Un curso de la UVT sobre ecología analiza los cambios acontecidos en el Sistema Ibérico
Los alumnos estudian las consecuencias del despoblamiento rural y el cambio climáticoLos alumnos de Ecología del despoblamiento rural en el contexto del cambio climático, asistieron a la primera jornada de este curso que organiza la Fundación Universitaria Antonio Gargallo junto a la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel. En esta primera toma de contacto, se abordó el objetivo principal del curso, que en palabras de su director, José Manuel Nicolau Ibarra, profesor titular de la Universidad de Zaragoza, no es otro que “mostrar los cambios que está experimentando la naturaleza en España, concretamente en el Sistema Ibérico, como consecuencia del despoblamiento rural y por otra parte del cambio climático”.
Desde que el ser humano emigró masivamente a las ciudades y abandonó el medio rural, han sido muchos los cambios que se han producido en la naturaleza, pero no todos ellos han sido necesariamente perjudiciales. Concretamente, Nicolau sostiene que ese éxodo rural “no afecta ni positiva ni negativamente”, sino que ha propiciado una situación en la que los bosques y las zonas de matorrales han recuperado vegetación y fauna que en épocas anteriores perdieron a causa del pastoreo o de la explotación agrícola.
“Frente a esa idea que nos venden de que todo está degradado, de que se desertifica España, pues no, la naturaleza tiene vigor para recuperarse tras el despoblamiento, pero esos cambios que se están produciendo a raíz de este fenómeno, se producen con disfunciones”, señala el experto. Esas alteraciones a las que se refiere Nicolau tienen que ver con el aumento de los incendios forestales, el descenso del caudal de los ríos debido a la demanda de agua de la creciente vegetación, las olas de sequía que producen un decaimiento en los bosques, etc. Muchas de ellas incentivadas por el cambio climático.
Nicolau asegura que son esas disfunciones las que se deben corregir. “Para que este cambio sea provechoso para la sociedad es necesario gestionarlo, lo que significa inversión en los montes y en el medio rural”, sentencia el experto.
Desertificación, ¿sí o no?
Junto al director del curso, estuvo también el director e investigador del Centro de Investigaciones sobre desertificación en Valencia, Patricio García-Fayos. El experto coincidió en afirmar que la naturaleza se está recuperando de la desertificación -término equiparable al de degradación- que sufrió hace años. Y añadió que la despoblación debe verse como una oportunidad para devolver la vitalidad a los bosques. No obstante, García-Fayos asegura que si no se invierte para evitar las disfunciones que vienen favorecidas por el cambio climático, la naturaleza está abocada a terminar de uevo en una situación de desertificación.
En el caso concreto de Teruel, Nicolau apuesta por ciertas medidas de inversión en los montes como puede ser “disponer de masas de carrascas, de quejigos, etc. que respondan mejor al cambio climático y a las sequías para prevenir el riesgo de incendios”, señala.
El director del curso quiso, así mismo, lanzar un mensaje para poner en valor todo lo que el medio rural tiene para ofrecer. “La zona rural tiene que tomar conciencia de todo lo que aporta al medio urbano. No solamente aporta los alimentos que produce la agricultura o la ganadería, ni ese espacio de ocio y de recreo que es ahora mismo para la gente de la ciudad, sino que además este medio rural aporta unos servicios a los que llamamos ecosistémicos al conjunto de la sociedad. Servicios como proveernos de agua de calidad que filtran los propios bosques, de oxígeno que respiramos, como controlar las crecidas y las inundaciones, como todo lo que nos da la biodiversidad de la que salen un montón de fármacos y medicinas. Es necesario que el medio urbano valore todo eso y en cierta manera pague por los servicios que ofrece”.