Realización de una cata de los vinos espumosos de Jesús Borrás y Jordi Bayod en Fórnoles
Teruel se postula como polo del emprendimiento rural pese a la pésima conexión a Internet
Empresarios de pueblos de la provincia explican su experiencia a los mandos de sus propios negocios
La provincia de Teruel se postula como polo del emprendimiento rurl, pese a la pésima conexión a Internet que quienes han iniciado aventuras empresariales en el territorio señalan como una de las principales carencias, junto a otros servicios.
La producción artesanal del queso fresco en los hogares de Ojos Negros se remonta a varios siglos atrás. En la actualidad, Verónica Valenzuela y Jesús García, de 32 y 40 años respectivamente, prosiguen con este oficio centenario desde su nueva quesería en este municipio jilocano.
Este proyecto lo comenzaron en 2017. Valenzuela comentó que al principio solo contaron con sus propios medios, es decir, con sus ahorros, y gracias a que Jesús tenía una explotación familiar de ganadería extensiva en Villafranca del Campo de varios centenares de cabras. Al tener ya la ganadería, se aseguraron la materia prima, que es la leche caprina. Al inicio, instalaron unas pequeñas máquinas en casa de los padres de Valenzuela, pero conforme las ventas de los quesos aumentaron, pensaron en construir una planta mayor de producción. Así que decidieron edificar la nueva quesería, pero se encontraron con una circunstancia que la joven relató algo indignada ya que “cuando hicimos el nuevo edificio nos hemos plantado con la obra en medio de la pandemia”.
A finales de 2021, abrieron la nueva sede de la quesería, en ella tienen una sencilla tienda en la parte superior, donde venden sus cuatro producto que son el yogur, el queso semicurado, el queso fresco y la leche pasteurizada. En el sótano se encuentra la moderna y pequeña factoría. Allí transforman la leche recién ordeñada que transportan desde la ganadería en una furgoneta con unos contenedores homologados, en los productos que comercializan. En la actualidad, también reparten sus lácteos a carnicerías y tiendas de la comarca. A su vez envían paquetes a domicilio que les piden por WhatsApp o Facebook, ya que aún no cuentan con una página web.
Su referencia es el queso fresco, cuyo proceso de producción comienza con el filtrado de la leche, después se pasteuriza, y, por último, se enfría. Posteriormente, Valenzuela apostilló que le añaden “cloruro cálcico”, para capturar el suero y que el queso no quede muy seco, por la otra parte queda el cuajo. Una vez que tienen la cuajada en su punto último, la cortan y la separan de la parte líquida que es el suero. El paso final es añadir la sal y darle forma al queso fresco, seguidamente se deja enfriar unas horas y ya estaría listo para el consumo.
La idea que persigue esta joven pareja es continuar con su negocio en Ojos Negros. Para ello su ambición es conseguir que toda la leche que producen de sus animales, la transformen ellos en su nueva planta. Además, buscan expandirse vía online, ya que según Valenzuela es una forma “muy viable” de expandirse. De esta forma podrían llevar sus productos a más lugares. La joven reseñó que “es rentable, aunque la inversión es grande, poco a poco es rentable’
En definitiva, el futuro de los dos está ligado a la quesería. Destacan que para ellos la vida ideal es en el pueblo, ya que es más cómoda, y por ello emprendieron este negocio en el medio rural. Además, cuentan con el reconocimiento de los vecinos de las dos localidades, algo que según afirmó Valenzuela, es esencial para seguir adelante. Por otra parte, la joven emprendedora muestra satisfactoriamente que varios medios de comunicación han acudido a su quesería para conocer su proyecto de emprendimiento.
Según los datos del INE de 2021, la provincia de Teruel cuenta con 134.545 habitantes, la edad media es de 46,6 años, mientras que la media nacional es de 43,8 años, lo que indica que es una región envejecida en el la que el 24,08 % de sus ciudadanos tiene más de 65 años, según el INE de 2021. A este dato hay que sumar que más del 50 % de los turolenses que nacieron en la provincia viven fuera de ella en la actualidad, según datos del INE de 2019.
Estos datos indican que hay poca gente joven en Teruel y menos que esta tenga iniciativas empresariales en los pueblos pequeños, lo común es que los jóvenes turolenses emigren a las provincias colindantes en busca de oportunidades laborales, pero casos como el de Verónica y Jesús, además de los siguientes protagonistas son la excepción a la fuga de población.
Sin salir de Ojos Negros, Sara Sánchez, de 28 años, tras vivir siete años en Teruel ciudad, decidió regresar a su pueblo natal para ser joven agricultura y ganadera. El proyecto que emprendió comprende 250 colmenas de abejas trashumantes, y 50 hectáreas de tierras de cultivo. Sánchez se refirió a que gracias a que está reconocida como joven agricultura por parte del Gobierno de Aragón, dentro del Programa de Desarrollo Rural de Aragón (2014-2022). La DGA le da un porcentaje de los gastos que tiene y le otorga subvenciones por la nueva instalación, pero a cambio tiene la obligación de estar con la explotación durante cinco años. Con la garantía de que esta sea su actividad económica principal.
La familia de la joven siempre había estado relacionada con la actividad apícola, pero este año fue cuando Sánchez comenzó con su atrevido proyecto, para así poder vivir donde siempre ella quiso, es decir, en su pueblo. De momento, solo vende la miel a pequeños comercios o restaurantes de la zona. Su ambición es la venta a través de internet. La joven relató ilusionada que está “poniendo en marcha el diseño gráfico y la identidad de marca para en un futuro próximo venderla online”.
Sara explicó que la miel es un producto que se “comercializa bastante” porque no solo se utiliza para el consumo alimentario, también se caracteriza por ser antibacteriana, antiinflamatoria y antioxidante, además se utiliza en cosméticas para las ceras, por lo que es un negocio muy rentable y con futuro. La idea es hacer propóleos o jaleas naturales en los próximos años.
Apuntó que la miel es una “sustancia natural que elaboran las abejas”, ya que la transforman con las enzimas que tienen en sus cavidades bucales, que luego almacenan en los panales para tener reservas cuando tienen escasez de alimento durante el invierno. En este punto, cuando las abejas tienen todos los panales cerrados, la joven quita la cera que hay en ellos, y así puede extraer la miel. Posteriormente, la filtra para que quede lo más cruda posible, así conservará sus valiosas propiedades. Por último, se deja madurar y se envasa. La joven apicultora aseguró que es un producto que se caracteriza por ser imperecedero.
En definitiva, gracias a este proyecto su futuro va a estar ligado a Ojos Negros. Sánchez confesó ilusionada que está “donde siempre” ha querido estar y ahora con la actividad que desarrolla más.
En el pequeño municipio de Fórnoles de solo 81 habitantes(habitantes (INE 2021) en la comarca del Matarraña. Dos amigos de toda la vida se juntaron para llevar a cabo la receta de un vino espumoso del abuelo de uno de ellos. Así es como nació BayodBorrás, una bodega en pleno Matarraña que no para de crecer desde su apertura.
Hace ocho años, siguiendo la receta de Jesús Bayod, abuelo de Jordi Bayod, uno de los dos socios junto con Jesús Borrás comenzaron con esta aventura.
Su método productivo es artesanal y de manera tradicional siguiendo los pasos del método tradicional de champenoise y la receta del familiar. El proceso se realiza botella a botella. Una vez elaborado, el vino espumoso permanece durante meses en plena oscuridad y con un silencio asombroso. Gracias a una baja temperatura constante, que solo Fórnoles le puede ofrecer, se fermenta y con ello se coloca en punta para que todos los posos que hay en su interior se sedimenten y ya este listo para el consumo. Veinticuatro horas antes de del embotellado se preparan las levaduras, también conocidas como «pie de cuba», que son las que propiciarán la segunda fermentación en botella.
Al principio fueron cinco los amigos en el proyecto, empezaron con 300 botellas el primer año, 1.000 el segundo y con gran aceptación de los consumidores. Hasta que hace dos años y medio, se juntaron Borrás y Bayod para rehabilitar un pajar abandonado y crear así, su bodega de vino espumoso.
Ambos decidieron emprender este negocio en el pueblo con menos habitantes de la comarca del Matarraña debido a que los dos tienes raíces en la localidad. Borrás apuntó que todo el proyecto “tiene mucho sentimiento, cariño y pasión detrás” en referencia a sus familiares.
Aparte de vender cava, se han convertido en una empresa turística de la zona, puesto a que llevan a cabo catas de sus vinos espumosos con productos tradicionales de la zona. Borrás afirmó que tienen “visitas todas las semanas” del año a su nueva bodega.
Entre sus catas, destaca la Trufa experience con un vino espumoso único en el mundo, ya que entre sus ingredientes se encuentra la trufa negra. Gracias a esta iniciativa el primer año fueron finalistas a Mejor Experiencia Turística de Aragón 2020.
Todos sus caldos fueron tasados por uno de los mejores someliers de España, Raúl Igual, propietario del restaurante Yaín de la ciudad de Teruel, quien destacó sobre los demás el vino espumoso con trufa.
Borrás comentó que el negocio es “rentable”, en parte gracias al boca a boca entre los que visitan su bodega. El propietario de BayodBorrás reconoció que desde octubre llevan vendidas más de 4.300 botellas de sus espumosos.
A su vez, reparten sus productos a través de su tienda online que ofertan desde su vistosa página web. Borrás declaró que envían sus vinos espumosos “por toda España” y hasta a “Bélgica”
Ambos ven el cava como un proyecto ilusionante que en un futuro puede llegar a ser su principal actividad económica, debido a que en la actualidad lo compaginan con sus trabajos.
Cristina Espada lleva desde octubre 2019 en Alcorisa llevando a cabo talleres y jornadas a través de la diversión, el arte y la creación propia, que son los tres conceptos de su proyecto.
Su ámbito de acción transcurre por el medio rural de toda la provincia turolense. Su trabajo se basa en formar a negocios en el empoderamiento creativo y la realización de talleres artísticos tanto a niños, como a adultos
Espada confesó que de momento su negocio es “rentable” y que para la expansión de su negocio es clave la conectividad a Internet. La dinamizadora rural destacó que son fundamentales las redes sociales y su página web, porque “de manera gratuita” puede llevar a cabo su promoción y difusión.
Por otra parte, cuenta con una academia en la que imparte sus cursos, de los que destacan Café con Arte y las extraescolares para los más pequeños.
Para octubre, Espada comenzará a ofrecer talleres a los negocios locales sobre empoderamiento creativo y difusión en las redes sociales, además de empezar con formación online.
Dentro de su labor, la dinamizadora rural se encuentra trabajando también en el espacio co-working Alcorisa y en la Era Rural, que es el proyecto de jóvenes emprendedores en el mundo rural. Espada afirmó que “poco a poco” están aumentando los jóvenes que quieren poner en marcha su propio negocio, pero subrayó que es un incremento “lento”.
Cristina Espada señaló que se “ha movido mucho” por toda la comarca para dar a conocer su proyecto. A su vez, el pasado dieciocho de junio llevó a cabo el Dadú Fest en la villa alcorisana caracterizado por ser un festival creativo, social y rural. Durante ese día Espada organizó una subasta benéfica de obras de arte, un mercado de artesanía creativa o un taller de danza, entre otras muchas actividades.
Por último, la dinamizadora rural se declara una firme defensora de la vida en el medio rural turolense.
El lema del proyecto de Beatriz Blasco es elevar tu negocio, vivir con propósito y disfrutar de la vida con entusiasmo. Con estas claves, Blasco decidió abrir en Andorra su propio negocio con el que ayuda a empresas de todo el mundo a seguir hacia delante. También la mentora de negocios, lleva a cabo conferencias relatando sus experiencias laborales.
Blasco apuntó que su trabajo se basa en asesorar y monitorizar negocios que estén relacionados con “el crecimiento personal y el desarrollo espiritual”. Blasco comentó que sobre todo apoya a estos proyectos en las “estrategias”, como pueden ser el marketing, la digitalización, o en el trabajo de la mentalización, en trabajos que contribuyen y aportan a la sociedad.
La mentora de negocios publicó un libro en 2016, titulado Productividad Personal Consciente, en el que incorpora su trayectoria como Ingeniera Industrial, en la Central Térmica de Andorra como en un pyme del municipio minero. Gracias a ello, Blasco arrancó su negocio para así tener una mayor movilidad geográfica y sus propios horarios, así como estar más alineada.
Su labor principal se encuentra a través de Internet desde Andorra, aunque también lleva a cabo conferencias presenciales. En la actualidad está mentorizando a una granja de insectos en el Pirineo navarro, que tiene relación con la ecología, el dinamismo rural y el medio ambiente.
Blasco señaló que decidió emprender el proyecto en la localidad minera debido a que es natal de la villa andorrana. Además, la mentora de negocios apostilló que el medio rural le aporta “tiempo para estar en contacto con la naturaleza” y una mayor “calidad de vida”.
Blasco indicó que el negocio es “rentable” y que cuenta con una plantilla de trabajadores, además de varios colaboradores.
El asesoramiento que lleva a cabo Beatriz Blasco supera fronteras, a parte de apoyar empresas por toda España, también realiza ese trabajo en varios países latinoamericanos. Sobre todo en Colombia, México, Argentina y Chile, por lo que la clave del negocio de Blasco es la promoción online y el trabajo a través de la web. Además, apoya a varios proyectos de la zona de la Sierra de Arcos
Blasco confesó que gracias a ello puede “residir en Andorra” y estar en el medio rural, al que animó a ir a “vivir”.
A unos 75 kilómetros al oeste de Andorra, en Lagueruela, un municipio de tan solo 66 habitantes (INE, 2021), desde hace cuatro años Susana Lahuerta y Andrea Iorga se dedican a la producción de escabechado. Esta tradición familiar se convirtió en su motor económico. Lahuerta especificó que sus “padres siempre tuvieron granjas de conejos” y que recuerda con añoranza el rico escabechado que elaboraba su abuela.
El proyecto comenzó con los escabeches más tradicionales de la zona, que son el de conejo, perdiz y codorniz. El proceso de elaboración de estos productos empieza con el marinado de la carne el día anterior, prosigue con el cocinado a fuego lento, para que así la carne se caramelice en el aceite de oliva, y, por último, se aromatiza con romero, tomillo, ajo o laurel, que son las plantas aromáticas características de la zona. Lahuerta destacó con un tono reivindicativo que los escabechados no llevan “ni colorantes, ni conservantes, ni ningún tipo de aditivos que no sean los naturales”. Además, la emprendedora resaltó que en la actualidad el mercado gastronómico está experimentando un “crecimiento de los productos healthy o saludables”. Es por ello por lo que sus productos están destinados a un público gourmet que este preocupado por la alimentación sana, lo que buscan es que el consumidor sepa identificar el origen y las diferentes etapas de su proceso de producción. Por tanto, quieren que sea un alimento totalmente natural.
En la actualidad, en Lagueruela se encuentra el almacén y el centro donde elaboran los escabeches. Lahuerta apuntó que comercializan sus productos a través de “tiendas gourmet” y gracias a su accesible “página web”. Sus envíos normalmente son todos nacionales, pero afirma que no tendría ningún problema en enviar sus manjares a cualquier parte del mundo. De momento, también surten de sus productos al exigente mercado francés.
Lahuerta relató que las redes sociales han tenido un “papel fundamental” en el desarrollo del negocio gracias a la inversión que han realizado en ellas. Destacó que plataformas como Instagram les permiten crean “una ventana abierta al mundo” desde un pueblo pequeño de Teruel, sin tener que dedicar muchos recursos económicos. Prueba de ello es su vistoso perfil (@conservaslaurelytomilo) que acumula casi 3.300 seguidores y muestra en sus más de 1.000 publicaciones todo lo que ofrecen con los procesos que siguen de elaboración de sus productos.
La empresaria lagueruelana confesó que el proyecto de momento es “rentable.” Hoy en día, están abriendo nuevas líneas de negocio. Por ejemplo, empezaron con las conservas con trufa negra, que producen ellos mismos, y con azafrán, que son dos materias primas tradicionales de la comarca del Jiloca, lo que supone también un reclamo para conocer la gastronomía de la zona. La emprendedora señaló satisfecha la buena “trayectoria” de su empresa pese a la pandemia y este 2022, que entre la guerra y las subidas de precios, de materias primas, Lahuerta apuntó que aún siguen aquí por lo que es un buen síntoma.
Por último, la emprendedora aseguró que vive dónde siempre ha querido “estar”, y señaló que tiene “mayor calidad” de vida que cuando vivía en Zaragoza, ya que, gracias a vivir en este pequeño pueblo, puede volver a casa a comer tras su jornada de trabajo y llevar un ritmo más pausado de vida del que destaca el estar a diario en contacto con la naturaleza.
La provincia de Teruel no quiere morir, prueba de ello son estos emprendedores que apuestan por vivir en el medio rural. Todos ellos echan en falta que haya un mayor número de servicios para que atraer a nuevos pobladores. Para estos empresarios la vida en los pueblos es la ideal y piden a las administraciones que ejecuten medidas para paliar esta sangría demográfica.
La producción artesanal del queso fresco en los hogares de Ojos Negros se remonta a varios siglos atrás. En la actualidad, Verónica Valenzuela y Jesús García, de 32 y 40 años respectivamente, prosiguen con este oficio centenario desde su nueva quesería en este municipio jilocano.
Este proyecto lo comenzaron en 2017. Valenzuela comentó que al principio solo contaron con sus propios medios, es decir, con sus ahorros, y gracias a que Jesús tenía una explotación familiar de ganadería extensiva en Villafranca del Campo de varios centenares de cabras. Al tener ya la ganadería, se aseguraron la materia prima, que es la leche caprina. Al inicio, instalaron unas pequeñas máquinas en casa de los padres de Valenzuela, pero conforme las ventas de los quesos aumentaron, pensaron en construir una planta mayor de producción. Así que decidieron edificar la nueva quesería, pero se encontraron con una circunstancia que la joven relató algo indignada ya que “cuando hicimos el nuevo edificio nos hemos plantado con la obra en medio de la pandemia”.
A finales de 2021, abrieron la nueva sede de la quesería, en ella tienen una sencilla tienda en la parte superior, donde venden sus cuatro producto que son el yogur, el queso semicurado, el queso fresco y la leche pasteurizada. En el sótano se encuentra la moderna y pequeña factoría. Allí transforman la leche recién ordeñada que transportan desde la ganadería en una furgoneta con unos contenedores homologados, en los productos que comercializan. En la actualidad, también reparten sus lácteos a carnicerías y tiendas de la comarca. A su vez envían paquetes a domicilio que les piden por WhatsApp o Facebook, ya que aún no cuentan con una página web.
Su referencia es el queso fresco, cuyo proceso de producción comienza con el filtrado de la leche, después se pasteuriza, y, por último, se enfría. Posteriormente, Valenzuela apostilló que le añaden “cloruro cálcico”, para capturar el suero y que el queso no quede muy seco, por la otra parte queda el cuajo. Una vez que tienen la cuajada en su punto último, la cortan y la separan de la parte líquida que es el suero. El paso final es añadir la sal y darle forma al queso fresco, seguidamente se deja enfriar unas horas y ya estaría listo para el consumo.
La idea que persigue esta joven pareja es continuar con su negocio en Ojos Negros. Para ello su ambición es conseguir que toda la leche que producen de sus animales, la transformen ellos en su nueva planta. Además, buscan expandirse vía online, ya que según Valenzuela es una forma “muy viable” de expandirse. De esta forma podrían llevar sus productos a más lugares. La joven reseñó que “es rentable, aunque la inversión es grande, poco a poco es rentable’
En definitiva, el futuro de los dos está ligado a la quesería. Destacan que para ellos la vida ideal es en el pueblo, ya que es más cómoda, y por ello emprendieron este negocio en el medio rural. Además, cuentan con el reconocimiento de los vecinos de las dos localidades, algo que según afirmó Valenzuela, es esencial para seguir adelante. Por otra parte, la joven emprendedora muestra satisfactoriamente que varios medios de comunicación han acudido a su quesería para conocer su proyecto de emprendimiento.
Población envejecida
Según los datos del INE de 2021, la provincia de Teruel cuenta con 134.545 habitantes, la edad media es de 46,6 años, mientras que la media nacional es de 43,8 años, lo que indica que es una región envejecida en el la que el 24,08 % de sus ciudadanos tiene más de 65 años, según el INE de 2021. A este dato hay que sumar que más del 50 % de los turolenses que nacieron en la provincia viven fuera de ella en la actualidad, según datos del INE de 2019.
Estos datos indican que hay poca gente joven en Teruel y menos que esta tenga iniciativas empresariales en los pueblos pequeños, lo común es que los jóvenes turolenses emigren a las provincias colindantes en busca de oportunidades laborales, pero casos como el de Verónica y Jesús, además de los siguientes protagonistas son la excepción a la fuga de población.
Sin salir de Ojos Negros, Sara Sánchez, de 28 años, tras vivir siete años en Teruel ciudad, decidió regresar a su pueblo natal para ser joven agricultura y ganadera. El proyecto que emprendió comprende 250 colmenas de abejas trashumantes, y 50 hectáreas de tierras de cultivo. Sánchez se refirió a que gracias a que está reconocida como joven agricultura por parte del Gobierno de Aragón, dentro del Programa de Desarrollo Rural de Aragón (2014-2022). La DGA le da un porcentaje de los gastos que tiene y le otorga subvenciones por la nueva instalación, pero a cambio tiene la obligación de estar con la explotación durante cinco años. Con la garantía de que esta sea su actividad económica principal.
Miel
La familia de la joven siempre había estado relacionada con la actividad apícola, pero este año fue cuando Sánchez comenzó con su atrevido proyecto, para así poder vivir donde siempre ella quiso, es decir, en su pueblo. De momento, solo vende la miel a pequeños comercios o restaurantes de la zona. Su ambición es la venta a través de internet. La joven relató ilusionada que está “poniendo en marcha el diseño gráfico y la identidad de marca para en un futuro próximo venderla online”.
Sara explicó que la miel es un producto que se “comercializa bastante” porque no solo se utiliza para el consumo alimentario, también se caracteriza por ser antibacteriana, antiinflamatoria y antioxidante, además se utiliza en cosméticas para las ceras, por lo que es un negocio muy rentable y con futuro. La idea es hacer propóleos o jaleas naturales en los próximos años.
Apuntó que la miel es una “sustancia natural que elaboran las abejas”, ya que la transforman con las enzimas que tienen en sus cavidades bucales, que luego almacenan en los panales para tener reservas cuando tienen escasez de alimento durante el invierno. En este punto, cuando las abejas tienen todos los panales cerrados, la joven quita la cera que hay en ellos, y así puede extraer la miel. Posteriormente, la filtra para que quede lo más cruda posible, así conservará sus valiosas propiedades. Por último, se deja madurar y se envasa. La joven apicultora aseguró que es un producto que se caracteriza por ser imperecedero.
En definitiva, gracias a este proyecto su futuro va a estar ligado a Ojos Negros. Sánchez confesó ilusionada que está “donde siempre” ha querido estar y ahora con la actividad que desarrolla más.
Vino espumoso
En el pequeño municipio de Fórnoles de solo 81 habitantes(habitantes (INE 2021) en la comarca del Matarraña. Dos amigos de toda la vida se juntaron para llevar a cabo la receta de un vino espumoso del abuelo de uno de ellos. Así es como nació BayodBorrás, una bodega en pleno Matarraña que no para de crecer desde su apertura.
Hace ocho años, siguiendo la receta de Jesús Bayod, abuelo de Jordi Bayod, uno de los dos socios junto con Jesús Borrás comenzaron con esta aventura.
Su método productivo es artesanal y de manera tradicional siguiendo los pasos del método tradicional de champenoise y la receta del familiar. El proceso se realiza botella a botella. Una vez elaborado, el vino espumoso permanece durante meses en plena oscuridad y con un silencio asombroso. Gracias a una baja temperatura constante, que solo Fórnoles le puede ofrecer, se fermenta y con ello se coloca en punta para que todos los posos que hay en su interior se sedimenten y ya este listo para el consumo. Veinticuatro horas antes de del embotellado se preparan las levaduras, también conocidas como «pie de cuba», que son las que propiciarán la segunda fermentación en botella.
Al principio fueron cinco los amigos en el proyecto, empezaron con 300 botellas el primer año, 1.000 el segundo y con gran aceptación de los consumidores. Hasta que hace dos años y medio, se juntaron Borrás y Bayod para rehabilitar un pajar abandonado y crear así, su bodega de vino espumoso.
Ambos decidieron emprender este negocio en el pueblo con menos habitantes de la comarca del Matarraña debido a que los dos tienes raíces en la localidad. Borrás apuntó que todo el proyecto “tiene mucho sentimiento, cariño y pasión detrás” en referencia a sus familiares.
Aparte de vender cava, se han convertido en una empresa turística de la zona, puesto a que llevan a cabo catas de sus vinos espumosos con productos tradicionales de la zona. Borrás afirmó que tienen “visitas todas las semanas” del año a su nueva bodega.
Entre sus catas, destaca la Trufa experience con un vino espumoso único en el mundo, ya que entre sus ingredientes se encuentra la trufa negra. Gracias a esta iniciativa el primer año fueron finalistas a Mejor Experiencia Turística de Aragón 2020.
Todos sus caldos fueron tasados por uno de los mejores someliers de España, Raúl Igual, propietario del restaurante Yaín de la ciudad de Teruel, quien destacó sobre los demás el vino espumoso con trufa.
Borrás comentó que el negocio es “rentable”, en parte gracias al boca a boca entre los que visitan su bodega. El propietario de BayodBorrás reconoció que desde octubre llevan vendidas más de 4.300 botellas de sus espumosos.
A su vez, reparten sus productos a través de su tienda online que ofertan desde su vistosa página web. Borrás declaró que envían sus vinos espumosos “por toda España” y hasta a “Bélgica”
Ambos ven el cava como un proyecto ilusionante que en un futuro puede llegar a ser su principal actividad económica, debido a que en la actualidad lo compaginan con sus trabajos.
Dinamización rural
Cristina Espada lleva desde octubre 2019 en Alcorisa llevando a cabo talleres y jornadas a través de la diversión, el arte y la creación propia, que son los tres conceptos de su proyecto.
Su ámbito de acción transcurre por el medio rural de toda la provincia turolense. Su trabajo se basa en formar a negocios en el empoderamiento creativo y la realización de talleres artísticos tanto a niños, como a adultos
Espada confesó que de momento su negocio es “rentable” y que para la expansión de su negocio es clave la conectividad a Internet. La dinamizadora rural destacó que son fundamentales las redes sociales y su página web, porque “de manera gratuita” puede llevar a cabo su promoción y difusión.
Por otra parte, cuenta con una academia en la que imparte sus cursos, de los que destacan Café con Arte y las extraescolares para los más pequeños.
Para octubre, Espada comenzará a ofrecer talleres a los negocios locales sobre empoderamiento creativo y difusión en las redes sociales, además de empezar con formación online.
Dentro de su labor, la dinamizadora rural se encuentra trabajando también en el espacio co-working Alcorisa y en la Era Rural, que es el proyecto de jóvenes emprendedores en el mundo rural. Espada afirmó que “poco a poco” están aumentando los jóvenes que quieren poner en marcha su propio negocio, pero subrayó que es un incremento “lento”.
Cristina Espada señaló que se “ha movido mucho” por toda la comarca para dar a conocer su proyecto. A su vez, el pasado dieciocho de junio llevó a cabo el Dadú Fest en la villa alcorisana caracterizado por ser un festival creativo, social y rural. Durante ese día Espada organizó una subasta benéfica de obras de arte, un mercado de artesanía creativa o un taller de danza, entre otras muchas actividades.
Por último, la dinamizadora rural se declara una firme defensora de la vida en el medio rural turolense.
Mentora de negocios
El lema del proyecto de Beatriz Blasco es elevar tu negocio, vivir con propósito y disfrutar de la vida con entusiasmo. Con estas claves, Blasco decidió abrir en Andorra su propio negocio con el que ayuda a empresas de todo el mundo a seguir hacia delante. También la mentora de negocios, lleva a cabo conferencias relatando sus experiencias laborales.
Blasco apuntó que su trabajo se basa en asesorar y monitorizar negocios que estén relacionados con “el crecimiento personal y el desarrollo espiritual”. Blasco comentó que sobre todo apoya a estos proyectos en las “estrategias”, como pueden ser el marketing, la digitalización, o en el trabajo de la mentalización, en trabajos que contribuyen y aportan a la sociedad.
La mentora de negocios publicó un libro en 2016, titulado Productividad Personal Consciente, en el que incorpora su trayectoria como Ingeniera Industrial, en la Central Térmica de Andorra como en un pyme del municipio minero. Gracias a ello, Blasco arrancó su negocio para así tener una mayor movilidad geográfica y sus propios horarios, así como estar más alineada.
Su labor principal se encuentra a través de Internet desde Andorra, aunque también lleva a cabo conferencias presenciales. En la actualidad está mentorizando a una granja de insectos en el Pirineo navarro, que tiene relación con la ecología, el dinamismo rural y el medio ambiente.
Blasco señaló que decidió emprender el proyecto en la localidad minera debido a que es natal de la villa andorrana. Además, la mentora de negocios apostilló que el medio rural le aporta “tiempo para estar en contacto con la naturaleza” y una mayor “calidad de vida”.
Blasco indicó que el negocio es “rentable” y que cuenta con una plantilla de trabajadores, además de varios colaboradores.
El asesoramiento que lleva a cabo Beatriz Blasco supera fronteras, a parte de apoyar empresas por toda España, también realiza ese trabajo en varios países latinoamericanos. Sobre todo en Colombia, México, Argentina y Chile, por lo que la clave del negocio de Blasco es la promoción online y el trabajo a través de la web. Además, apoya a varios proyectos de la zona de la Sierra de Arcos
Blasco confesó que gracias a ello puede “residir en Andorra” y estar en el medio rural, al que animó a ir a “vivir”.
Escabechados
A unos 75 kilómetros al oeste de Andorra, en Lagueruela, un municipio de tan solo 66 habitantes (INE, 2021), desde hace cuatro años Susana Lahuerta y Andrea Iorga se dedican a la producción de escabechado. Esta tradición familiar se convirtió en su motor económico. Lahuerta especificó que sus “padres siempre tuvieron granjas de conejos” y que recuerda con añoranza el rico escabechado que elaboraba su abuela.
El proyecto comenzó con los escabeches más tradicionales de la zona, que son el de conejo, perdiz y codorniz. El proceso de elaboración de estos productos empieza con el marinado de la carne el día anterior, prosigue con el cocinado a fuego lento, para que así la carne se caramelice en el aceite de oliva, y, por último, se aromatiza con romero, tomillo, ajo o laurel, que son las plantas aromáticas características de la zona. Lahuerta destacó con un tono reivindicativo que los escabechados no llevan “ni colorantes, ni conservantes, ni ningún tipo de aditivos que no sean los naturales”. Además, la emprendedora resaltó que en la actualidad el mercado gastronómico está experimentando un “crecimiento de los productos healthy o saludables”. Es por ello por lo que sus productos están destinados a un público gourmet que este preocupado por la alimentación sana, lo que buscan es que el consumidor sepa identificar el origen y las diferentes etapas de su proceso de producción. Por tanto, quieren que sea un alimento totalmente natural.
En la actualidad, en Lagueruela se encuentra el almacén y el centro donde elaboran los escabeches. Lahuerta apuntó que comercializan sus productos a través de “tiendas gourmet” y gracias a su accesible “página web”. Sus envíos normalmente son todos nacionales, pero afirma que no tendría ningún problema en enviar sus manjares a cualquier parte del mundo. De momento, también surten de sus productos al exigente mercado francés.
Lahuerta relató que las redes sociales han tenido un “papel fundamental” en el desarrollo del negocio gracias a la inversión que han realizado en ellas. Destacó que plataformas como Instagram les permiten crean “una ventana abierta al mundo” desde un pueblo pequeño de Teruel, sin tener que dedicar muchos recursos económicos. Prueba de ello es su vistoso perfil (@conservaslaurelytomilo) que acumula casi 3.300 seguidores y muestra en sus más de 1.000 publicaciones todo lo que ofrecen con los procesos que siguen de elaboración de sus productos.
La empresaria lagueruelana confesó que el proyecto de momento es “rentable.” Hoy en día, están abriendo nuevas líneas de negocio. Por ejemplo, empezaron con las conservas con trufa negra, que producen ellos mismos, y con azafrán, que son dos materias primas tradicionales de la comarca del Jiloca, lo que supone también un reclamo para conocer la gastronomía de la zona. La emprendedora señaló satisfecha la buena “trayectoria” de su empresa pese a la pandemia y este 2022, que entre la guerra y las subidas de precios, de materias primas, Lahuerta apuntó que aún siguen aquí por lo que es un buen síntoma.
Por último, la emprendedora aseguró que vive dónde siempre ha querido “estar”, y señaló que tiene “mayor calidad” de vida que cuando vivía en Zaragoza, ya que, gracias a vivir en este pequeño pueblo, puede volver a casa a comer tras su jornada de trabajo y llevar un ritmo más pausado de vida del que destaca el estar a diario en contacto con la naturaleza.
La provincia de Teruel no quiere morir, prueba de ello son estos emprendedores que apuestan por vivir en el medio rural. Todos ellos echan en falta que haya un mayor número de servicios para que atraer a nuevos pobladores. Para estos empresarios la vida en los pueblos es la ideal y piden a las administraciones que ejecuten medidas para paliar esta sangría demográfica.