Síguenos
Un 'festín'  de polen entre escarabajos hace entrar el ámbar en los Premios Paleonturología Un 'festín'  de polen entre escarabajos hace entrar el ámbar en los Premios Paleonturología

Un 'festín' de polen entre escarabajos hace entrar el ámbar en los Premios Paleonturología

El trabajado ganador del certamen turolense abre una ventana temporal a hace 99 millones de años
banner click 236 banner 236

Es la primera vez que un trabajo sobre ámbar con bioinclusiones ha sido merecedor del Premio Internacional de Paleontología Paleonturología, que se convoca desde Teruel, y el artículo científico ganador no puede ser más espectacular porque abre una ventana en el tiempo para mostrar el festín de polen que se daba un grupo de escarabajos hace 99 millones de años, en plena era de los dinosaurios. Entre los firmantes hay investigadores españoles, que conocen bien el ámbar de Teruel porque forman parte del equipo que lo lleva estudiando desde hace dos décadas, pero en el caso del trabajo premiado las piezas son de Myanmar, el paraíso mundial de la resina fosilizada con incrustaciones de insectos y otros animales en su interior.

El fallo de este premio de gran prestigio en el ámbito de la paleontología se dio a conocer a final de año como es tradicional, y los autores, además del premio en metálico dotado con 3.000 euros, deberán hacer una edición divulgativa del artículo científico premiado, que publicará la Fundación Dinópolis a finales de 2022.

Será la primera vez que la temática del ámbar se incorpore a la serie ¡Fundamental!, una colección de libros sobre paleontología editada por la Fundación Dinópolis de la que hasta ahora se han publicado 32 títulos, de los cuales una buena parte corresponden a las versiones divulgativas de estos premios, de los que de momento se han celebrado diecinueve ediciones.

Paleonturología es un premio internacional que se creó en Teruel para reconocer los mejores artículos sobre paleontología publicados durante el último año en las revistas científicas de todo el mundo, y hasta la fecha han concurrido más de 350 artículos desde la primera edición, en los que han participado más de mil investigadores de todo el mundo. Creado y convocado por la Fundación Dinópolis, cuenta con la colaboración de la sociedad gestora de Dinópolis y de Caja Rural de Teruel.

En la última edición, que se falló el pasado 22 de diciembre, optaron al premio 16 artículos firmados por 78 autores de países de prácticamente todos los continentes como Alemania, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Madagascar, Países Bajos y Reino Unido, así como de España.

Artículo premiado

El premio recayó en un artículo que firman paleontólogos españoles, alemanes, norteamericanos y chinos, titulado Generalist Pollen-Feeding Beetles during the Mid-Cretaceous, que como indica su título en inglés trata sobre escarabajos que se alimentan de polen en el Cretácico Medio. Publicado en la revista iScience, es un trabajo muy goloso sobre el papel desarrollado por los escarabajos en la polinización de las plantas, antes y después de que apareciesen las flores.

Es una investigación que destaca tanto  por los materiales que estudia, ámbar de primera calidad de Myanmar con numerosas bioinclusiones de escarabajos y polen, como por las conclusiones a las que llega, que colocan una vez más a los investigadores españoles de ámbar en primera línea científica internacional, como ya han demostrado con trabajos como el que publicaron a finales de año con la Fundación Dinópolis en la revista eLife sobre el doble yacimiento de ámbar y huesos de Ariño.

David Peris, como primer firmante del artículo ganador de Paleonturología, Xavier Delclós, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universitat de Barcelona, y Eduardo Barrón, del IGME, son algunos de los estudiosos del ámbar en España que firman el trabajo sobre la resina fosilizada de Myanmar, junto a los paleontólogos Conrad C. Labandeira, Jes Rust y Bo Wang.
 

El paleontólogo David Peris buscando en piezas de ámbar durante su estancia en China en 2019


Peris, que es investigador de la Universitat de Barcelona, destaca lo espectacular de las piezas estudiadas porque constituyen una ventana en el tiempo de cómo se comportaban unos insectos en la era de los dinosaurios, y el papel que desempeñaron en la expansión de la flora gracias a su función polinizadora.

El primer autor incide en este sentido en que no es nada habitual encontrar fósiles que describan aspectos del comportamiento animal, en este caso relacionados con la polinización. Lo que encontraron en cuatro piezas de ámbar de hace 99 millones de años fueron escarabajos atrapados en resina fosilizada con abundantes restos de polen.

En tres de las piezas, los granos de polen a los que están asociados los escarabajos, puesto que los transportaban adheridos a su cuerpo, todos ellos de la familia Kateretidae, son de plantas gimnospermas, es decir, sin flores, que son más antiguas que las angiospermas, que son las que tienen flores.

Nenúfares


En la cuarta pieza, el polen que se encontró fosilizado en ámbar era de nenúfares, unas plantas acuáticas muy primitivas que tienen flores. Eso quiere decir, según Peris, que estos escarabajos se alimentaban inicialmente de los granos de polen de plantas sin flores, pero que cuando comenzaron a irrumpir las angiospermas, estas se convirtieron en un nuevo alimento para ellos.

El científico sostiene, y así lo fundamenta el artículo ganador del premio Paleonturología, que estos coleópteros acabaron por adaptarse rápidamente al nuevo recurso alimenticio de las flores y contribuyeron a su expansión a través de su función polinizadora. Los científicos inciden en la gran ventaja evolutiva que supuso esa adaptación de los escarabajos para la polinización de las plantas con flores, estableciendo una relación de mutualismo entre ambos, ya que hoy día no existen descendientes de esa familia asociados a las plantas sin flores.

Las cuatro excepcionales piezas de ámbar que han permitido llegar a estas conclusiones tienen un grado de conservación espectacular y permiten visualizar una escena ocurrida en la era de los dinosaurios, hace 99 millones de años, como si se pudiera abrir una ventana en el tiempo. La resina ha permitido atrapar y congelar la escena con los escarabajos y el polen como eran en vida. Es como asistir al festín que se dieron tanto en plantas gimnospermas como en un nenúfar del que se impregnaron de polen sin ser conscientes, para polinizar así otras flores al acudir a ellas después para seguir alimentándose.

En el artículo científico los paleontólogos argumentan que el origen de la polinización de las plantas con flores entre escarabajos “en esencial para entender no solo las estrategias de polinización tempranas, sino también el rápido éxito de las plantas con flores durante el Cretácico medio”. Todo ello gracias a haber encontrado en la misma ventana temporal, a través de las cuatro piezas de ámbar estudiadas, escarabajos de la misma familia impregnados con polen de gimnospermas y de un nenúfar primitivo, que es una planta con flor.

Es esa particularidad lo que hace único este hallazgo científico, al ser la primera vez que se describe un comportamiento simultáneo en el tiempo nunca antes descrito en la bibliografía científica.

Origen

Para encontrar el origen de este espectacular descubrimientos hay que remontarse a hace una década cuando el primer autor del artículo, David Peris, empezó a hacer el doctorado y decidió entonces especializarse en los escarabajos, que asegura que son el 25% de las especies de seres vivos en el mundo, es decir, que una de cada cuatro es un escarabajo.
 

El primer autor del trabajo, David Peris, en Ariño en busca también de ámbar en este rico yacimiento turolense


Reconoce que hace diez años había poca gente dedicada al estudio de los escarabajos fósiles, y así fue como inició su doctorado bajo la tutela del profesor Xavier Delclós, un referente español e internacional en el estudio de los insectos en ámbar. Fue al final del doctorado cuando descubrieron en ámbar español de Peñacerrada un escarabajo que contenía granos de polen. Fue el primer escarabajo polinizador en el registro fósil del mundo que se publicó en 2017. Esa pieza, junto con otras dos piezas de ámbar encontradas también en España, de una mosca y unos trips, acabaron convertidas en los registros directos de polinización más antiguos del registro fósil conservado en el mundo.

En los tres casos se trataba de polen procedente de plantas antiguas, gimnospermas, y dio origen a la línea de investigación que siguió Peris en Alemania con un proyecto posdoctoral en la Universidad de Bonn, en torno a las estrategias polinizadoras en el registro fósil de los escarabajos.

Durante esa estancia se dedicó a buscar piezas de resina fosilizada que contuviesen escarabajos y granos de polen en contacto. Además de las cuatro publicadas en el artículo ganador de Paleonturología, encontró otras que están pendientes de publicación.

Búsqueda en China

Esa búsqueda de fósiles se llevó a cabo con el grupo chino que ha participado en la investigación a través de Bo Wang, investigador del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing (China). En enero de 2019, Peris visitó esa institución para buscar en sus colecciones.

“Ellos tienen allí bolsas y bolsas de colecciones que han ido adquiriendo durante muchos años, y estoy hablando de cientos de miles de ejemplares”, comenta Peris. Se pasó allí tres semanas revisando colecciones, recopilando material y visitando también a coleccionistas privados, lo que dio lugar al hallazgo.

Peris asegura que la riqueza y cantidad del ámbar de Myanmar solo puede explicarse por el hecho de que haya multitud de personas excavando a diario ese mismo nivel. “Al final es una acumulación muy grande de material y muchísima gente trabajando para extraerlo”, argumenta el científico, quien sostiene que “el número de inclusiones por cantidad de ámbar viene a ser igual, o incluso inferior, que el que tenemos en España, pero claro, un nivel muy rico en ámbar y muchísima gente explotándolo a destajo al final lo que consiguen es una productividad muy elevada”.

El redactor recomienda