Un vecino de Celadas se enfrenta a una petición de hasta cinco años de cárcel por arrojar cuatro cachorros a un contenedor
Los hechos ocurrieron en la localidad en el mes de octubre de 2020 y dos de las crías murieron por hipotermiaUn vecino de Celadas se enfrenta a una petición de pena de hasta cinco años de prisión solicitados por la abogada de la protectora de animales Amigo Mío, por varios presuntos delitos de maltratato animal al estar acusado de haber arrojado cuatro cachorros de perro de la raza podenco a un contenedor de basuras, a consecuencia de lo cual murieron dos de ellos por hipotermia. La Fiscalía pide 15 meses de prisión y la defensa la libre absolución, puesto que el acusado niega que fuese él quien se desprendió de los perros y el martes esgrimió la hipótesis de que se los robaron.
El Juzgado de lo Penal de Teruel dejó visto para sentencia este caso de maltrato animal por unos hechos ocurridos en Celadas a finales de octubre de 2020, en plena pandemia, cuando unos niños encontraron en un contenedor de basuras cuatro cachorros recién nacidos que alguien había arrojado en una bolsa de plástico cerrada y lo pusieron en conocimiento de la asociación Amigo Mío.
La protectora dio a conocer el hallazgo al Seprona de la Guardia Civil y las averiguaciones practicadas permitieron identificar a la perra que había parido esos cachorros en una camada de seis crías, y a su propietario, que niega haber sido él quien se desprendió de los animales. Ayer declaró que cuando vio que su perra había parido solo encontró dos, por lo que supone que alguien se los quitó y los pudo tirar al contenedor, puesto que él no lo hizo.
Hipótesis
Es la hipótesis que barajó durante la vista oral el abogado de la defensa, que pidió la libre absolución, frente a las peticiones de cárcel formuladas tanto por el ministerio público como por la acusación particular en representación de la protectora Amigo Mío, que consideran que fue el propietario quien se desprendió de ellos e incurrió en delitos de maltrato animal que están castigados con pena de cárcel por el Código Penal.
La diferencia de penas, que va de los 15 meses que pide el fiscal a los cinco años de prisión que solicita la acusación particular, se debe a que el primero considera que se trata de un delito continuado al ser cuatro cachorros, mientras que la representante legal de Amigo Mío entiende que son cuatro delitos individuales, uno por cada animal maltratado, con lo cual se incrementa la pena.
La Fiscalía calificó los hechos como un delito continuado de maltrato animal y abandono de animales del artículo 337.3, en relación con el artículo 74 del Código Penal, por lo que pidió imponer al acusado 15 meses de prisión e inhabilitación especial de tres años para el ejercicio de profesión que tenga que ver con la tenencia de animales, además de indemnizar a la protectora Amigo Mío.
Maltrato animal
Por su parte, la abogada de la acusación particular calificó los hechos como dos delitos de maltratato animal del artículo 337.1, en el caso de los cachorros que salvaron la vida, con una petición de pena de 12 meses por cada uno de ellos, en total dos años. Además, pidió otros 3 años por sendos delitos de maltrato animal, en el caso de las dos crías que murieron, a razón de 18 meses por cada uno. Esta parte pidió también la inhabilitación especial para tener animales durante cinco años, y la privación del derecho de tenencia y porte de armas por cinco años.
Subsidiariamente, en caso de que la juez considere que se trata de un delito continuado de maltrato animal, como planteó la Fiscalía, la abogada de la acusación pidió la pena de 25 meses de prisión y una multa de 2.700 euros, además de su inhabilitación para tener animales durante tres años, y la privación de portar armas durante otros tres años. También reclamó indemnizar a Amigo Mío con 3.000 euros por los daños morales causados, 2.000 euros por el fallecimiento de los dos cachorros que intentaron rescatar, y 1.000 euros por los que sobrevivieron con lesiones por la hipotermia que sufrieron.
Hijos de Luna
Las pruebas de ADN practicadas pusieron de manifiesto que los cachorros encontrados en el contenedor de basura eran hijos de la perra Luna, propiedad del acusado, y que formaban parte de una camada de seis crías. El acusado en cambio dijo que cuando vio que la perra había tenido cachorros, solo encontró dos con ella, por lo que supone que alguien le quitó los otros cuatro.
En su declaración manifestó que “alguien tuvo que entrar” en el corral donde estaba la perra, y que no denunció porque tampoco se había enterado del supuesto robo de los animales cuando nacieron. Añadió en la vista que si se hubiese querido desprender de los perros los “hubiera llevado a la protectora”. Precisó que se enteró de todo cuando se personó la Guardia Civil en su casa y que a posteriori pensó que tuvo que pasar eso porque “otra cosa no puede caber”, dijo, para concluir argumentando que todo pudo deberse a “chiquilladas”.
Los agentes del Seprona declararon en cambio en el juicio que el acusado les manifestó que había sido él quien se deshizo de los cachorros, y que no constaba en el atestado porque se lo dijo después de estar redactado.
El veterinario que asistió a los cachorros declaró por su parte que los perros no estaban recién nacidos, sino que como mínimo tendrían tres días, lo que sirvió a la Fiscalía y a la acusación para cuestionar lo manifestado por el acusado, en el sentido de que daba vuelta por la perra preñada cada día. Argumentaron en este sentido que no era creíble la versión del robo de los cachorros recién nacidos sin que se enterara.
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