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Tomás Prieto de la Cal, ganadero: “Hay ministros que se callan siendo aficionados a los toros. Son los acomplejados y serlo viviendo en democracia es muy triste” Tomás Prieto de la Cal, ganadero: “Hay ministros que se callan siendo aficionados a los toros. Son los acomplejados y serlo viviendo en democracia es muy triste”
Prieto de la Cal, durante una charla ofrecida en Teruel

Tomás Prieto de la Cal, ganadero: “Hay ministros que se callan siendo aficionados a los toros. Son los acomplejados y serlo viviendo en democracia es muy triste”

“Empresarios y ayuntamientos se están aliviando ante un toro muy serio que anda por el ruedo”
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F.J.B.

Tomás Prieto de la Cal es un tipo moderno en la tradición que no entiende la vida, y por supuesto el toreo, sin valores universales que para él siguen vigentes desde antiguo: Sinceridad, libertad, espíritu de sacrificio, trabajo… Entre esos mimbres se abre a la entrevista un hombre que tiene muy bien asentados los pies sobre el terreno y que gestiona una sangre única en el toro de lida: Veragua.

-Ganadero… ¿de verdad soltaría sus toros en el Paseo de la Castellana de Madrid si se prohíbe la tauromaquia?  

-A ver… Eso lo dije en una entrevista en la que la periodista me puso en un brete que me abocó a esa respuesta. ¿Y si se prohíben los toros?, me dijo. Yo contesté que los echaría a la Castellana. Pero no quiero que esas palabras suenen a amenaza aunque tampoco que parezcan un brindis al sol. 

En realidad hay que decir que el Paseo de la Castellana es un Camino Real y que por ahí discurre el ganado desde antiguo. A eso me refería. Pero digamos que esto sería el último recurso, la última carta en un juego de naipes en la que te jugas ser o no ser. Imagínese que los ganaderos de este país, todos con los problemas que tenemos, decidiéramos echar nuestros animales a la calle. Paralizaríamos la vida de la nación.

-Me habla de problemas… Cómo lo está pasando ante la situación de pandemia que nos ha tocado vivir.

-Es una situación dramática. Fíjese que esto es una actividad en la que se trabaja durante años en la selección y en el mimo del animal para que ahora todos esos productos se vayan directos al matadero. Es dramático. Y yo entiendo que el confinamiento obligara a parar toda actividad en España, pero ahora todos los espectáculos están buscando soluciones menos el toreo… Y hay que dar toros. Hay que agudizar el ingenio. 

Por otro lado hay dos vertientes de esta cuestión que entran en juego. Una es la responsabilidad que asume la Administración a la hora de posibilitar una actividad económica y cultural que es muy importante aunque se estén escudando en la situación para dejar abandonada a su suerte la tauromaquia; y otra más importante que afecta al empresariado taurino que aún no ha decidido echar un paso adelante. 

Tienen que empezar a dar toros, mejor con ayudas de los -yuntamientos, pero darlos aunque no ganen tanto dinero y se hagan ricos en un par de ferias. A lo mejor es que ahora es tiempo de sembrar  para recoger en un futuro próximo. Creo que empresarios y propietarios de plazas se están aliviando ante un toro muy serio que anda ahora por el ruedo.

-Pero entonces hay futuro para el toreo.

-Lo hay. Para el espectáculo y para mi ganadería también. Vuelvo a lo que le he dicho antes. Aquí hay dos actores que deben reflexionar sobre lo que está ocurriendo. A la Administración hay que pedirle ayudas como están haciendo otros sectores culturales y económicos de nuestro país. Y tienen que responder. 

Pero al otro actor, que son los responsables máximos de la Fiesta en este momento, habría que exigirles unión para que en este momento se facilitara la decisión de dar toros como ha ocurrido con el fútbol, por ejemplo. El toreo tiene mucho potencial económico, cultural, histórico… y aquí todo el mundo tiene que poner manos a la obra.  

-Pero el Gobierno no se lo está poniendo precisamente fácil al toreo.

-No se lo está poniendo fácil a nadie y tampoco lo tiene fácil el propio Gobierno. Pero el problema es otro. Hay ministros de este Gobierno que se permiten el lujo de manifestar públicamente su interés en prohibir los toros. Lo digo por la Ministra de Transición, por ejemplo. Mire usted… Estamos en una democracia y eso va contra los valores mismos que la sustentan. 

Imagínese que a otro ministro no le gusta el fútbol y dice de prohibirlo. Sería algo inaudito que con el toreo hasta se ve bien. En Francia hay alcaldes comunistas que respetan a su pueblo y permiten el espectáculo porque lo demanda. Algunos incluso se han aficionado yendo a las plazas por obligación. Pero en Francia sirven al ciudadano. Aquí no. 

Aquí algunos pretenden regresar a la Edad Media o a Troya. Puedo entender que haya ministros que manifiesten ser contrarios al espectáculo pero ahí debe quedar la cosa. Prohibir un espectáculo legal es mucho. Y luego hay ministros que se callan siendo aficionados. Son los acomplejados y serlo viviendo en democracia es muy triste.

-Cambiemos el tercio. ¿Qué tienen de especial sus toros con relación al resto de la cabaña brava?

-Son los únicos ejemplares que quedan de una casta que se remonta trescientos años atrás: Veragua. Claro, todo este tiempo ha condicionado su genética y su comportamiento que es muy distinto al de otros encastes más actuales. Son toros fogosos de salida, rematan mucho, van fuerte a los caballos… Y es verdad que en la muleta pierden cierta acometividad pero esa era la actitud del toro antiguo y yo creo que merece la pena mantener ese sello de distinción que los hace diferentes por antiguos, y que pueden dar otra dimensión del espectáculo no tan encorsetada.

-¿Se pueden considerar sus toros un patrimonio cultural y biológico de la humanidad como lo es el caballo de pura raza inglés, por ejemplo?

-Una cosa es que te guste o no el espectáculo taurino y otra reconocer el patrimonio genético que representa el toro de lidia y dentro de él todas sus razas y encastes. El problema para algunos es el fin para el que está creado este animal que no podría pervivir si no fuera por el espectáculo taurino. Eso es la pura verdad. El toro tiene una grandeza que le viene del Uro africano y europeo, por eso es un patrimonio universal que nunca debería perderse y que es digno de admiración. Pero hay quien no tiene reparo en prescindir del toro y que desaparezca como podrían hacerlo del lince o del águila. A esa gente no hay que tenerla en consideración.

-Pero ese desprecio, en otro sentido, también lo tienen las figuras del toreo hacia sus animales ¿Le molesta que estas figuras no quieran matar sus toros?

-En realidad no me importa. La verdad es que me evito que me den la lata. Pero me molesta por el espectáculo en general. Antiguamente cualquier torero que empezaba lo hacía en espectáculos menores y con ganado más fácil. Pero llegado el momento había que dar la dimensión de uno mismo y enfrentarse a ciertas ganaderías en los lugares más trascendentes. Eso encumbraba a unos y cerraba el paso a otros. Ahora las figuritas de mazapán, como las llama mi madre, no salen ya de un encaste único sino de cuatro ganaderías concretas. Eso va contra la esencia misma del espectáculo. Hay figuras actuales que podrían con cualquier toro… otras no. Ahora imagínese esos toreros poderosos anunciados en grandes plazas con Miura, Palha o mis toros. Removería el espectáculo y devolvería la pasión que antiguamente se vivía por el toreo. No podemos seguir con el plato de lentejas diario. Eso nos aboca a la autodestrucción.

-Oiga, ¿se puede vivir de una ganadería mítica como la suya?

-No. Es imposible. Pero me gustan los toros y el encaste Veragua que yo trabajo. Y también siento la responsabilidad de conservar esta sangre para el futuro. Lo creo importante.

-Entonces las satisfacciones que pueden ofrecerle sus toros no van precisamente por el camino del dinero

-Ni mucho menos. Disfruto en el campo y trabajando en las faenas ganaderas que me apasionan. Seleccionar las reatas, criarlos fuertes y encastados, llevarlos a la plaza para ver cuál es el fruto de un trabajo que dura años... Eso me hace feliz. Y si luego sale un toro que colma tus expectativas es la satisfacción completa. 

-Creo que nunca ha lidiado en Teruel.

-Lo he hecho en Andorra, en Calanda, en Santa Eulalia y hasta en Alcorisa hace ya muchos años en una corrida concurso. Pero en la capital nunca. Y la cosa es que salí muy ilusionado de una charla muy bonita que di en Teruel. Estaba lleno el lugar de aficionados sensibles al espíritu y filosofía del espectáculo que yo tengo. Ojalá algún día pueda llevar mis toros a Teruel y que estos triunfen como sería mi gusto. 

-Para terminar porque sé que le pillo en un andén de estación… ¿Qué futuro le espera al toreo con la carta del animalismo en juego? Fíjese lo que ha dicho Hamilton.

-Yo creo que los toros pervivirán siempre y que un inglés, país enemigo del nuestro por tradición e historia, hable mal del toreo solo demuestra su falta de inteligencia y conocimiento. Yo no me permito hablar de Fórmula 1 porque desconozco absolutamente la materia. Pero la ignorancia y la falta de educación son muy atrevidas. Es como ahora con la moda de derribar estatuas de Colón. Lo hace el inculto y el desconocedor de la historia. ¿Me preguntabas por el futuro? El cáncer está dentro de la Fiesta pero algunos estamos luchando contra él aunque seamos muy pequeños. Aunque fíjate que a Napoleón lo echaron de España cuatro guerrilleros mal contados. Somos débiles pero debemos recuperar la verdad única del treo y alejar esto de montajes y platos de lentejas diarios. 

-Pues yo me permito pedir un plato de rabo de toro con un buen vino del Matarraña. Muchas gracias por su atención, ganadero.