpleaños fue especial, no porque fuera el número 100, que también, sino porque hizo una videollamada con sus dos hijas, Mari Carmen y Pilar, sus nietos y sus bisnietos. Fue la forma en la que el coronavirus obligó a celebrar un cumpleaños cuyas velas se soplarán con retraso, pero con más ilusión aún si cabe por reunirse toda la familia.
Laura Heras explicó que la abuela puso ayer muy contenta de volver a ver a los nietos y sus primeras preguntas, además de por los bisnietos, fueron sobre el trabajo. “Mi abuela lee la prensa todos los días y sabe la situación que hay, su preocupación era que tuviéramos trabajo todos”, relata Heras, que es la hija de Gerardo, el cuarto hijo de Remedios Herrero, ya fallecido. 
Los familiares de Remedios Herrero prefirieron estar ayer al aire libre y por eso se reunieron en la calle y se fueron todos juntos a tomar algo a una terraza.
Con la visita de ayer la vida de Remedios Herrero ha vuelto a la normalidad puesto que los paseos le devolvieron parte de la rutina cotidiana que tenía antes del Covid-19. Solo le faltaba poder abrazar a los suyos, y ayer se cumplió el deseo que, de haber soplado las velas, sin duda hubiera pedido el pasado día 30 de marzo.