Una exposición rememora al turolense Marcos Mateo, natural de Tronchón y uno de los últimos de Filipinas
Destacó entre los más resistentesUna exposición del Museo del Ejército rememora a los últimos de Filipinas, entre ellos el turolense Marcos Mateo Conesa, que fue uno de los 33 supervivientes y que se destacó por su resistencia y por haber participado en algunas de las operaciones militares que se llevaron a cabo durante los once meses que resistieron en el interior de una iglesia manteniendo su posición. Una charla impartida la semana pasada en el Casino de Teruel revivió la figura de este turolense y de quienes participaron en una gesta que en su época les llevó a ser conocidos como los héroes de Baler, y que con posterioridad ha sido llevada en varias ocasiones al cine.
La exposición se inauguró durante la pasada primavera en el Museo del Ejército de Toledo, y está itinerando por diferentes ciudades españolas, la última de ellas Badajoz, donde se ha podido ver hasta el pasado sábado. A Teruel no ha llegado la muestra pero sí su comisario, Enrique Rontomé Notario, que el pasado jueves impartió una conferencia en el Casino de Teruel para hablar de los héroes de Baler al conmemorarse el 120 aniversario del final de un asedio que tuvo repercusión mediática en todo el mundo.
La charla adquirió en Teruel una importancia especial porque uno de los soldados turolenses destacado en aquella guarnición en un lugar recóndito de las Filipinas era turolense, y porque además de sobrevivir se destacó como uno de los hombres que tuvo una participación más activa y que mejor resistió la dureza del sitio que tuvieron que soportar durante once meses sin saber qué iba ser finalmente de ellos.
La charla se impartió en el Casino de Teruel fruto de la colaboración entre el Círculo de Recreo Turolense y la Subdelegación de Defensa, y atrajo a numeroso público, lo que puso de manifiesto el interés que hechos de la historia de España como la de los últimos de Filipinas despierta entre la gente.
Marcos Mateo Conesa, el turolense que formaba parte del destacamento destinado en Baler en la isla de Luzón del archipiélago filipino, había nacido en 1876 en el municipio de Tronchón, y según cuenta Enrique Rontomé, “fue llamado a filas y le tocó por sorteo unirse al grupo de operaciones de Filipinas”. El conservador del Museo del Ejército precisó que había estado en la campaña anterior en filipinas y que pese a su juventud era ya un veterano combatiente.
De hecho, aunque se sabe poco de él, Rontomé destacó que el de Tronchón “era uno de los que más resistencia física tuvo, y participó en alguna salida que se hizo en la iglesia”.
De los 50 hombres que había en la guarnición sobrevivieron 33, entre ellos Marcos Mateo, quien “regresó con sus compañeros y volvió a establecerse en su pueblo como sombrerero y a trabajar en las tareas del campo; murió en el año 1923”.
“Poco más se sabe”, recalcó el conferenciante, quien aseguró que la exposición que está itinerando por varios municipios españoles y charlas como la impartida en Teruel pretenden sacar del anonimato a los protagonistas de este hecho histórico que hay que verlo como tal, contextualizándolo en su momento y sin pretender hacer lecturas relacionadas con el presente.
Como héroes de Balear se conoce a los supervivientes del destacamento español destinado en la isla de Luzón en las Filipinas que resistió durante casi un año desde finales de 1898 dentro de una iglesia manteniendo la posición frente a los intentos de asalto de los nativos, porque no habían recibido ninguna notificación oficial de que había terminado la guerra y debían deponer la posición.
Condiciones adversas
Los cincuenta españoles que soportaron el asedio durante once meses, entre ellos el turolense, tuvieron una resistencia tan heroica en condiciones tan adversas, que incluso sus enemigos reconocieron su gesta. La exposición y charlas como las del jueves en el Casino de Teruel, pretenden rememorar unos hechos que en su momento dieron la vuelta al mundo, pero sobre todo luchar contra el “desconocimiento de las auténticas razones y circunstancias que se dieron en aquel escenario”.
Películas como Los últimos de Filipinas (1945), de Antonio Román, y la versión más reciente de 2016 dirigida por Salvador Calvo, han construido un imaginario colectivo de lo que vivieron estos españoles en aquel remoto lugar del mundo a finales del siglo XIX. A eso se suma la literatura que existe sobre estos hechos, y en particular el diario que escribió uno de los oficiales que estuvo al frente de la resistencia, Saturnino Martín Cerezo, tras la muerte del capitán y del otro segundo teniente que estaban destinados en la guarnición.
Martín Cerezo publicó en 1904, siendo ya capitán, el libro El sitio de Baler (Notas y recuerdos), que ha sido el documento que ha servido de referencia para la reconstrucción que en el cine y la narrativa se ha hecho de estos acontecimientos. El volumen recoge la fotografía de los 33 supervivientes -en realidad falta un médico al no haber estado presente cuando se tomó la instantánea-, y es el único documento que identifica a cada uno de los héroes de Baler con la indicación de un número escrito sobre el pecho de los fotografiados.
Marcos Mateo, que por un error tipográfico aparece sin la s en su nombre de pila, lleva el número veinte y figura a la izquierda del oficial comandante del destacamento, muy cerca de él.
Ciento veinte aniversario de un asedio que pasó a la historia
El asedio de la guarnición española que resistía en Baler en la isla de Luzón de las Filipinas, perteneciente al batallón de cazadores expedicionarios número 2, duró 337 días, tiempo durante el que permanecieron aislados del resto del mundo sin saber lo que estaba pasando e ignorando que la guerra ya había terminado. A pesar de las noticias que les trasladaban los propios filipinos, desconfiaban de ellas porque creían que era un engaño, y siguieron resistiendo hasta que por fin tuvieron una confirmación oficial, deponiendo las armas tras haber defendido su posición durante once meses en condiciones muy adversas.
Aquellos acontecimientos ocurridos hace más de un siglo se reconstruyen en la exposición itinerante Los héroes de Baler del Museo del Ejército, que reúne 160 piezas originales, algunas de ellas testigos directos.